(Adjetivo. Del latín index = índice y signum = signo)
Dícese de quien señala algo con insistencia y con cierto enojo.
El indisoño no da indicaciones precisas; simplemente extiende su dedo índice y lo mueve repetidas veces para que lo entiendan. Pide que le alcancen "eso de ahí", que a él le parece tan evidente, y se enfurece cuando no le damos exactamente lo que quiere. Él cree que el solo acto de repetir la señal debe bastar para localizar cualquier cosa que se le ocurra. Otras veces, aun cuando es evidente lo que pide, el indisoño no deja de señalar y de decir "eso, eso, eso" de manera enojosa e innecesaria, pues la señal ya se ha comprendido.
Cuando miramos televisión, el indisoño nos dice "mirá eso", haciendo referencia a algo que le llama la atención y que nosotros -supuestamente- pasamos de largo. Si le decimos "no lo vi", él pide que retrocedamos la película y no dudará en poner su índice sobre la pantalla para señalar exactamente lo que quiere que veamos.
Los niños pequeños son indisoños por naturaleza. Pueden tironear del regazo de su madre diciendo "mirá, mirá, mirá eso" infinitas veces: no les importa que su madre ya se dio cuenta de que hay algo que debe mirar; creen que lo importante no es transmitir la información, sino lograr que el interlocutor ejecute una acción determinada.
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