lunes, 2 de agosto de 2010

Descronar

(Verbo transitivo e intransitivo. De des = negación y del griego cronos = tiempo)

Eximir ciertos lugares, sucesos o momentos del estricto control del paso del tiempo.

Quienes sufren de cronodulia no pueden evitar la continua observación de los minutos pasados y restantes. Los cronodúlicos miden las horas, calculan los segundos que faltan y apuran sus acciones para enmarcar su vida (y las vidas ajenas) dentro de las estrictas segmentaciones del cronómetro. Cansan a los relojes de tanto mirarlos y se convierten en cronoréxicos.
Pero incluso el más cronodúlico se siente libre para descronar algunas actividades. "El domingo voy a la cancha, y no sé a qué hora vengo", dice un hincha de Racing dispuesto a no fijar límites de horario a su pasión por el fútbol. La afirmación "no sé a qué hora vengo" indica que no actuará de acuerdo a lo que indica el reloj, porque la actividad no ocurre en el tiempo lineal. Estrictamente hablando, lo que transcurre en la cancha y en los festejos posteriores no es tiempo; es una modalidad de la experiencia que escapa a la monótona división entre el ayer, el hoy y el porvenir. "Cuando llego al parque, nunca miro la hora", dice un amante de los árboles y la brisa fresca. Su afirmación indica que el parque ha sido descronado; los árboles, el viento y las calles del parque están eximidos de la rígida asociación con la fugacidad del tiempo y la tiranía del reloj.
Cuando se descrona, se gana eternidad a cambio de apuro.
En el momento de descronar es conveniente no estar rodeado de cronodúlicos. Porque el cronodúlico se encargará de recordarnos lo tarde que es, cuánto tiempo falta para que empiece el programa de televisión o cuántas horas de sueño nos estamos perdiendo.

1 comentario:

Unfu Mao dijo...

¡Qué lindo es consumir sustancias descronizantes!