(Sustantivo. Del griego péphto = caer y rópalon = maza, martillo)
Objeto pesado e inverosímil que ha caído del cielo.
Existen numerosas historias según las cuales una gigantesca barra de hielo o de oro, un automóvil, un elefante, un muñeco de piedra o un colosal castillo han caído desde arriba (desde un imposible arriba) a la velocidad de un meteorito y ha dejado cráteres en campos y zonas suburbanas. Para que aparezca un petrópalo, es indiferente si está nublado o no; de hecho, los relatos de asombrados testigos suelen maravillarse de que en el cielo no había "ni una nube", como si la presencia de formaciones tormentosas pudiese explicar la caída de tan extraño objeto. No debe olvidarse, sin embargo, de los batracúmulos: nubes desde las cuales caen batracios. Pero un batracio no es un petrópalo.
Cuando el petrópalo es un objeto que puede haberse formado naturalmente, es posible elaborar alguna compleja hipótesis de ciencia natural para explicar su presencia, como el caso de una barra de hielo. El desafío imposible se da cuando los petrópalos parecen producto de la intervención humana, como en los casos apuntados más arriba de automóviles, muñecos de piedra y castillos. A veces, puede apelarse a la hipótesis de que tales objetos cayeron desde un avión. Sin embargo, fácilmente se puede ver que un castillo no es algo transportable, además del hecho de que la mayoría de estas historias datan de fechas anteriores al invento de cualquier artefacto volador.
Definiciones y términos que no figuran en el diccionario ("Exonario" no figura en el diccionario, pero sí figura en Exonario)
jueves, 31 de enero de 2008
miércoles, 30 de enero de 2008
Quequereco,a
(Adjetivo)
Persona que utiliza un lacónico y agresivo "¿Qué querés?" para dirigirse a quienes se le acercan.
El quequereco no se siente en la obligación de saludar, ni sonreír ni mirar a los ojos a su interlocutor. El quequerés del quequereco es un voseo irrespetuoso y despectivo. No importa si se dirige a un desconocido, a un anciano o a una autoridad: el quequereco se siente en el lugar de quien otorga y quita, de quien decide si se debe o no se debe dar. Para él, todos se acercan a pedir algo, y según su mezquina lógica, está mal que le pidan -aunque esté para atender pedidos o reclamos.
Es común encontrar quequerecos entre los comerciantes, los empleados burocráticos y las/los secretarias/os de los médicos, abogados y contadores.
Persona que utiliza un lacónico y agresivo "¿Qué querés?" para dirigirse a quienes se le acercan.
El quequereco no se siente en la obligación de saludar, ni sonreír ni mirar a los ojos a su interlocutor. El quequerés del quequereco es un voseo irrespetuoso y despectivo. No importa si se dirige a un desconocido, a un anciano o a una autoridad: el quequereco se siente en el lugar de quien otorga y quita, de quien decide si se debe o no se debe dar. Para él, todos se acercan a pedir algo, y según su mezquina lógica, está mal que le pidan -aunque esté para atender pedidos o reclamos.
Es común encontrar quequerecos entre los comerciantes, los empleados burocráticos y las/los secretarias/os de los médicos, abogados y contadores.
martes, 29 de enero de 2008
Nedricto
(Sustantivo. Del latín nego = no y derelictum = abandonado)
Basura o despojo no declarado oficialmente como tal.
Existen ciertos objetos a los que no nos atrevemos a calificar lisa y llanamente de basura, y que guardamos o "dejamos por ahí", a veces con la secreta esperanza de volver a incorporarlo en aquella esfera de la vida de la que fue desafectado. Pero el nedricto tiene pocos destinos: o la muerte por oxcidio, o la valoración como pieza de museo, o la declaración oficial de despojo.
Existen numerosos nedrictos en nuestra vida.
Ejemplos:
Los postes en las calles que antaño llevaban cables y que resisten el paso del tiempo, estoicos e inútiles.
Las grúas herrumbrosas en un puerto abandonado.
Las vías muertas de un ferrocarril.
Los clavos y tornillos doblados y oxidados que sin embargo guardamos en nuestras cajas de herramientas.
Los frascos vacíos.
Los cartuchos de tinta de una impresora después de varios reciclajes.
La ropa en el placard del abuelo fallecido.
Basura o despojo no declarado oficialmente como tal.
Existen ciertos objetos a los que no nos atrevemos a calificar lisa y llanamente de basura, y que guardamos o "dejamos por ahí", a veces con la secreta esperanza de volver a incorporarlo en aquella esfera de la vida de la que fue desafectado. Pero el nedricto tiene pocos destinos: o la muerte por oxcidio, o la valoración como pieza de museo, o la declaración oficial de despojo.
Existen numerosos nedrictos en nuestra vida.
Ejemplos:
Los postes en las calles que antaño llevaban cables y que resisten el paso del tiempo, estoicos e inútiles.
Las grúas herrumbrosas en un puerto abandonado.
Las vías muertas de un ferrocarril.
Los clavos y tornillos doblados y oxidados que sin embargo guardamos en nuestras cajas de herramientas.
Los frascos vacíos.
Los cartuchos de tinta de una impresora después de varios reciclajes.
La ropa en el placard del abuelo fallecido.
lunes, 28 de enero de 2008
Soroboncho
En toda la red, esta palabra sólo se menciona seis veces. Curiosamente, en los blogs de dos amigos a quienes visito diariamente: Polenta con Pajaritos (en esta entrada) y Mantantirulirulá (Aquí y aquí). En todos estos casos, "soroboncho" equivale a "coso" o "monstruosidad aparatosa".
Aquí le daremos otro significado:
Un soroboncho es un golpe en la espalda dado con la palma ligeramente ahuecada.
Puede darse en señal de cariño o como masaje; nunca como castigo. El soroboncho sólo puede ser propinado por alguien cercano y querido. El soroboncho de un desconocido no es soroboncho; es la palmada del traidor o del interesado. En el mejor de los casos, es una manera agresiva y poco feliz de acercarse a otra persona.
En una acepción más general, soroboncho es la forma ahuecada de la palma, siempre y cuando con ella se haga alguna actividad que requiere concentración y cierto grado de amor, cariño o familiaridad. Como ilustra la foto, los sorobonchos son muy útiles en la cocina casera.
Aquí le daremos otro significado:
Un soroboncho es un golpe en la espalda dado con la palma ligeramente ahuecada.
Puede darse en señal de cariño o como masaje; nunca como castigo. El soroboncho sólo puede ser propinado por alguien cercano y querido. El soroboncho de un desconocido no es soroboncho; es la palmada del traidor o del interesado. En el mejor de los casos, es una manera agresiva y poco feliz de acercarse a otra persona.
En una acepción más general, soroboncho es la forma ahuecada de la palma, siempre y cuando con ella se haga alguna actividad que requiere concentración y cierto grado de amor, cariño o familiaridad. Como ilustra la foto, los sorobonchos son muy útiles en la cocina casera.
viernes, 25 de enero de 2008
Adhoquín
(Adj. En femenino no cambia de desinencia: "Esa mujer es una adhoquín". De la expresión latina ad hoc = para el caso, para esto. Se la puede encontrar también en la forma "adhocquín")
Persona que utiliza con excesiva frecuencia argumentos poco verosímiles o difíciles de corroborar sólo para salir de un apuro o para ganar una discusión perdida.
La semejanza sonora con "adoquín" no es casual: se suele llamar "adoquín" a alguien terco, duro y con pocas luces. El adhoquín es un adoquín, pues defiende a capa y espada su argumento y jamás admite la derrota. Amigo de las discusiones, perpolémico y fastidioso, el adhoquín nunca se da por vencido y vulnera los principios básicos de una discusión constructiva. Multiplica ejemplos y situaciones para "embarrar la cancha" de la argumentación, de manera tal que su oponente se vea obligado a justificar cada uno de los ejemplos dados. Por lo general, la discusión con un adhoquín no avanza; cada afirmación por leve que sea es puesta en duda con objeciones que, a veces, son disparatadas y desbaratan el sentido del diálogo.
Ejemplos de diálogo con un adhoquín:
X- Todos los objetos del universo están compuestos por átomos
Adhoquín- Pero, ¿cómo lo sabés? ¿Has comprobado cada uno de los objetos para saberlo? ¿Has visto alguna vez un átomo? Porque yo leí en una revista que los átomos son una hipótesis, nada más.
X- Bueno, según la revista Science, volumen 32, del año 1967, de acuerdo al estudio de espectros luminosos se puede corroborar que las estrellas más lejanas están compuestas de combinaciones de los mismos elementos que podemos encontrar en la Tierra.
Adhoquín - Sí, bueno, pero en una de esas los espectros están equivocados. Además, el estudio es bastante viejo y no se puede confiar en algo que tiene tantos años. Y, por otra parte, ¿vos estuviste ahí para hacer la comprobación, o confiás en lo que dice la revista? Podría ser un engaño, ¿no? Además, ¿cómo sabés que hay estrellas lejanas? ¿No podría ser un espejismo o una alucinación?
Los filósofos pueden convertirse fácilmente en adhoquines.
Persona que utiliza con excesiva frecuencia argumentos poco verosímiles o difíciles de corroborar sólo para salir de un apuro o para ganar una discusión perdida.
La semejanza sonora con "adoquín" no es casual: se suele llamar "adoquín" a alguien terco, duro y con pocas luces. El adhoquín es un adoquín, pues defiende a capa y espada su argumento y jamás admite la derrota. Amigo de las discusiones, perpolémico y fastidioso, el adhoquín nunca se da por vencido y vulnera los principios básicos de una discusión constructiva. Multiplica ejemplos y situaciones para "embarrar la cancha" de la argumentación, de manera tal que su oponente se vea obligado a justificar cada uno de los ejemplos dados. Por lo general, la discusión con un adhoquín no avanza; cada afirmación por leve que sea es puesta en duda con objeciones que, a veces, son disparatadas y desbaratan el sentido del diálogo.
Ejemplos de diálogo con un adhoquín:
X- Todos los objetos del universo están compuestos por átomos
Adhoquín- Pero, ¿cómo lo sabés? ¿Has comprobado cada uno de los objetos para saberlo? ¿Has visto alguna vez un átomo? Porque yo leí en una revista que los átomos son una hipótesis, nada más.
X- Bueno, según la revista Science, volumen 32, del año 1967, de acuerdo al estudio de espectros luminosos se puede corroborar que las estrellas más lejanas están compuestas de combinaciones de los mismos elementos que podemos encontrar en la Tierra.
Adhoquín - Sí, bueno, pero en una de esas los espectros están equivocados. Además, el estudio es bastante viejo y no se puede confiar en algo que tiene tantos años. Y, por otra parte, ¿vos estuviste ahí para hacer la comprobación, o confiás en lo que dice la revista? Podría ser un engaño, ¿no? Además, ¿cómo sabés que hay estrellas lejanas? ¿No podría ser un espejismo o una alucinación?
Los filósofos pueden convertirse fácilmente en adhoquines.
jueves, 24 de enero de 2008
Oxcidio
(Sust. Del latín [éste a su vez del griego homónimo] oxys = ácido y -caedere = matar. También se lo puede encontrar en las formas "oxidio" y "oxicidio")
Dejar que algo se destruya lentamente por la corrosión, el abandono, la erosión y el descuido.
Literalmente, el término se aplica a objetos de hierro. Pero puede utilizarse para cualquier situación en la cual la falta de intervención va degradando alguna cosa de manera imperceptible: el campo sin arar y sin cuidar, ciertas relaciones humanas, los proyectos abortados y los sueños no cumplidos. En estos casos, se aplica la noción de "oxcidio" metafóricamente, para indicar una "muerte lenta por rigidificación o endurecimiento paulatino"
La percatación del oxcidio en alguna esfera de la vida es casi siempre acompañada de una enorme angustia y melancolía, pues esta muerte lenta es indecorosa, deja un cadáver con el que uno se topa continuamente y suele ser irreversible. Aunque puede haber excepciones.
Todos, en cualquier edad de nuestra vida, hemos dejado que ciertos proyectos se abandonen en el oxcidio.
Dejar que algo se destruya lentamente por la corrosión, el abandono, la erosión y el descuido.
Literalmente, el término se aplica a objetos de hierro. Pero puede utilizarse para cualquier situación en la cual la falta de intervención va degradando alguna cosa de manera imperceptible: el campo sin arar y sin cuidar, ciertas relaciones humanas, los proyectos abortados y los sueños no cumplidos. En estos casos, se aplica la noción de "oxcidio" metafóricamente, para indicar una "muerte lenta por rigidificación o endurecimiento paulatino"
La percatación del oxcidio en alguna esfera de la vida es casi siempre acompañada de una enorme angustia y melancolía, pues esta muerte lenta es indecorosa, deja un cadáver con el que uno se topa continuamente y suele ser irreversible. Aunque puede haber excepciones.
Todos, en cualquier edad de nuestra vida, hemos dejado que ciertos proyectos se abandonen en el oxcidio.
miércoles, 23 de enero de 2008
Ayaycito
(De la onomatopeya ay = grito de dolor. Se pronuncia "aiaicito")
En consonancia con la onomatopeya que le da origen, "ayaycito" se utiliza como una forma afectada y cariñosa de decirle a un tercero "esto que haces me provoca un poco de dolor, pero debes continuar haciéndolo" , aun cuando de hecho no provoque dolor. Casi siempre se la enuncia con una tonada lastimera, alargando la "o" final.
El ayaycito es una expresión -casi siempre femenina- de fingida histeria ante el acercamiento sexual de algún pretendiente.
En consonancia con la onomatopeya que le da origen, "ayaycito" se utiliza como una forma afectada y cariñosa de decirle a un tercero "esto que haces me provoca un poco de dolor, pero debes continuar haciéndolo" , aun cuando de hecho no provoque dolor. Casi siempre se la enuncia con una tonada lastimera, alargando la "o" final.
El ayaycito es una expresión -casi siempre femenina- de fingida histeria ante el acercamiento sexual de algún pretendiente.
martes, 22 de enero de 2008
Eurótico, a
(Conjunción de Europa y erótico,a)
1. Hombre o mujer que encuentra atractivos/as a los europea/os por el solo hecho de ser europeos/as. "Mirá qué fuerte está esa mina; es alemana" ; "Es morocha, pero no es una negrita cualquiera, es francesa"
2. Persona seducida por todo lo que proviene de Europa.
1. Hombre o mujer que encuentra atractivos/as a los europea/os por el solo hecho de ser europeos/as. "Mirá qué fuerte está esa mina; es alemana" ; "Es morocha, pero no es una negrita cualquiera, es francesa"
2. Persona seducida por todo lo que proviene de Europa.
lunes, 21 de enero de 2008
Dianogreca
(Sustantivo femenino. Del griego diánoia = pensamiento discursivo y grégora = rápido, veloz)
Rápida concatenación de hipótesis para explicar un suceso complejo que requiere inmediata y consistente fundamentación.
Existen circunstancias complejas en las que no es fácil determinar cómo se concatenaron los hechos para desembocar en ese preciso suceso. La dianogreca se da en situaciones de indeterminación o vaguedad conceptual en la que, a pesar de la poca claridad de las nociones involucradas, se requiere una respuesta unívoca, consistente y clara. No es fácil de lograr, y normalmente requiere de cierta perspicacia y experiencia.
Un caso judicial que requeriría la intervención de la dianogreca nos lo acercó la lectora Gabrielaa en este link.
Existen casos en la vida de una persona que exigen el uso de la dianogreca. Son particularmente llamativos aquellos relacionados con lo paranormal y el ocultismo. Demos un ejemplo:
Juan ve una figura fantasmal que flota en su dormitorio. En este momento, elabora rápidamente una multitud de hipótesis para dar cuenta de ese fenómeno y explicarlo de manera consistente. Si Juan no cree en los fantasmas, tratará de esforzarse por encontrar las hipótesis que le sirvan para llegar a alguna de las siguientes conclusiones: "fue un reflejo", "fue una alucinación"
Las personas obsesivas utilizan la dianogreca de manera magistral y eficaz, pero por lo general -como es propio de las conductas obsesivas- sólo la enfocan en determinados rubros que son objeto de su obsesión: si un hombre ve un pelo negro sobre la cama, elabora rápidamente miles de hipótesis para concluir que su mujer lo engaña con un morocho. Si X siente un dolor inesperado e inexplicable en la rodilla, elaborará todas las hipótesis que le lleven a concluir que padece una grave afección.
Conviene aclarar -aunque esto puede sospecharse- que la dianogreca no garantiza la verdad de la conclusión ni de las premisas de un razonamiento. De hecho, la mayoría de las veces los razonamientos dianogréticos son erróneos, falaces y precipitados.
La serie televisiva Doctor House ofrece continuas y ejemplares muestras de dianogreca.
viernes, 18 de enero de 2008
Perpolemia
(Del griego pólemos = guerra, disputa)
Situación de disputa y conflicto verbal entre dos o más personas en la cual las sucesivas argumentaciones dan pie para que la discusión continúe indefinidamente.
En las perpolemias cada argumento de una de las partes sólo sirve para enervar y dar cabida a que las otras partes busquen contraargumentos cada vez más sofisticados, los cuales también serán refutados apelando a nuevos contraargumentos.
En la perpolemia, la discusión no termina con el convencimiento a través de argumentos; simplemente se abandona la pelea por cansancio.
jueves, 17 de enero de 2008
Dispolemia
(Sustantivo. Del griego pólemos = guerra, disputa)
Situación en la cual las partes de un conflicto deciden no discutir ni intercambiar opiniones, aun cuando la palabra podría ser fructífera para zanjar ese conflicto.
La dispolemia se utiliza para no tomarse el trabajo de argumentar, de escuchar y de sopesar los dichos del interlocutor. Muchas veces quien se abstiene de polemizar en realidad podría tener excelentes razones para discutir, pero -por pereza o por temor a verse envuelto en una polémica infinita- prefiere dejar las cosas así, aun cuando el perjuicio sea grande. A veces, se oculta esta pereza bajo una inverosímil excusa pacificadora.
"Tengo razón pero para qué voy a discutirle", suele decir el dispolémico ante terceros que lo incentivan a discutir por lo suyo. El dispolémico claudica antes de comenzar la disputa y concede la victoria aun antes de intentar pelearla por el medio más accesible, que es la palabra.
Situación en la cual las partes de un conflicto deciden no discutir ni intercambiar opiniones, aun cuando la palabra podría ser fructífera para zanjar ese conflicto.
La dispolemia se utiliza para no tomarse el trabajo de argumentar, de escuchar y de sopesar los dichos del interlocutor. Muchas veces quien se abstiene de polemizar en realidad podría tener excelentes razones para discutir, pero -por pereza o por temor a verse envuelto en una polémica infinita- prefiere dejar las cosas así, aun cuando el perjuicio sea grande. A veces, se oculta esta pereza bajo una inverosímil excusa pacificadora.
"Tengo razón pero para qué voy a discutirle", suele decir el dispolémico ante terceros que lo incentivan a discutir por lo suyo. El dispolémico claudica antes de comenzar la disputa y concede la victoria aun antes de intentar pelearla por el medio más accesible, que es la palabra.
miércoles, 16 de enero de 2008
Abanico,a / Apanico, a
(Adj. Del griego apage = quita, aparta y niké = victoria)
A pesar de la similturd con la palabra "abanico" (instrumento para hacerse aire), tanto la etimología como el significado son diferentes.
Abanico es una persona cuya sola presencia provoca la frustración de los proyectos de otra.
Si bien esta acepción implica nada más que la mera presencia, existen abanicos activos que se dedican a menospreciar o humillar a su víctima. Un denominador común del abanico es que no se da cuenta del proyecto que frustra y en el fondo no parece importarle.
Existe un acercamiento semántico entre "abanico" (instrumento para hacer aire) y "abanico / apanico", dada la coincidencia gráfica: el apanico "abanica los proyectos", en el sentido de que los "barre", como hace un abanico con el aire.
Ejemplos de uso:
"A Yanina no la había invitado a esta fiesta. ¿Qué hace acá? Esta mujer me va a amargar el día. Es una abanica insoportable"
"Hoy justo tenía pensado estudiar, ¡pero tenían que hacer de abanicos mi hermana y mis sobrinos, que vinieron de visita!"
A pesar de la similturd con la palabra "abanico" (instrumento para hacerse aire), tanto la etimología como el significado son diferentes.
Abanico es una persona cuya sola presencia provoca la frustración de los proyectos de otra.
Si bien esta acepción implica nada más que la mera presencia, existen abanicos activos que se dedican a menospreciar o humillar a su víctima. Un denominador común del abanico es que no se da cuenta del proyecto que frustra y en el fondo no parece importarle.
Existe un acercamiento semántico entre "abanico" (instrumento para hacer aire) y "abanico / apanico", dada la coincidencia gráfica: el apanico "abanica los proyectos", en el sentido de que los "barre", como hace un abanico con el aire.
Ejemplos de uso:
"A Yanina no la había invitado a esta fiesta. ¿Qué hace acá? Esta mujer me va a amargar el día. Es una abanica insoportable"
"Hoy justo tenía pensado estudiar, ¡pero tenían que hacer de abanicos mi hermana y mis sobrinos, que vinieron de visita!"
martes, 15 de enero de 2008
Falsidicto
(Del latín falsus = falso y dictum = palabra, dicho)
Si un veredicto es un fallo de jurado, emitido con fundamento; un falsidicto consiste en el fallo arbitrario, infundado, de parte de alguien que no tiene autoridad ni moral ni jurídica para emitirlo.
Los falsidictos, habitualmente, van precedidos de la expresión adversativa "yo no sé nada sobre ese tema, pero..."
Si un veredicto es un fallo de jurado, emitido con fundamento; un falsidicto consiste en el fallo arbitrario, infundado, de parte de alguien que no tiene autoridad ni moral ni jurídica para emitirlo.
Los falsidictos, habitualmente, van precedidos de la expresión adversativa "yo no sé nada sobre ese tema, pero..."
lunes, 14 de enero de 2008
Glosixenia
(Del griego glossa = lengua y xenos = foráneo, exterior)
Intercalación de palabras en otro idioma en medio de un discurso.
La glosixenia se utiliza para citar textualmente una frase en su idioma original ("Veni, vidi, vici", "More Geometrico", "To be or not to be"), o por una cuestión meramente esnobista ("Esta cuestión se divide en tres partes: primum, la parte a; secundum, la parte b, tertium, la parte c" : en este ejemplo, la enumeración en latín es superflua y afectada).
La glosixenia en inglés suele utilizarse para parecer carismático o para mostrar que se "está en la onda" ("Yo a ti te quiero mucho, baby, don't forget it")
Para que el fenómeno sea considerado glosixenia (y no fusión idiomática), es menester que las frases intercaladas en otro idioma sean cortas y escasas. Si se trata de un fenómeno extendido en una sociedad a lo largo del tiempo, tal vez haya que darle otro nombre.
Existe una expresión que se forma con los mismo vocablos griegos que esta: xenoglosia. La xenoglosia consiste en la capacidad de hablar un idioma desconocido. Pero ese término nada tiene que ver con el que hemos definido aquí.
Intercalación de palabras en otro idioma en medio de un discurso.
La glosixenia se utiliza para citar textualmente una frase en su idioma original ("Veni, vidi, vici", "More Geometrico", "To be or not to be"), o por una cuestión meramente esnobista ("Esta cuestión se divide en tres partes: primum, la parte a; secundum, la parte b, tertium, la parte c" : en este ejemplo, la enumeración en latín es superflua y afectada).
La glosixenia en inglés suele utilizarse para parecer carismático o para mostrar que se "está en la onda" ("Yo a ti te quiero mucho, baby, don't forget it")
Para que el fenómeno sea considerado glosixenia (y no fusión idiomática), es menester que las frases intercaladas en otro idioma sean cortas y escasas. Si se trata de un fenómeno extendido en una sociedad a lo largo del tiempo, tal vez haya que darle otro nombre.
Existe una expresión que se forma con los mismo vocablos griegos que esta: xenoglosia. La xenoglosia consiste en la capacidad de hablar un idioma desconocido. Pero ese término nada tiene que ver con el que hemos definido aquí.
viernes, 11 de enero de 2008
Chujalero
(De chujar: yerrar, equivocarse)
Persona con mala puntería.
Ejemplos de uso: "cuidado con ese policía; además de tener gatillo fácil es chujalero; seguro que ve algo en movimiento, le dispara, le yerra y te pega a vos"
jueves, 10 de enero de 2008
Bibliobóltico,a
(Adj. Del griego biblos = libro y bolté = paseo. Literalmente, "paseo de libros")
Dícese de la persona que se lleva material de lectura y estudio a lugares y situaciones en los que no encuentra ocasión de leer.
Para el bibliobóltico, un viaje, una cola o una cronocléptica sala de espera son lugares a los que hay que ir precavido. Por ello, carga su bolso de pesados libros y trata de buscar un momento o un lugar donde leerlos. Sin embargo, descubre que el viaje es frenético e incómodo, la cola avanza muy rápido o el médico lo atiende pronto. Luego de esas peripecias, vuelve a su casa con el mismo bolso cargado, sin haber echado siquiera un ojo a los pesados libros.
El bibliobóltico compulsivo, aun a sabiendas de que no podrá ejercer la lectura, lleva de paseo una mochila llena de libros. Tiene la secreta esperanza de que quedará atrapado en alguna burocracia interminable en la cual sólo podrá recurrir a su extensa bibliografía. Sin embargo, la cantidad de material que traslada supera el tiempo de lectura que proporcionan las más burocráticas esperas o el más largo viaje. Por eso, aun en la cola más larga, se siente frustrado pues sólo puede leer unas pocas páginas y no dos o tres libros tal como esperaba.
Lo curioso del bibliobóltico es que, cuando llega a su casa y dispone de tiempo libre, jamás lo emplearía leyendo.
El bibliobóltico tiene cierta cercanía con el hadicadruso. La diferencia es que el hadicadruso no necesariamente debe crearse la falsa ilusión de que leerá una docena de libros, y no se frustrará si sólo lee media página o nada.
Dícese de la persona que se lleva material de lectura y estudio a lugares y situaciones en los que no encuentra ocasión de leer.
Para el bibliobóltico, un viaje, una cola o una cronocléptica sala de espera son lugares a los que hay que ir precavido. Por ello, carga su bolso de pesados libros y trata de buscar un momento o un lugar donde leerlos. Sin embargo, descubre que el viaje es frenético e incómodo, la cola avanza muy rápido o el médico lo atiende pronto. Luego de esas peripecias, vuelve a su casa con el mismo bolso cargado, sin haber echado siquiera un ojo a los pesados libros.
El bibliobóltico compulsivo, aun a sabiendas de que no podrá ejercer la lectura, lleva de paseo una mochila llena de libros. Tiene la secreta esperanza de que quedará atrapado en alguna burocracia interminable en la cual sólo podrá recurrir a su extensa bibliografía. Sin embargo, la cantidad de material que traslada supera el tiempo de lectura que proporcionan las más burocráticas esperas o el más largo viaje. Por eso, aun en la cola más larga, se siente frustrado pues sólo puede leer unas pocas páginas y no dos o tres libros tal como esperaba.
Lo curioso del bibliobóltico es que, cuando llega a su casa y dispone de tiempo libre, jamás lo emplearía leyendo.
El bibliobóltico tiene cierta cercanía con el hadicadruso. La diferencia es que el hadicadruso no necesariamente debe crearse la falsa ilusión de que leerá una docena de libros, y no se frustrará si sólo lee media página o nada.
miércoles, 9 de enero de 2008
Erotariado
(De Eros)
Clase de personas cuyas decisiones están basadas en el grado de excitación sexual que le provocan.
El erotariado elige candidatos políticos o empleados para su empresa o incluso compañeros de equipo de fútbol sólo si son físicamente atractivos. También busca que sean eficientes e inteligentes, pero le repugna pensar que una persona fea pueda estar ocupando los espacios en los que él puede decidir quién queda y quién no.
En un concurso de disfraces, los integrantes del erotariado le darán el premio a la mujer más joven y bonita, aunque esté desnuda. En otras palabras, pueden incluso atentar contra la esencia de un concurso de disfraces. Por eso, el disfraz de Mujer Pobre Y Bonita Que No Tiene Ni Para Comprarse Ropa tiene más posibilidades que el de La Momia.
La clase del erotariado -a diferencia del proletariado y el culturetariado- no tiene una connotación económica o educacional; el erotariado atraviesa todas las clases sociales. Los que miran programas de la farándula para excitarse con las vedettes, o los padres que eligen para sus hijos escuelas cuyas maestras son jóvenes, bonitas y usan escote, conforman un erotariado.
Clase de personas cuyas decisiones están basadas en el grado de excitación sexual que le provocan.
El erotariado elige candidatos políticos o empleados para su empresa o incluso compañeros de equipo de fútbol sólo si son físicamente atractivos. También busca que sean eficientes e inteligentes, pero le repugna pensar que una persona fea pueda estar ocupando los espacios en los que él puede decidir quién queda y quién no.
En un concurso de disfraces, los integrantes del erotariado le darán el premio a la mujer más joven y bonita, aunque esté desnuda. En otras palabras, pueden incluso atentar contra la esencia de un concurso de disfraces. Por eso, el disfraz de Mujer Pobre Y Bonita Que No Tiene Ni Para Comprarse Ropa tiene más posibilidades que el de La Momia.
La clase del erotariado -a diferencia del proletariado y el culturetariado- no tiene una connotación económica o educacional; el erotariado atraviesa todas las clases sociales. Los que miran programas de la farándula para excitarse con las vedettes, o los padres que eligen para sus hijos escuelas cuyas maestras son jóvenes, bonitas y usan escote, conforman un erotariado.
martes, 8 de enero de 2008
Versatilingo, a
(Adj. De versátil y tilingo,a)
Persona que desea parecer buena, amable y culta, pero que en medio de su discurso intercala gestos o frases insultantes, groseras o discriminatorias.
El versatilingo no se da cuenta de los exabruptos que comete. A menudo, cuando alguien le señala la barbaridad que ha dicho, trata de reformularla en términos más neutros y con un lenguaje rebuscado y teñido de cultura.
Ejemplos de expresiones de un versatilingo: "Yo le voy a explicar lo que es el sexo tántrico. Es una disciplina milenaria cuyo eje es la maximización del goce y la búsqueda de la armonía a través de las prácticas sexuales. Claro que por ahí vas a las reuniones de Tantra y te toca una gorda horrible, pero bueno, te la tenés que bancar."
"Los niños índigo cuentan con la activación de un código genético diferente al del resto de los niños. Son mucho más perceptivos, más cálidos, demandan mucho porque tienen una curiosidad especial, y aunque a veces dan ganas de reventarles la jeta contra la pared, hay que tratarlos con afecto y amor"
"Nuestra patria tiene fronteras abiertas con todas las naciones; por eso cualquiera puede venir y disfrutar de la belleza de este hermoso país. Pero paren la mano los bolitas y los paraguas, che, que esto parece un rejuntado de indios y de negros"
"Bienvenidos, alumnos; en esta asignatura vamos a analizar la cultura del siglo XX; pasaremos revista a movimientos como el modernismo o art nouveau, las diversas manifestaciones del surrealismo, los autores existencialistas, cuya filosofía de posguerra nos muestra la desolación del hombre sin esencia; veremos en qué consiste una vanguardia y por último le vamos a entrar sin muchas ganas a esa cagada que es la posmodernidad. Aunque a mí me parece una garcha, bueh, pero está en el programa y hay que verla."
Persona que desea parecer buena, amable y culta, pero que en medio de su discurso intercala gestos o frases insultantes, groseras o discriminatorias.
El versatilingo no se da cuenta de los exabruptos que comete. A menudo, cuando alguien le señala la barbaridad que ha dicho, trata de reformularla en términos más neutros y con un lenguaje rebuscado y teñido de cultura.
Ejemplos de expresiones de un versatilingo: "Yo le voy a explicar lo que es el sexo tántrico. Es una disciplina milenaria cuyo eje es la maximización del goce y la búsqueda de la armonía a través de las prácticas sexuales. Claro que por ahí vas a las reuniones de Tantra y te toca una gorda horrible, pero bueno, te la tenés que bancar."
"Los niños índigo cuentan con la activación de un código genético diferente al del resto de los niños. Son mucho más perceptivos, más cálidos, demandan mucho porque tienen una curiosidad especial, y aunque a veces dan ganas de reventarles la jeta contra la pared, hay que tratarlos con afecto y amor"
"Nuestra patria tiene fronteras abiertas con todas las naciones; por eso cualquiera puede venir y disfrutar de la belleza de este hermoso país. Pero paren la mano los bolitas y los paraguas, che, que esto parece un rejuntado de indios y de negros"
"Bienvenidos, alumnos; en esta asignatura vamos a analizar la cultura del siglo XX; pasaremos revista a movimientos como el modernismo o art nouveau, las diversas manifestaciones del surrealismo, los autores existencialistas, cuya filosofía de posguerra nos muestra la desolación del hombre sin esencia; veremos en qué consiste una vanguardia y por último le vamos a entrar sin muchas ganas a esa cagada que es la posmodernidad. Aunque a mí me parece una garcha, bueh, pero está en el programa y hay que verla."
lunes, 7 de enero de 2008
Estevanista
(Del latín sto = estar, permanecer y vanus = vano: refiriéndose al vano de la puerta)
Persona que se para en los vanos de la puerta e impide o molesta el acceso a través de ellas.
El estevanista sale del almacén o del banco y, creyéndose el único ser en el mundo que necesita usar esa puerta, se para frente a ella y decide, con paciencia, qué va a hacer a continuación. No se fija que, detrás de él, puede haber una multitud que también desea salir. Él, tomándose todo el tiempo del universo, cierra la puerta sin mirar hacia atrás y observa el paisaje con parsimonia. Es común que en ese instante decida encender un cigarrillo. Si encuentra a alguien con quien conversar, no duda en quedarse parado allí, obstaculizando el paso durante un tiempo indefinido y refunfuñando cada vez que alguien le pide permiso para pasar.
El estevanista apela a su derecho de libertad de circulación; suele utilizar la frase "la calle es de todos" para justificar que, si bien está parado frente a una puerta, de todos modos se encuentra físicamente en la vereda pública.
También se llama estevanista a la persona que sale de su casa sólo para quedarse en el vano de la puerta, observando en silencio lo que pasa en la calle. Este tipo de estevanismo es muy común en señores mayores. Las señoras no suelen compartir este estevanismo; prefieren alguna ocupación más activa como barrer la vereda o conversar con la vecina.
(Anecdotario personal: en mi trabajo como disc jockey, cada vez que a la madrugada necesito sacar equipos de un salón, después de una fiesta, es común que los últimos invitados se queden conversando hasta el amanecer. A pesar de que ellos ven que entro y salgo con equipos, no dudan en quedarse conversando en la puerta o en el medio del paso, siendo que podrían elegir cualquier otro lugar del salón. Como si no registraran el hecho de que, cada veinte segundos, les tengo que pedir que se corran. Claro que se corren, momentáneamente y con un suspiro. Pero luego vuelven a bloquear la salida. Por supuesto, tampoco dicen "¿necesitás una mano?". Es obvio que esta palabra nace de mi enojo por esa situación puntual)
Persona que se para en los vanos de la puerta e impide o molesta el acceso a través de ellas.
El estevanista sale del almacén o del banco y, creyéndose el único ser en el mundo que necesita usar esa puerta, se para frente a ella y decide, con paciencia, qué va a hacer a continuación. No se fija que, detrás de él, puede haber una multitud que también desea salir. Él, tomándose todo el tiempo del universo, cierra la puerta sin mirar hacia atrás y observa el paisaje con parsimonia. Es común que en ese instante decida encender un cigarrillo. Si encuentra a alguien con quien conversar, no duda en quedarse parado allí, obstaculizando el paso durante un tiempo indefinido y refunfuñando cada vez que alguien le pide permiso para pasar.
El estevanista apela a su derecho de libertad de circulación; suele utilizar la frase "la calle es de todos" para justificar que, si bien está parado frente a una puerta, de todos modos se encuentra físicamente en la vereda pública.
También se llama estevanista a la persona que sale de su casa sólo para quedarse en el vano de la puerta, observando en silencio lo que pasa en la calle. Este tipo de estevanismo es muy común en señores mayores. Las señoras no suelen compartir este estevanismo; prefieren alguna ocupación más activa como barrer la vereda o conversar con la vecina.
(Anecdotario personal: en mi trabajo como disc jockey, cada vez que a la madrugada necesito sacar equipos de un salón, después de una fiesta, es común que los últimos invitados se queden conversando hasta el amanecer. A pesar de que ellos ven que entro y salgo con equipos, no dudan en quedarse conversando en la puerta o en el medio del paso, siendo que podrían elegir cualquier otro lugar del salón. Como si no registraran el hecho de que, cada veinte segundos, les tengo que pedir que se corran. Claro que se corren, momentáneamente y con un suspiro. Pero luego vuelven a bloquear la salida. Por supuesto, tampoco dicen "¿necesitás una mano?". Es obvio que esta palabra nace de mi enojo por esa situación puntual)
sábado, 5 de enero de 2008
Poliglobolonqui
(Término enviado por Alejandro Luque)
(Sustantivo masculino. Del griego polys = mucho; glossa = lengua, y bolonqui = expresión lunfarda que significa caos, desorden, lío)
En el castellano, refiere a la condición lingual considerada caótica en la que cohabitan términos declinados de diferentes lenguas según su uso de penetración en la jerga popular.
De frecuente origen anglosajón, suelen rellenar vacíos semánticos mientras se espera la reacción de la Real Academia Española. Ejemplos de navegación en red: meilear, enviar un correo electrónico (Con el tema de fin de año, me pasé la mañana "maileando".); loguear, identificarse en un sitio como usuario (Cada vez que me "logueo", me aparece el maldito error 403); postear, publicar en línea un artículo o un comentario (¿Alguien me puede explicar cómo" posteo" en este blog?). Ejemplos no sajones: kinoto (¡No me rompas más los kinotos!); baguettear o baguetiar (El panadero de la otra esquina baguettea que da calambre.); referear (Me mandaron esta tesis para que la "referee", justo ahora que me tomo vacaciones.); lungo (¡Maldición! El "lungaso" este se sentó justo delante antes de que empiece la peli); lambada (No sabés cómo me calienta cuando me lambadea el organito.)
(Sustantivo masculino. Del griego polys = mucho; glossa = lengua, y bolonqui = expresión lunfarda que significa caos, desorden, lío)
En el castellano, refiere a la condición lingual considerada caótica en la que cohabitan términos declinados de diferentes lenguas según su uso de penetración en la jerga popular.
De frecuente origen anglosajón, suelen rellenar vacíos semánticos mientras se espera la reacción de la Real Academia Española. Ejemplos de navegación en red: meilear, enviar un correo electrónico (Con el tema de fin de año, me pasé la mañana "maileando".); loguear, identificarse en un sitio como usuario (Cada vez que me "logueo", me aparece el maldito error 403); postear, publicar en línea un artículo o un comentario (¿Alguien me puede explicar cómo" posteo" en este blog?). Ejemplos no sajones: kinoto (¡No me rompas más los kinotos!); baguettear o baguetiar (El panadero de la otra esquina baguettea que da calambre.); referear (Me mandaron esta tesis para que la "referee", justo ahora que me tomo vacaciones.); lungo (¡Maldición! El "lungaso" este se sentó justo delante antes de que empiece la peli); lambada (No sabés cómo me calienta cuando me lambadea el organito.)
viernes, 4 de enero de 2008
Hedonificio
(Del griego hedoné = placer)
Si la noción de "sacrificio" mienta el abandono de ciertos placeres individuales para lograr un bien mayor, el hedonificio implica abandonar actividades repugnantes y pesadas (pero fructíferas) por el solo hecho de obtener un placer inmediato y relajante.
El adolescente que deja de ir a la escuela (a escondidas de su familia) para pasar la mañana jugando a los videojuegos; el trabajador que "se escapa" un par de días de sus obligaciones y se va a descansar a la playa; el ahorrista que, cansado de guardar peso tras peso para comprarse una casa, hoy decide despilfarrar gran parte de su pequeña fortuna en el casino; el obeso que, después de cuidarse durante meses, decide que hoy irá a cenar a un tenedor libre sin privaciones. Todos estos son ejemplos de hedonificio.
El hedonificio es la contracara del sacrificio. Aunque parece oponérsele, en realidad funciona como un alivio de la pesada carga de rutinas y esfuerzos a los que las personas suelen someterse.
Si la noción de "sacrificio" mienta el abandono de ciertos placeres individuales para lograr un bien mayor, el hedonificio implica abandonar actividades repugnantes y pesadas (pero fructíferas) por el solo hecho de obtener un placer inmediato y relajante.
El adolescente que deja de ir a la escuela (a escondidas de su familia) para pasar la mañana jugando a los videojuegos; el trabajador que "se escapa" un par de días de sus obligaciones y se va a descansar a la playa; el ahorrista que, cansado de guardar peso tras peso para comprarse una casa, hoy decide despilfarrar gran parte de su pequeña fortuna en el casino; el obeso que, después de cuidarse durante meses, decide que hoy irá a cenar a un tenedor libre sin privaciones. Todos estos son ejemplos de hedonificio.
El hedonificio es la contracara del sacrificio. Aunque parece oponérsele, en realidad funciona como un alivio de la pesada carga de rutinas y esfuerzos a los que las personas suelen someterse.
jueves, 3 de enero de 2008
Banalogía
(De banal y analogía)
Analogía o metáfora disfuncional, rebuscada o innecesaria.
En una explicación o discurso se utilizan analogías para expresar la similtud de un proceso con otro. Por ejemplo, se puede explicar la órbita de los electrones alrededor de un núcleo de protones y neutrones utilizando la analogía de los planetas que giran alrededor de una estrella. La analogía debe ser familiar y directa, para que, a través de ella, pueda captarse el proceso que se quiso explicar en un principio. En el caso del ejemplo, es necesario que quienes reciban la explicación ya conozcan de antemano cómo es un sistema planetario.
Por el contrario, en una banalogía, se utiliza una analogía que no cumple funciones explicativas o que, si las cumple, las hace de una manera sumamente confundente. A veces, no se tiene en cuenta que la analogía misma precisa de muchas explicaciones ("A los distintos sucesos de la vida hay que entenderlos como el despliegue de una continua tensión entre el solipsismo y el realismo") A veces, la analogía es tan banal o simple que no capta la esencia del proceso que se quiere explicar ("La Teoría de la Relatividad es como un tren que va rápido en el que se juega ping pong"). Otras veces, la analogía falla porque mediante ella se trata de explicar un proceso sumamente sencillo y, por lo tanto, se vuelve innecesaria.
Una banalogía famosa la hizo Homero Simpson en un capítulo en el cual intenta explicar cómo es un matrimonio: "Un matrimonio es como comer una naranja. Primero hay que sacar la piel, luego los gajos y finalmente escupir las semillas" (En el mismo capítulo, otro personaje explica en qué consiste comer una naranja: "Comer una naranja es como un buen matrimonio". El abuelo Simpsons, entendiendo el dicho como una banalogía, le dice: "ya cómete la maldita naranja")
Analogía o metáfora disfuncional, rebuscada o innecesaria.
En una explicación o discurso se utilizan analogías para expresar la similtud de un proceso con otro. Por ejemplo, se puede explicar la órbita de los electrones alrededor de un núcleo de protones y neutrones utilizando la analogía de los planetas que giran alrededor de una estrella. La analogía debe ser familiar y directa, para que, a través de ella, pueda captarse el proceso que se quiso explicar en un principio. En el caso del ejemplo, es necesario que quienes reciban la explicación ya conozcan de antemano cómo es un sistema planetario.
Por el contrario, en una banalogía, se utiliza una analogía que no cumple funciones explicativas o que, si las cumple, las hace de una manera sumamente confundente. A veces, no se tiene en cuenta que la analogía misma precisa de muchas explicaciones ("A los distintos sucesos de la vida hay que entenderlos como el despliegue de una continua tensión entre el solipsismo y el realismo") A veces, la analogía es tan banal o simple que no capta la esencia del proceso que se quiere explicar ("La Teoría de la Relatividad es como un tren que va rápido en el que se juega ping pong"). Otras veces, la analogía falla porque mediante ella se trata de explicar un proceso sumamente sencillo y, por lo tanto, se vuelve innecesaria.
Una banalogía famosa la hizo Homero Simpson en un capítulo en el cual intenta explicar cómo es un matrimonio: "Un matrimonio es como comer una naranja. Primero hay que sacar la piel, luego los gajos y finalmente escupir las semillas" (En el mismo capítulo, otro personaje explica en qué consiste comer una naranja: "Comer una naranja es como un buen matrimonio". El abuelo Simpsons, entendiendo el dicho como una banalogía, le dice: "ya cómete la maldita naranja")
miércoles, 2 de enero de 2008
Pistentimio
(Del griego pistis = creencia y enthymio = recuerdo)
Errónea creencia según la cual ciertas ideas que se nos ocurren momentánea y espontáneamente, serán recordadas cuando haga falta aplicarlas.
Suele ocurrir que, en la madrugada, a una persona se le ocurra una idea (la trama para escribir una novela; la posible resolución de un problema matemático o una palabra para Exonario) y, en ese momento, tiene la certeza de que ya no podrá olvidar aquello que se le ocurrió en la oscuridad. Con esa fuerte creencia, la persona se duerme sin haber anotado siquiera una pista de la idea. Esa persona es víctima de un pistentimio: supone que, por la mañana, se seguirá acordando de ese lúcido proceso que desembocó en la revelación nocturna. Sin embargo, al día siguiente o más tarde esa misma madrugada, cuando quiera reconstruir la idea, descubrirá que es imposible. Lo que durante la noche se mostraba como una consecuencia necesaria y evidente, al otro día será una difusa maraña de tentativas sin sentido y sin claridad.
La mejor manera de evitar el pistentimio es anotar la idea. Las víctimas del pistentimio andan por la vida creyendo que su propia memoria es un fiel anotador donde marcar pensamientos e ideas. No se dan cuenta de que incluso ese anotador es parte de la imaginación, y que la tinta con la que se escribe en ese anotador es tan volátil como cualquier otra fantasía. Sin embargo, a veces, el hecho de anotar una o dos palabras para hacer referencia a un complejo proceso de ideas no ayuda demasiado.
El pistentimio se produce por la poca capacidad que posee la mente humana de bucear dentro de sí misma.
Existe una variante doméstica del pistentimio. Considérese este caso: dos personas se encuentran por la calle y una (A) le dicta su número telefónico a la otra (B). B tiene la certeza de que recordará el número telefónico; por eso no lo anota. Sin embargo, cuando llega a su casa, B se da cuenta de que apenas tiene las hilachas del orden numérico dictado, y que ahora es incapaz de reconstruir ese número que le pareció tan evidente cuando se lo decían.
Errónea creencia según la cual ciertas ideas que se nos ocurren momentánea y espontáneamente, serán recordadas cuando haga falta aplicarlas.
Suele ocurrir que, en la madrugada, a una persona se le ocurra una idea (la trama para escribir una novela; la posible resolución de un problema matemático o una palabra para Exonario) y, en ese momento, tiene la certeza de que ya no podrá olvidar aquello que se le ocurrió en la oscuridad. Con esa fuerte creencia, la persona se duerme sin haber anotado siquiera una pista de la idea. Esa persona es víctima de un pistentimio: supone que, por la mañana, se seguirá acordando de ese lúcido proceso que desembocó en la revelación nocturna. Sin embargo, al día siguiente o más tarde esa misma madrugada, cuando quiera reconstruir la idea, descubrirá que es imposible. Lo que durante la noche se mostraba como una consecuencia necesaria y evidente, al otro día será una difusa maraña de tentativas sin sentido y sin claridad.
La mejor manera de evitar el pistentimio es anotar la idea. Las víctimas del pistentimio andan por la vida creyendo que su propia memoria es un fiel anotador donde marcar pensamientos e ideas. No se dan cuenta de que incluso ese anotador es parte de la imaginación, y que la tinta con la que se escribe en ese anotador es tan volátil como cualquier otra fantasía. Sin embargo, a veces, el hecho de anotar una o dos palabras para hacer referencia a un complejo proceso de ideas no ayuda demasiado.
El pistentimio se produce por la poca capacidad que posee la mente humana de bucear dentro de sí misma.
Existe una variante doméstica del pistentimio. Considérese este caso: dos personas se encuentran por la calle y una (A) le dicta su número telefónico a la otra (B). B tiene la certeza de que recordará el número telefónico; por eso no lo anota. Sin embargo, cuando llega a su casa, B se da cuenta de que apenas tiene las hilachas del orden numérico dictado, y que ahora es incapaz de reconstruir ese número que le pareció tan evidente cuando se lo decían.
martes, 1 de enero de 2008
Chumarrero
(De la pronunciación de la palabra inglesa tomorrow = mañana)
Persona que innecesariamente deja actividades para hacer el día siguiente.
El chumarrero se excusa de hacer algo urgente o importante hoy mismo apelando a un infinito cansancio, a un continuo dolor de cabeza, al tiempo que le demanda alguna afición perjudicial y adictiva (como el bingo o la ruleta) o a ocupaciones indefinidas de las que no puede dar demasiada precisión.
Supone ingenuamente que mañana tendrá la energía necesaria que hoy le falta. Sospecha que esta noche dormirá bien, que mañana no tendrá dolor, que al día siguiente no sentirá inmensos impulsos por jugar una fichita en el casino y que no surgirán inconvenientes de ningún tipo. El chumarrero evita tomar decisiones los días festivos y feriados; los considera un tiempo gratuito.
El chumarrero prolonga insensatamente sus decisiones, hasta que el peso de la realidad se le viene encima. Cuando ya no le quedan plazos; cuando ya no hay un mañana hacia el cual patear las obligaciones, se desespera y se siente miserable. Es un hedonista con una visión distorsionada de cómo distribuir los placeres y los trabajos.
(Este blog no está manejado por un chumarrero; si así fuera, no postearía un primero de enero a las siete y media de la mañana.)
Persona que innecesariamente deja actividades para hacer el día siguiente.
El chumarrero se excusa de hacer algo urgente o importante hoy mismo apelando a un infinito cansancio, a un continuo dolor de cabeza, al tiempo que le demanda alguna afición perjudicial y adictiva (como el bingo o la ruleta) o a ocupaciones indefinidas de las que no puede dar demasiada precisión.
Supone ingenuamente que mañana tendrá la energía necesaria que hoy le falta. Sospecha que esta noche dormirá bien, que mañana no tendrá dolor, que al día siguiente no sentirá inmensos impulsos por jugar una fichita en el casino y que no surgirán inconvenientes de ningún tipo. El chumarrero evita tomar decisiones los días festivos y feriados; los considera un tiempo gratuito.
El chumarrero prolonga insensatamente sus decisiones, hasta que el peso de la realidad se le viene encima. Cuando ya no le quedan plazos; cuando ya no hay un mañana hacia el cual patear las obligaciones, se desespera y se siente miserable. Es un hedonista con una visión distorsionada de cómo distribuir los placeres y los trabajos.
(Este blog no está manejado por un chumarrero; si así fuera, no postearía un primero de enero a las siete y media de la mañana.)
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