(Sustantivo. Del griego crónos = tiempo y doúlos = esclavo. Adjetivo: cronodulo)
Esclavitud del horario.
Existe un término escasamente utilizado (y no definido) que expresa la correcta distribución del tiempo: la cronarquía (crónos = tiempo y arxéia = poder, soberanía). Un cronarca es aquel que puede establecer prioridades y disponer de su tiempo de acuerdo a lo que necesita y desea. Al contrario del cronarca, está el cronodulo quien se ve invadido y asediado por las actividades y los límites del tiempo. No puede tomar decisiones: su vida está regida por horarios que él nunca decidió imponerse y que, sin embargo, le marcan límites estrictos e inapelables. La mayoría de las veces la cronodulia surge de las demandas laborales. Trabajar a las seis de la mañana requiere acostarse a dormir a las once de la noche. Esto requiere cenar de nueve a diez, lavar los platos de diez a diez y cuarto, bañarse de diez y cuarto a diez y media, preparar la ropa para el otro día de diez y media a once menos cuarto. Sin embargo, no sólo el trabajo produce cronodulia: una enfermedad también puede hacerlo. Si debemos tomar un medicamento cada cuatro horas, estamos perpetuamente pendientes del reloj.
Los cronodulos suelen ser cronoréxicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario