(Sustantivo femenino y adjetivo. Del griego a = negación; éidos = forma y hémera = día)
Día sin forma.
Mientras la hemeromorfia es la estructura que posee un día de la semana (la hemeromorfia del lunes es muy diferente a la del domingo), la edímera es un día que escapa a cualquier estructuración y que transcurre sin que las horas se marquen de un modo contundente y preciso. En las edímeras solemos sentir que estamos en la mañana, cuando ya son las cinco de la tarde. O nos parece que es la hora de acostarse y sin embargo apenas está atardeciendo. Por lo general, nos acompaña todo el día el mismo estado de ánimo: las lagañas, los bostezos y la sensación obnubilada y torpe del ayuno se prolongan hasta el anochecer como si recién nos hubiésemos levantado. El día sin forma tiene sus ejes corridos; la luz del sol (o su ausencia) nos desorienta y los relojes marcan confundidos una hora que no se condice con nuestro somnoliento tiempo interior.
Las edímeras son, casi siempre, necrómeros.
1 comentario:
Jajaj, me encantó!
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