(Sustantivo masculino. Del latín ipsi [dativo de ipse] = a sí mismo y debitio = deuda)
Deuda que se contrae con uno mismo.
Hay personas que dividen su dinero de acuerdo a varios tipos de objetivos: está el dinero que se ahorra para comprar el auto, el que se guarda para irse de vacaciones y el que se utiliza para gastos cotidianos. A su vez, este último rubro puede tener más subdivisiones: para alimentos, para artículos de limpieza, para mantener el auto y para medicamentos. ¿Qué pasa si gastamos más de lo que habíamos estipulado en un rubro, por ejemplo, si nos vamos de vacaciones a un lugar carísimo, restándole fondos al ahorro para comprar el automóvil? En ese caso, hemos contraído un isidebio: en algún momento deberemos ser más frugales en los otros rubros para reponer la cifra excedente del dinero gastado. Nadie nos va a reclamar si no lo hacemos: podríamos no comprar el auto, o ahorrar a un ritmo más lento. Pero si hacemos así nos sentimos traicionados por nuestras propias metas. En rigor, estamos traicionando a aquel que fuimos cuando decidimos guardar peso a peso para comprar el auto. Ese que tomó la decisión de ahorrar es otro, distinto del que decidió gastar para vacaciones. En cierto modo, el isidebio es un conflicto entre los proyectos económicos que tuvimos en un pasado inmediato y nuestros intereses presentes.
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