(Verbo intransitivo. De aguinaldo)
Malgastar de manera compulsiva una cantidad de dinero que sólo se recibe una única vez.
El término "aguinaldear" no necesariamente hace referencia al cobro del aguinaldo o sueldo anual complementario de los asalariados: puede aguinaldear quien cobra una herencia o una venta importante. El que aguinaldea sabe que ese dinero es por única vez y luego se termina. Sin embargo, en lugar de ahorrarlo o usarlo para inversiones importantes y postergadas (arreglar el techo de la casa que tiene goteras, hacerse la dentadura o comprar insulina), prefiere hacer una enorme fiesta, o costosos regalos a sus parientes y amigos, o darse algunos lujos innecesarios y de dudosa satisfacción: comprarse una mascota exótica (a la que luego no podrá mantener), alquilar una limusina por tres meses (y no poder pagar los gastos de chofer y minibar) o arrojar miles de billetes desde la terraza de su casa, para exhibirse ante sus convecinos como un magnate (esquivando las roturas de la terraza que provocan las goteras)
2 comentarios:
Como decía mi abuela, el aguinaldear tiene que ver con esa necesidad de algunos espíritus de defecar már arriba del conducto proceloso.
Y en otro orden de cosas, acá hubo mucho aguinaldeo antes de navidad. Tanto que a los comerciantes les brillaban los ojitos como si se hubieran contaminado con cadmio.
Una vez aguinaldeé una suma que multiplicaba mi sueldo de entonces, en ropa de mala calidad. Toda la plata.
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