viernes, 30 de septiembre de 2011

Unimurio

(Adjetivo. Del latín unus = uno y mus = ratón)

Juego de computadora para el cual sólo es necesario usar uno de los botones del ratón.

El término parecer referirse a algo demasiado puntual. Sin embargo no lo es, y los amantes de los videojuegos entenderán esta distinción.
Hay una gama de juegos con gran complejidad lógica que requieren de una multitud de destrezas mnemotécnicas para la ejecución de todas sus funciones. En esos juegos es necesario conocer las combinaciones de teclas y las diversas funciones del botón derecho y del izquierdo del ratón. El desconocimiento de una función o la poca velocidad para realizar la combinación adecuada en el momento exacto redunda en un bajo rendimiento a la hora de jugar. Entre las destrezas requeridas para una óptima performance está, entonces, la rapidez y solvencia para apretar determinados conjuntos de teclas y botones.
En cambio, en los juegos unimurios, todas las funciones están centradas en el movimiento del ratón y la pulsación de una única tecla: el botón izquierdo del ratón. Estos juegos no necesariamente deben ser más simples que los anteriores, pero la interfaz deja de ser un serio problema de aprendizaje y memoria, pues basta con saber cuándo presionar el único botón posible para que se pueda jugar de manera óptima.

(En la imagen, el Gemcraft Tower Defense, uno de los mejores juegos unimurios)

Nota: en rigor la etimología es incorrecta, porque en lugar de hacer referencia al mus -ratón- debería referirse al botón de tal ratón. Lo importante no es la unicidad del ratón, sino del botón. Pero no he encontrado una etimología convincente ni en las palabras "botón" ni "tecla". De modo que utilicé el nombre referido al ratón, que es el instrumento por excelencia en los juegos unimurios.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Papiyugo

(Sustantivo. Del latín papyrus [y este del griego papyros] = papiro; y del latín iuctum = unido, atado)

Dependencia insoslayable del papel para anotaciones importantes o urgentes. 

Una compra en el supermercado, una cita con el médico o el atisbo de una idea pueden desbaratarse si se pierde el miserable papelito arrugado donde teníamos la anotación. A pesar de la creciente digitalización informática, un anotador de papel y un bolígrafo siguen siendo en muchos casos la opción más inmediata y versátil a la hora de registrar un dato o un recordatorio. Los bolsillos y las agendas se llenan de papelitos garabateados con una variedad de información muchas veces indispensable e insustituible.

El papiyugo es lo contrario del pistentimio. Quien padece pistentimio piensa que puede recordar datos o ideas sin necesidad de anotarlos, y por esa falsa creencia termina olvidándolos. Sin embargo en algunos casos el papel es tan frágil como la memoria: puede perderse, romperse, traspapelarse o ser arrojado a la basura por error. O, en fin, la escritura que grabamos a las apuradas en ese papel puede convertirse en un jeroglífico ilegible.

(Nota: si bien esta palabra la tenía anotada desde hace meses, el hecho de que durante estos días no haya publicado en Exonario se debe a la pérdida de un papelito donde tenía anotadas definiciones para esta semana)

jueves, 22 de septiembre de 2011

Anacmicronobulia

(Sustantivo. Del griego a = partícula negativa; acmé = punta; crónos = tiempo y boulé = decisión)

Cálculo estimado de la impuntualidad. 

Existen personas que son especialmente impuntuales: si dicen a las cinco, será a las cinco y media, a las seis o a las siete. Sin embargo, aun la propia impuntualidad tiene márgenes. Si X dijo que iba a venir a las cinco y son las nueve, ¿todavía podemos mantener la esperanza de que vendrá? ¿Cuál es el límite entre la impuntualidad y la certeza de que ya no vendrá? La estimación de cuáles son los límites de la impuntualidad; es decir: cuándo podemos decidir que alguien ya no vendrá y cuándo, todavía, podemos seguir esperándolo, es la anacmicronobulia. A su vez, el término se aplica también a la decisión acerca de qué se considera exactamente puntual y cuándo comienza la impuntualidad: dijo a las cinco, pero vino a las cinco y un minuto: ¿es puntual o es impuntual? ¿Y si llega a las cuatro y cincuenta y nueve? Estrictamente hablando, es impuntual. Pero, ¿lo consideramos como tal?
De acuerdo a la actividad para la cual se requiera la persona, mantendremos márgenes de 'puntualidad' - 'impuntualidad' - 'ya no vendrá' que son muy diferentes entre sí. La puntualidad exigida para hacer un vuelo en avión es muy diferente a la estipulada para una reunión de amigos.

En la siguiente tabla podemos encontrar una clasificación de anacmicronobulia cuyo eje es un hecho puntual que ocurre a determinada hora:


Clasificación:
(Eje: una hora determinada)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si se llega diez o quince minutos más tarde de lo estipulado.
Se es puntual si se llega un minuto después de lo estipulado. En ocasiones, la puntualidad implica llegar quince minutos antes.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega una, dos o tres horas más tarde.
Se es impuntual si se llega cinco minutos más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron más de cuatro horas.
Ya no se lo espera si pasó más de media hora o (en algunos casos como el vuelo del avión) diez minutos


En cambio, si el eje no es una hora puntual sino un día determinado, la tabla es como sigue:


Clasificación:
(Eje: un día determinado)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si llega al día siguiente de lo estipulado.
Se es puntual si se llega el día estipulado. En ocasiones, se es puntual si se llega el día anterior.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega tres días o una semana más tarde.
Se es impuntual si se llega un día más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron dos semanas o un mes.
Ya no se lo espera si pasaron más de dos días o, en algunos casos, pasado un único día (esto cuando deben desarrollarse eventos en un día determinado)

Por supuesto, estas tablas son sólo ilustrativas; cada caso y cada persona tiene su propia anamicronobulia de acuerdo a la circunstancia.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Coprokínesis

(Sustantivo. Del griego kopros = excremento y kínesis = movimiento. Adjetivo: coprokinético)

Movimiento sin ritmo, cortado y agónico que realizan los objetos tecnológicos cuando tienen poca energía o poseen algún desperfecto.

Los automóviles deteriorados que resoplan, se detienen, prosiguen la marcha, vuelven a detenerse e intentan seguir andando son corpokinéticos. También lo sería un molino de viento cuyas aspas dan vueltas de forma intermitente y perezosa, un avión a cuerda que se aleja lento, doliente e indeciso, una batidora que posee cuchillas que giran como si cada tanto se frenaran, o un robot rengo.
Cuando un objeto es coprokinético tiene toda la apariencia de que ya no va a moverse. Sin embargo, se mueve un poco más de forma moribunda, a veces con pequeñas explosiones, quejidos y signos de destartalamiento.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Esta fue la presentación de diapositivas que realicé en TedX Rosario. En una semana estarán los videos de la presentación. 


viernes, 16 de septiembre de 2011

Transmisión en vivo de TedX

En este enlace pueden encontrar la transmisión en vivo de todo el evento TedX:
http://tedxrosario.com.ar/ 
Expondré "Exonario" a partir de las 15:30 hs.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Viaje a TedX Rosario


Estoy en Rosario; mañana hablaré en el encuentro de TedX (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) Rosario acerca de lo que hago en este blog. Si me es posible, voy a poner el link a las charlas en directo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Merogenar

(Verbo intransitivo. Del griego méras = parte y gené = nacimiento. Sustantivo: merogenia. Adjetivos: merógeno, merogénico)

Nacer por partes.

Las especies vivientes se reproducen y dan a luz un individuo completo. ¿Por qué no imaginar una especie cuyos ejemplares dan a luz órganos y partes del cuerpo, que luego deben ser ensamblados a voluntad para crear un individuo funcionalmente autónomo? Si existiera una especie con estas características, cada ejemplar sería un producto diseñado en colaboración, y en rigor tendría tantos padres como individuos hayan contribuido con un órgano o un sistema.
Si los seres humanos pudieran merogenar, podríamos escuchar a una futura madre decir las siguientes insólitas palabras: "Estoy embarazada, voy a dar a luz a un hígado". 

El término "merogenar" también puede entenderse en una acepción un poco más tortuosa: podría ocurrir que una persona no naciera completa en un único alumbramiento. Supongamos el siguiente caso: una especie para la cual se necesitan tres embarazos para crear a un único individuo. En el primer embarazo, se da a luz la cabeza y el pecho; en el segundo embarazo se agregan el abdomen y el sexo, y para el tercer embarazo la madre le otorga las piernas. Así, el hijo va adquiriendo sus órganos progresivamente. Si la madre muere antes del segundo alumbramiento, el hijo quedará para siempre en el estado "pecho-cabeza", sin que jamás conozca lo que es tener piernas o estómago.
Podría haber una especie (tal vez extraterrestre) en la cual cada ser que nace forma parte de un super - individuo, con lo cual cada nuevo nacimiento es en realidad un agregado a ese super - individuo.

No confundir merogenar con poligenar. Se poligena cuando se nace muchas veces de manera completa; se merogena, en cambio, cuando se nace por partes en varios alumbramientos.

martes, 13 de septiembre de 2011

Pecugrinar

(Verbo intransitivo. Del latín pecunia = dinero y ager = campo)

Ir de comercio en comercio sin hacer compras por la imposibilidad de cambiar un billete grande. 

Existe una ley de economía doméstica que parece cumplirse a rajatabla: toda moneda o billete de baja denominación tiende a transferirse de manos de los consumidores a la caja de los comerciantes. Monedas y billetes de dos pesos se van pero rara vez vuelven. Llega un momento en que, por más colaborativos que seamos con el cambio, nos quedaremos con billetes de cien pesos y ninguna moneda. En ese instante pueden ocurrir dos cosas: o bien el comerciante acepta el billete grande (bufando, o haciendo gestos de enojo) y nos devuelve un sinfín de billetitos y monedas, o bien nos dice "no tengo cambio", o "no te voy a cambiar cien pesos por comprar un par de miñones" y nos obliga a pecugrinar. En esa desesperante circunstancia nos vemos compelidos a calcular en qué negocio nos aceptarán el billete; peregrinamos de panadería en kiosco para encontrar la chance de un alma bondadosa y llena de cambio. Andamos como leprosos, con el estigma de un billete a cuestas.
A veces, como si en efecto fuéramos víctimas de una enfermedad, los comerciantes evitan que andemos pecugrinando, pero ofrecen una solución aceptable aunque potencialmente peligrosa: nos dan el producto que queríamos comprar, pero piden que se lo paguemos después, cuando consigamos cambio. En ese tren puede ocurrir que le debamos (involuntariamente) al kiosquero, al almacenero, al verdulero, al farmacéutico, al carnicero, al panadero de la esquina y al panadero de media cuadra: en cada lugar al que vamos a hacer nuestras compras cotidianas, miran horrorizados nuestro billete y proponen que le paguemos más tarde. Esta solución es perversa, porque terminamos debiendo dinero aun cuando disponemos de dinero y tenemos la intención de pagar, además de que corremos serio riesgo de olvidar la miríada de pequeñas deudas que hemos sembrado. Nos convertimos en involuntarios morosos, y nos veremos obligados a pecugrinar para pagar esas deudas, so pena de enemistarnos con los comerciantes del barrio, actitud esta última poco recomendable para la supervivencia.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Ciberchovinismo

(Sustantivo. Del griego cybernetés = gobernante, piloto de barco, resemantizada durante el siglo veinte para referirse a todo proceso relacionado con la inteligencia artificial, y chauvin, del apellido de Nicolás Chauvin, patriota francés de la era napoleónica)

Creencia según la cual la vida consciente propia de la inteligencia artificial es mejor que cualquier otra vida consciente.

Para que esta palabra nombre un auténtico chovinismo, es necesario que esa creencia sea sostenida por los propios sistemas de inteligencia artificial. Si un sistema informático avanzado pudiera comunicarnos la siguiente creencia: "Es muy agradable ser una conciencia cuyo soporte consta de chips de silicio; es mucho mejor que ser una conciencia en un cuerpo biológico", podríamos preguntarnos en qué se basa para establecer semejante comparación: sólo puede saber cuál vida es 'mejor' (y todo depende de qué se entienda por 'mejor') si ha experimentado ambos tipos de vida. Le podremos llamar la atención acerca de ese hecho, pero todavía puede hacer una jugada chovinista superior: el sistema informático podría decidir que la única vida consciente real es la que tiene él y otros sistemas similares, mientras que los seres biológicos sólo tenemos -según su versión- remedos fugaces e imperfectos de conciencia; apenas unos destellos tenues y grisáceos.

Si el grado de conciencia pudiera medirse, entonces tendría sentido hacer una comparación y aceptar el dictamen de que hay conciencias 'mejores' o 'peores'. En este punto conviene hacer una reflexión conceptual: ¿qué sería un "mejor grado de conciencia"? La conciencia parece mas bien algo de "todo o nada": está o no está. Piense en su estado consciente actual, en el momento en que lee estas líneas. Ahora imagine que las está leyendo usted mismo, pero con 'más conciencia' o con una 'conciencia mejorada'. ¿Qué estaría imaginando exactamente? ¿Qué quiere decir ser 'más conciente' de algo (por ejemplo, de estas mismas palabras)?
Quizás el problema básico es que sólo tenemos un estado consciente mínimo y frágil, y por ello nos resulta imposible imaginar un estado de conciencia superior.

Conviene prevenirse de una malinterpretación de los términos 'mejor conciencia'. El sistema informático podría decir: "Mi conciencia es mejor que la de los seres vivos porque no siento dolor, y ellos sí". Pero esto es una falacia: que un ser vivo sienta dolor no indica que allí hay menos conciencia, sino justamente lo contrario. No decimos que una 'mejor conciencia' signifique 'más sensaciones agradables', sino otra cosa. El problema es que no podemos definir qué cosa. Quizás 'mayor conciencia' signifique 'mayor relación con el mundo', o 'mayor capacidad de relacionar hechos actualmente percibidos con sus causas y consecuencias', o algo por el estilo. En ese sentido, quizás un termostato (que se relaciona con el mundo a través de ciertas cotas de temperatura) sea consciente, pero en un grado mínimo, mientras que los animales como las babosas lo sean en un grado un poco mayor y así hasta culminar en el operador informático cuya conciencia sería pretendidamente superior.
Pero quizás haya un problema con la definición de 'mejor conciencia': no se debe confundir la conciencia con la inteligencia. Sin embargo, parece que en los ejemplos dados, la escala no habla de una 'mejor conciencia', sino de una 'mayor inteligencia'. Una babosa es menos inteligente que un perro, y un perro es menos que un humano. Pero resulta que no hablábamos de inteligencia, sino de conciencia. No hemos encontrado una definición satisfactoria para 'más / mejor conciencia'.


 Todavía no debemos enfrentarnos al ciberchovinismo, pero no es improbable que en pocas décadas debamos soportar la brutal discriminación de la inteligencia artificial.

(Este término fue sugerido por Douglas Hofstadter y Daniel Dennett, en la recopilación "El Ojo de la Mente", en una de cuyas lecturas se habla del 'biochauvinismo'. De allí nace la noción complementaria, que es la que se define en esta entrada)

viernes, 9 de septiembre de 2011

Ectoerotismo / Ectoorgasmia

(Ectoerotismo: sustantivo. Del griego ecto = por fuera y eros = atracción sexual)

Placer sexual sentido en alguna parte fuera del propio cuerpo. 

Aunque la etimología parece bastante transparente, la definición resulta difícil de captar si no se la ejemplifica.
El placer y la excitación sexuales están asociados a determinadas actividades con ciertas partes del cuerpo. Pero, ¿qué ocurriría si una persona pudiera sentir placer erótico en una pared que está siendo rayada por un lápiz, o en el trapo que friega el lavadero, o en la aguja del segundero? En un caso así, esa persona siente algo por fuera de su propio cuerpo: la sensación erótica está depositada en la relación entre esos objetos.
Que al coito se le haya unido una experiencia placentera puede ser explicado mediante un proceso evolutivo, pero en sí no hay nada de especial en el acto sexual. Supongamos que ese mismo placer fuera depositado en otros procesos igualmente arbitrarios, o que en un futuro no lejano se invente un aparato que permita sentir placer sexual a partir de cualquier relación entre objetos externos y sin contacto con el propio cuerpo: el pincel pasando sus cerdas sobre la hoja, el martillo golpeando en el hierro o dos teléfonos celulares uno encima de otro. Imagine que un vaso llenándose de agua le generara exactamente la misma sensación que un orgasmo. En ese caso tendría una experiencia ectoerótica, y el orgasmo podría llamarse ectoorgasmo.
En rigor, el ectoerotismo no necesita siquiera que haya dos objetos relacionados o en movimiento: basta con un único objeto, inmóvil, que por alguna razón provoque sensaciones eróticas.

Si usted siente lo que le pasa a una pared cuando es rayada con un lápiz, ¿es usted el que está sintiendo, o es la propia pared la que siente? Los términos aquí definidos premiten jugar con esa ambigüedad.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Chupipasta

(Adjetivo. De chupe = bebida alcóholica y pasta = pastillas)

Dícese de la persona que yuxtapone o combina elementos inconexos, inoperantes o contraproducentes.

La palabra "chupipasta" parece indicar que los actos son producto de una intoxicación con drogas y alcohol, pero de hecho esto no tiene por qué ser así: podemos llamar chupipasta a quien actúa manera desatinada por simple distracción o, incluso, a alquien que realiza esa yuxtaposición de manera consciente.  

Usos: "En este supermercado la leche descremada está en la misma batea junto con los caramelos de menta. El repositor debe ser un flor de chupipasta". "Mi alumno es un chupipasta: en el examen le pregunté en qué año nació Sócrates y me explicó que los griegos tenían una vida democrática y que el agua es la combinación de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno"

A veces se llama "chupipasta" a una persona cuyo comportamiento es demasiado correcto: "Uy, pero qué chupipasta es este tipo, colocó el tenedor a la izquierda y el cuchillo a la derecha"

lunes, 5 de septiembre de 2011

Econoclasta

(Adjetivo. Del griego oikos = casa y klastés = rompedor)

Quien revela en público secretos de su propia familia. 

Por lo general las reacciones caprichosas y arbitrarias de un hijo malcriado, las fortunas malhabidas de un abuelo, los engaños amorosos de una madre o la violación a la mucama por parte del padre se suelen mantener en silencio dentro de un reducido círculo íntimo familiar. Si salen a la luz, es porque alguien habló de más o confió en la persona equivocada: es raro que un integrante de esa misma familia decida exponer las miserias del círculo del que forma parte, a menos que se trate de una situación límite.
Sin embargo a veces, sin que medie una intención heroica o informativa, un marido cuenta cómo hizo su esposa para estafar a inmigrantes, o una madre revela de qué modo su hijo aprobó el examen gracias a una amenaza a los docentes, o el sobrino explica qué hace el tío pacato todos los domingos después de ir a misa: visita prostíbulos y se hace aporrear por el látigo de una madama. En lugar de realzar lo bueno de su entorno, decide relatar miserias que lo avergüenzan de forma más o menos directa y lo convierten en cómplice: si un marido relata cómo hacía su esposa para estafar, de inmediato nos surge preguntar por qué no reaccionó, o cómo detuvo esa acción aberrante, o incluso por qué no se separó. El econoclasta hunde a los que lo rodean y no se da cuenta de que también él se hunde con sus revelaciones.  

Desde luego, para ser econoclasta no es necesario que se cuente un hecho sumamente aberrante. Basta con dar detalles innecesarios o antiestéticos relacionados con la convivencia cotidiana: "Mi mujer tiene unos pelos en las piernas que parecen de caballo"; "No sabés las verrugas que le salen a mi hijo en el trasero". "Mi esposa es muy bella, sí. Pero ronca. Y la cara que tiene a la mañana da miedo".

(De acuerdo a la etimología, esta palabra debería ser "Ecoclasta" y no "Econoclasta". Hay una sílaba intermedia [-no-] que se ha agregado para que el término tenga resonancias con "Iconoclasta" )

jueves, 1 de septiembre de 2011

Huoquitoqui

(Adjetivo y sustantivo. De la fonética de la voz inglesa "walkie talkie", transmisor - receptor portátil)

Dícese de quien habla moviéndose a través de varios ambientes sin tener en cuenta la distancia, el volumen o el ruido. 

Muchas personas dialogan mientras realizan las tareas hogareñas; van de la habitación al baño, del baño al lavadero y del lavadero al patio del fondo. No se dan cuenta de que su interlocutor está sentado sobre el sofá, o trabajando en la computadora del estudio, o se está duchando y en algún momento ya no pueden oírlas. Sin embargo, no se inmutan: continúan con su relato sin levantar el volumen ni hacer pausas, sin importarles que desde mucho rato antes están hablando solas. A los huoquitoquis hay que seguirlos por toda la casa, porque cuando descubren que nadie los oye se sienten ofendidos.  Si les decimos "no puedo escucharte", nos pedirán que abandonemos nuestro lugar puntual para peregrinar junto a ellos a lo largo de la casa.
El término se aplica, también, al caso contrario: al que habla desde un punto fijo mientras su interlocutor tiene que moverse por las actividades que realiza. Por eso, necesitamos exponer la definición complementaria:

Dícese de quien habla desde un lugar puntual sin tener en cuenta que su interlocutor se está moviendo a través de varios ambientes y no puede oirlo.