lunes, 17 de enero de 2011

Xeroglótico

(Adjetivo. Del griego xéros = seco y glóssa = lengua)

Quien hace largos discursos sin pausa. 

El xeroglótico no respira ni hace pausas en su insuflada disertación, y tampoco (como lo indica su etimología) se toma tiempo para tragar saliva y lubricar su garganta. Después de un parlamento interminable queda agitado, ronco y jadeante. Sin embargo, rara vez el cansancio lo amedrenta: ni bien recupera el aliento se zambulle en una nueva catarata discursiva de final impredecible. Quienes lo escuchan se sienten vapuleados por la falta de pausas, e incómodos por la voz cada vez más jadeante, arenosa y quebradiza. Las palabras del xeroglótico se vuelven más difíciles de escuchar a medida que disminuye la lubricación de las cuerdas vocales, porque el oyente ya no escucha el discurso, sino el esfuerzo desafinado de una garganta cuya voz suena doliente y rasposa como un motor sin aceite. 

4 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Pinti.

Anónimo dijo...

Tato Bores (nunca me hizo gracia),
(de nada)

Eva dijo...

He encontrado muy interesante el blog.
Hace poco, en un curso de traducción que terminé, nos hablaron sobre términos en desuso y es un tema apasionante.
Como traductora, creo que es muy importante tener un buen conocimiento de la lengua, aunque sea la "muerta"
Saludos.

Jorge Mux dijo...

Eva: muchas gracias.
Este blog no recopila palabras existentes pero en desuso; la idea del blog es inventar palabras que se refieran a hechos que todavía no tienen nombre.
Muchos saludos.