(Verbo. De botica o botiquín)
Incorporar en la casa, en los bolsillos, en las carteras y en los cajones del escritorio una creciente cantidad de medicamentos.
El médico receta calmantes, antibióticos, analgésicos, desinflamantes, antipiréticos, somníferos, descongestivos y placebos. Cada caja ocupa un lugar en el botiquín, y lo sigue ocupando mucho tiempo después de que haya finalizado el tratamiento. Ante una nueva enfermedad, el botiquín debe hacer lugar a nuevos medicamentos hasta que, finalmente, se necesita de un nuevo cajón o un nuevo estante para contenerlos.
A veces el remedio viaja en los bolsillos de la persona: pastillas para el mareo, para el dolor de cabeza, para la acidez. El paso de los años y el temor nos lleva a cargarnos de más frascos y ya no hay un único bolsillo para medicinas; ahora en dos o tres de ellos separamos la pastilla de las cuatro de la tarde, la pastilla de la presión y el aerosol contra el asma. Los artículos de cosmética compiten cada vez más en desigual lucha contra los comprimidos y píldoras dentro de la cartera de una dama.
Con los medicamentos se observa un principio de acumulación creciente. La cantidad de frascos y ampollas siempre va en aumento y jamás disminuye. Hasta el último día de nuestra vida, el destino es emboticarnos.
El término se usa con pronombre reflexivo cuando los medicamentos son transportados por una persona en su cartera, su bolso o bolsillos: "Juan lleva aspirinas a todas partes; vive emboticándose".
2 comentarios:
Y el emboticamiento aumenta a medida que aumentan las presiones de la "vida moderna". Mientras más caprichos pseudo-productivos enfrentamos, se agrega a la colección algún medicamento nuevo, remedio que por lo general el paciente se receta a sí mismo.
Hágase la siguiente experiencia: en medio de su ámbito laboral manifieste que le duele algo, lo que sea y solicite a los presentes "algo" para esa dolencia. Verá con qué celeridad un coro de voces que reíte de los éforos se elevarán ofreciendo diversas pócimas y cada uno de los sujetos informando sobre los efectos milagrosos de la droga en cuestión.
Dormidano: no voy a hacer ese experimento, porque en general funciona al revés: suelo ser yo el emboticado que reparte aspirinas y pastillitas como si fueran golosinas.
Publicar un comentario