jueves, 27 de septiembre de 2007

Builgoña


Rostro sin cabeza ni cuerpo que flota durante la madrugada con el propósito de asustar a niños que se despiertan muy temprano.

La builgoña adopta, a veces, el rostro de una persona conocida o fallecida. Su aparición se da entre las 2 y las 6 de la madrugada en plena oscuridad, cuando todos duermen. Tiene cierta tenue luminosidad o, mejor dicho, deja la impresión de que una linterna sutil la estuviese iluminando desde abajo, dando un aspecto diabólico y horrendo. Si un niño se despierta entre esos horarios, no debe abrir los ojos, pues podría encontrarse con la figura inexpresiva, incorpórea y flotante del rostro de su abuelo muerto. Para que aparezca una builgoña, es preciso que el niño se haya dormido temprano y luego se haya despertado. Si el niño se acostó a las diez de la noche y no se durmió (por ejemplo) hasta las dos de la mañana, la builgoña no aparece.

Las builgoñas no son espíritus ni provienen del más allá. Son entidades evanescentes cuya vida se encuadra en el estricto y riguroso ecosistema conformado por la oscuridad, la madrugada, las casas y los niños insomnes.

(Anécdota personal: cuando fui pequeño, a los cuatro años, me encontré una madrugada con una builgoña que venía de la cocina cuyo rostro era el de la Pantera Rosa. En aquel momento no sabía qué era eso. Hace unos años, una alumna -Agustina Haure- de la escuela donde trabajo me dijo que había soñado con una "cara sin barba y sin pelo que se aparecía a la madrugada". En el sueño, se llamaba La Builgoña. De allí derivé este nombre y esta definición)


5 comentarios:

gabrielaa. dijo...

"...entidades evanescentes cuya vida se encuadra en el estricto y riguroso ecosistema conformado por la oscuridad, la madrugada, las casas y los niños insomnes."

chapeau

Anónimo dijo...

lo suyo es terapéutico, mux.

la-filistea dijo...

¡¡Ayyy mamachita!!

Eustaquio y Hermenegildo dijo...

También es conocido como Jojondo, entre amigos.

made atom dijo...

Lo que no me queda claro es hasta qué punto se lo debe encuadrar entre las percepciones de la vigilia o las del sueño.