martes, 7 de febrero de 2012

Pistiatría

(Sustantivo. Del griego pistis = creencia infundada y iatrós = médico. Adjetivo: pistiatra)

Diagnóstico inconcluyente e interrogativo sobre la causa posible de un padecimiento, hecho por personas que no conocen medicina.

Los pistiatras son devotos del tiempo futuro (perfecto e imperfecto), con el cual presentan innumerables y exasperantes posibilidades. Si les decimos "me duele la cabeza", el pistiatra dice: "¿Y no habrá sido el helado que tomaste anoche? ¿No será la cerveza? ¿No será el calor?" Si le hablamos de nuestro resfrío, comienza nuevamente con su batería de diagnóstico amateur: "¿No habrá sido la lluvia de ayer? ¿El ventilador? ¿El aire acondicionado? ¿El calefactor? ¿La plancha? ¿La capa de ozono? ¿No será la humedad de la pared del baño? ¿No habrá sido el julepe que te pegaste ayer cuando viste esa araña en la pared del baño? ¿No será alergia a las arañas o a las paredes de baño? ¿No habrá sido la pechuga de pollo con arroz?" Ante cada pregunta del pistiatra, el paciente se siente en la obligación de dar una respuesta satisfactoria, lo cual le demanda un gran trabajo y nuevas preguntas: "No, el aire acondicionado no puede ser, porque anoche no lo prendí. El ventilador no creo, porque lo puse muy bajito y muy lejos". El pistiatra embestirá nuevamente: "Bueno, pero ¿y la noche anterior? ¿Prendiste el aire? Y el ventilador ¿qué tan lejos estaba?". Ante cada posibilidad negativa, el pistiatra insiste y vuelve a la carga . Si decimos que nos "duele la panza", el pistiatra pregunta: "¿Y no será el hígado? ¿No será la vesícula? ¿Será el apéndice? ¿Una inflamación intestinal? ¿El estómago?". "No, el estómago no creo, porque me duele más abajo". Ante esta respuesta, el pistiatra podría argumentar: "Pero a veces parece que son los intestinos pero en realidad es el estómago". Como puede verse, no hay manera de escapar de sus diagnósticos parciales y sesgados. Si le recriminamos al pistiatra su insistencia, él se suele ofender aduciendo que sólo lo hace porque se interesa por nuestro malestar.
Es notorio, sin embargo, que los médicos rara vez someten a sus pacientes a preguntas verdaderamente informativas y minuciosas. Lo curioso es que en este caso el interrogatorio sí sería legítimo y necesario. Pero el médico suele hacer un breve examen de rutina en silencio, y no le parecen relevantes las particulares circunstancias de nuestro malestar. Apenas si nos receta un jarabe sin siquiera mirarnos a los ojos. "¿Qué tengo, doctor?" le preguntamos cuando escribe, callado, la receta. "Una inflamación", dice, escueto. Aunque nos irrita la verborragia de los pistiatras, también nos enoja la parquedad de los médicos.


Las madres, las abuelas y las tías solteronas suelen ser eminentes practicantes de la pistiatría.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me veo en una reunion de pistriatas anónimos.

Anita dijo...

Muy cierto! jajajaja.... y muy bien detallada la secuencia de una situación así es VERDAD!!!