miércoles, 29 de octubre de 2008

Preforinquia

(Sust. Del latín pre = antes, foris = puerta e inquies = inquietud)

Sobresalto, temor o fastidio que provocan el sonido del timbre o del teléfono.

Un llamado sorpresivo a la madrugada nos induce a las más horrendas conjeturas: alguien necesita ayuda; alguien ha muerto. La mente elabora una seguidilla de hipótesis espantosas desde el primer ring hasta el momento de levantar el tubo. Esa premonición negativa es la preforinquia.

Pero el término no se refiere a estos casos en particular, los cuales, dado lo inesperado de un llamado a la madrugada, podrían inducir sin problemas a sospechar algo malo: la preforinquia se extiende a cualquier llamado o a cualquier timbrazo a toda hora. Quien padece de preforinquia está esperando una mala noticia o una visita imprevista que arruine los planes de su día. Desde el momento en que tocan el timbre, y durante el trayecto para abrir la puerta, el preforínquico se dice a sí mismo: "Debe ser Marcos; si es Marcos le digo que no puedo atenderlo; pero si es Carla, bueno, a Carla le tengo que inventar una historia de por qué no hice el otro día tal o cual cosa. Espero que no sea Alicia. Alicia viene de visita y se queda todo el día. ¿O vendrán a traerme un telegrama de despido? ¿O querrán, otra vez, que vaya a la oficina para avisarme que llené mal los papeles?"

Llega el alivio de la preforinquia cuando comprobamos que tras la puerta sólo hay un vendedor, o un repartidor que nos deja la pizza y sigue su viaje, o un empleado de correos que nos trae un telegrama de despido, o la mismísima muerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

quizás se le olvido el peor de los casos de preforinquia:

la mismisima muerte, antes que más predicadores a domicilio


saludos

Jorge Mux dijo...

Anónimo: ¡puse ese caso!