(Adjetivo. Del griego nephele = nube y bios = vida)
Dícese del ser que habita en las nubes.
Este término tiene un sentido figurado y un sentido literal.
En el figurado, los poetas modernistas han utilizado el término "nefelibata" (nefele = nube; batós = caminante) para referirse a la persona distraída, que no tiene los pies sobre la tierra. Con ese sentido también utilizamos al término nefelobio.
Pero el sentido literal es más interesante.
Desde tiempo inmemorial sobreviven historias acerca de lluvias de sapos, peces o arañas. Existe una teoría según la cual estos volátiles animales se crían en las nubes, o en lugares intermedios entre las nubes y la tierra llamados vorticarios naturales que consisten en fuerzas neumáticas en equilibrio que pueden retener y mantener en el aire algunos objetos sólidos de tamaño pequeño. Los animales que habitan ese vorticario se alimentan de insectos voladores o de musgos que crecen en el propio vorticario.
A veces un cambio brusco de presión hace desaparecer al vorticario y los nefelobios caen con fuerza hacia la tierra.
No debe confundirse un nefelobio con un etrobio. Mientras un nefelobio es parte de la biosfera terrestre, el etrobio está más allá de ella.
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