(Sustantivo. De santo y antivirus)
1. Programa que considera como un virus cualquier archivo de computación que codifique expresiones e imágenes obscenas y sacrílegas.
2. Programa que otorga una bendición a otros programas, por medio de un escaneo.
En la acepción 1, el santivirus ejecuta una acción invasiva y censuradora sobre los datos de un ordenador. En la acepción 2, en cambio, el santivirus es inofensivo; es un programa epifenoménico que "barre" al resto de los programas, otorgándoles una bendición. Se supone que el santivirus en su segunda acepción es un simple programa de escaneo que ha sido bendecido por una autoridad eclesial. Si existiera un "cielo de los datos" adonde viajen los archivos cuando se destruye su soporte, esos archivos sólo podrán ocupar un paraíso binario de élite si han sido previamente purificados por el santivirus. De otro modo, cuando el disco rígido se destruya, los datos o bien simplemente desaparecerán, o bien viajarán a un infierno espantoso lleno de entidades matemáticas monstruosas, como el infinito, la cifra periódica o el número dos.
En otra acepción relacionada con las anteriores (aunque por fuera del lenguaje binario), un santivirus puede ser un virus que ataca al cerebro de las personas, cuyo síntoma es un estado de fe, castidad, devoción divina y santidad. Los afectados de santivirus no se defienden de los golpes que reciben, y prefieren ceder sus bienes (aun los más privados y esenciales) a otras personas. Trabajan sólo en beneficio ajeno y sienten una enorme serenidad y placer en la frugalidad absoluta y en los soliloquios en voz baja, de rodillas y con las manos juntas.
(Este post está inspirado en la frase "Salva tus datos" de mi amigo Sebastián Morfes, y en la pesadilla binaria del robot Bender de la serie Futurama: "¡Qué horrible pesadilla! ¡Unos y ceros por todas partes! Hasta me pareció ver un dos")
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