(Verbo transitivo. Del latín post = posterior y caveo = cuidarse. sustantivo: poscaución. Participio: poscavido)
Prevenir un peligro cuando sus efectos ya han comenzado.
El poscavido se pone abrigo y bufanda cuando ya ha adquirido neumonía; se vacuna sólo si ya tiene sarampión, arregla el dique cuando su ciudad se inundó por completo, y estudia abogacía una vez que ha conseguido el puesto de fiscal. Las medidas que toma no sólo llegan tarde: además, resultan inoperantes e improcedentes, porque pretenden actuar para prevenir algo cuyos efectos ya se han desencadenado. Las poscauciones funcionan, quizás, como amuletos mágicos: crean la falsa impresión de que se hace lo correcto: sin duda, abrigarse cuando hace frío, vacunarse, arreglar el dique o estudiar abogacía son acciones positivas en sí mismas, pero ninguna de ellas tiene efectos retroactivos.
Muchos políticos actúan con poscaución: descubren los caños y cloacas rotas, la instalación eléctrica defectuosa o la escasa reserva de agua sólo cuando los efectos negativos ya están actuando sobre la población. Entonces siguen dos estrategias posibles: o bien actúan con poscaución, cambiando los caños, reparando la electricidad o buscando fuentes alternativas de agua, o bien se entregan a un quietismo cretino con la excusa de que en las gestiones anteriores no se tomaron los debidos recaudos.
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