(Verbo transitivo. De fragancia y atragantarse)
1. Ponerse perfume en exceso.
2. Perfumar algo o perfumarse para tapar un mal olor.
3. Tener un fuerte olor exquisito a la par con otro fuertemente nauseabundo.
Las personas que suelen alejarse de quienes expiden un hedor espantoso, también se apartan de quien se ha echado una considerable dosis de desodorante o loción. En parte, porque una fuerte fragancia es empalagosa y, en parte también porque tanta necesidad de oler bien parece ocultar algo que huele muy mal, ya sea en sentido literal o figurado.
Por la misma razón, nunca conviene comprar en una carnicería o fiambrería en la que se pueda sentir con fuerza el aroma de un desodorante de ambientes lavanda o un desinfectante de pino, sobre todo si por debajo de esa esencia omnipresente nuestra nariz adivina una indefinida y soterrada pestilencia.
1 comentario:
Hoy en el tren, una señora se había afragantado con un entusiasmo más que excesivo. Y el perfume que tenía era de ésos persistentes que en dosis pequeñas no joroba pero en altas concentraciones causa vómitos.
Alrededor de la señora había casi un vacío absoluto.
Le juro.
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