(Sustantivo. Del griego allos = otro y mnéme = recuerdo)
Variación que van sufriendo los recuerdos cada vez que son recordados.
¿Es posible que el solo acto de recordar modifique los recuerdos?
Quizás esas evocaciones de la infancia que rememoramos a menudo hayan ido sufriendo graduales e imperceptibles mutaciones en cada evocación, y no hay manera de darnos cuenta porque no tenemos con qué compararlas. Probablemente, cada vez que se recuerda el día en que comenzamos la escuela, nuestra imaginación agregue sensaciones, colores, destellos, personajes y sentimientos que jamás estuvieron presentes. Tal vez, en cada nuevo acto de rememoración nos venga a la memoria no sólo el recuerdo original, sino también -de manera subrepticia- el recuerdo de todas las veces que trajimos a la memoria ese recuerdo, más una serie creciente de efectos mnémicos ilusorios, teñidos con un regusto a nostalgia y lejanía borrosa.
Según la hipótesis que da origen a esta palabra, los tafómemos habrán de ser los únicos recuerdos que no pueden ser modificados por la memoria. Pero, precisamente por ello, por desgracia no los podemos recordar.
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