(Del latín fallax = impostor, falso, hipócrita y callidus = astuto)
Persona a la que se considera inteligente aun cuando jamás ha demostrado serlo.
A veces estamos seguros de que un amigo es muy perspicaz, astuto y avispado. Pero continuamente escuchamos (y a veces corroboramos) de él historias como estas: "Roberto es un tipo muy inteligente; qué raro que haya desaprobado el examen elemental de álgebra (siendo que él es profesor de álgebra)"; "Mirá vos, Roberto se agarró a trompadas con el ferretero porque la caja de clavos traía noventa y nueve, no cien. Él, que es tan inteligente, tomando esas actitudes". "A Roberto lo engañó su mujer durante veinte años; incluso encontró a su amante desnudo en el lavadero, pero creyó que era el plomero. Qué raro, cómo cayó Roberto, y eso que es un tipo inteligente". "A Roberto le dijeron que había ganado un concurso de belleza, pero para darle el premio le pedían quinientos dólares, y él los pagó. Increíble, alguien inteligente como el Rober, lo agarran en esa"; "Roberto perdió un partido de truco y se puso a gritar que le hicieron trampa. Una persona tan inteligente, llorando porque el azar no lo favorece". "Mirá, Roberto, que es tan inteligente, sin embargo me manda estos mails en cadena con power points sobre gatitos"; "Qué raro, Roberto es inteligente, no sé cómo apoya al partido neonazi 'Los Judíos A La Hoguera'" La conclusión bastante palmaria debiera ser: Roberto no es inteligente, es un pobre estúpido. Sin embargo, tal vez por algún hecho afortunado de su pasado, o quizás porque su entorno lo ensalzó de manera incorrecta, todo el mundo concuerda en que Roberto tiene una gran lucidez y es prácticamente un superdotado. Ante cada acto de su vida, Roberto se comporta de modo torpe, irascible, violento y nocivo; pero alguna vez nos hizo creer que detrás de esa fachada biliosa hay alguien que "piensa distinto" o que "resuelve las cosas" de una manera inesperada y lateral: "Roberto, cuando sale de su casa, deja la puertaabierta de par en par, así los ladrones no entran porque piensan que hay alguien". "Él juega al ajedrez de otro modo, por eso pierde; pero está tratando de imponer su nueva técnica". "Dejó de estudiar pintura porque está más allá de eso; estuvo tratando de inventar una nueva vanguardia artística hasta que, harto de no ser reconocido, quemó los caballetes y se hizo camionero. ¡Pero no sabés qué camionero! El tipo está diseñando una nueva manera de andar por las rutas manejando con el pensamiento. Y sí, ya chocó varias veces, pero sigue intentando. Es un genio"
Los falicálidos están en todas partes. Aunque la mayoría de las veces son repudiables, sin embargo hay que concederles un gran mérito: no es fácil, para un estúpido, andar por el mundo haciendo creer a los demás que se es un genio. De hecho, solo por ese logro debemos suponer que no es tan estúpido como parece.
2 comentarios:
"si se dictase una ley para excluir idiotas
todos estariamos de acuerdo"
A. Dolina
Quiero más análisis de las diferencias entre inteligente y genio.
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