Sensación de placidez y confortabilidad que da el viaje en ómnibus a larga distancia durante la noche.
La queviateria no es una simple modorra nocturna; a la comodidad y relajación propias de la posición del asiento reclinable, hay que sumarle el monótono zumbido del motor, el aroma a alfombra y el suave bamboleo del ómnibus en movimiento.
Para que la queviateria sea completa es necesario no conocer exactamente cuál es la trayectoria que sigue el vehículo, no saber cuándo amanece ni cuándo se llega a destino.
3 comentarios:
¿Cómo se llama la antítesis? Temo haberla vivido más veces...
¿Quién puede sentir placidez y confortabilidad en la incomodidad de un ómnibus de larga distancia?
Me esperan 26 o más horas de viaje a partir de esta noche. El martes les cuento qué sentí.
Te regalo cuando un tipo se descompone y caga en el baño cuando volves de Bahía a La Plata, habiendo viajado ya 12 horas desde Bariló...
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