(Sustantivo. Del griego penia = pobreza y thesis = afirmación)
Argumento tan pobre y contradictorio que desconcierta y desbarata una discusión.
Existen muchas maneras de poner fin a una discusión: cuando se da el reconocimiento de la verdad de una tesis, cuando se llega a una contradicción o cuando se inicia un enojo que termina a los golpes. Sin embargo, a veces uno se queda sin argumentos, pero no porque el oponente haya dado un argumento definitivo e inteligente, sino por la estupidez y pobreza de sus aserciones. En este caso, el argumento insólitamente pobre e inesperado se convierte en logolítico.
Dos personas discuten sobre religión. En un clima de polémica, A dice: "No puedo creer en una religión cuyos dogmas suponen la existencia de un ser superior vengativo". B responde: "Es que eso no es un dogma". Uno creería que el religioso debe apelar al dogma y tratar de justificarlo, pero si desde el principio admite que los dogmas de su fe no son dogmas, la discusión deja de tener sentido y uno no sabe muy bien cómo replicar.
Pongamos otro ejemplo. Dos personas discuten acerca de la calidad de un grupo musical. A dice: "Soda Stereo no tiene una música elaborada y sus letras no tienen sustancia". Si B es fanático de Soda Stereo, resultará insólito que su respuesta sea: "Es que Soda Stereo es un grupo comercial al que sólo le importan las ventas". Uno creería que un fanático no es capaz de decir una cosa así.
La pobreza de estos argumentos está dada por el hecho de que no sostienen la tesis principal que se supone deberían defender. Sin embargo, hay otros argumentos que son pobres y vergonzosos en sí mismos, y funcionan de una manera penitética, pues uno no sabe bien qué discutirle a quien esgrime tal argumento.
Veamos un par de vergonzosos argumentos de este tipo.
A dice que la teoría de la evolución de las especies es una quimera. B argumenta que la evolución es un hecho científico bien corroborado. A, penitético, replica: "Pero usted, ¿vio alguna vez que un mono pariera a un hombre?". Esta réplica muestra con mucha claridad que A desconoce incluso los principios más elementales de la teoría evolutiva y, por lo tanto, funciona como una penitesis.
A está hablando acerca del origen del lenguaje y afirma: "El lenguaje nació por una convención humana". B replica: "No es cierto, el lenguaje nos lo dio Dios". Acto seguido, agrega su argumento penitético: "Esto se llama mesa. ¿Cómo lo sabés? ¿Alguien te dijo que esto es una mesa? Eso prueba que Dios te dice cuáles son los nombres de las cosas"
El grave problema con los argumentos penitéticos es que, para hacer ver lo erróneo de su contenido se debe apelar a una larga discusión sobre supuestos previos, y para esa discusión es necesario aducir una gran cantidad de datos y exponer numerosos recursos didácticos, lo cual muchas veces es impracticable. Como puede verse, quien trata de refutar la teoría de la evolución respondiendo "usted nunca vio a un mono dando a luz a un hombre" necesita mucha educación antes de continuar discutiendo. A los efectos retóricos, nuestra imposibilidad de encontrar una respuesta elegante a la penitesis funciona como victoria del penitético. Cuando uno encuentra argumentos penitéticos en su interlocutor, le conviene dar la discusión por perdida y asentir sin agregar palabras. Gracias a la penitesis, uno descubre que nunca había valido la pena discutir con esa persona.
(Nota: he tenido muchas discusiones religiosas en las que mis oponentes apelaron a argumentos penitéticos; por caso: dos de los ejemplos de arriba provienen de diálogos reales: la del "no dogma" religioso y la del "mono que da a luz al hombre")
5 comentarios:
Señor Mux... ahora que existe una palabra para decirlo (y conste que nos la dio usted, no Dios)... ¿no siente a veces que la mayor parte de la gente es insalvablemente penitética?
también se puede agarrar y gritar "Hitler!"
Gabrielaa, ¿usted se refiere a la falacia llamada «Reductio ad Hitlerum»?
La penitesis es tal exclusivamente cuando el penitético es ignorante? es decir, usar una penitesis a propósito para terminar una discusión, lo convierte a uno en penitético o sólo en malparido?
Natalia, probablemente lo convierta a uno en penitético y malparido.
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