lunes, 30 de agosto de 2010

Egomatía

(Sustantivo. Del griego egó = yo y mantháno = aprender)

Aprendizaje a partir del propio yo.

La egomatía es una ciencia de discutible pronóstico: consiste en adquirir el saber a partir de uno mismo, como si el yo fuese la fuente de todo conocimiento. Cada vez que se insta a "encontrar la respuesta dentro de uno", se está apelando a una particular visión egomática, aunque el término designa un proyecto más ambicioso y complejo: los egómatas creen que todo conocimiento proviene de las profundidades de uno mismo, y que todo el "afuera" que creemos conocer es, en realidad, una compleja construcción proyectiva a la que llamamos "mundo". Esta visión parecería abonar al solipsismo (la tesis según la cual sólo existo yo); sin embargo no necesita llegar a ese extremo. Sólo somos capaces de conocer aquello que hemos construido como siendo cognoscible es una consigna egomática. Por eso, un yo fortalecido tiene mayor acceso al saber que un yo débil, intermitente o alienado. La egomatía, también, puede tener su versión plural: no es un "conocimiento a partir del yo", sino a partir del "nosotros". Esta versión (en la cual el yo se enriquece en las interrelaciones con otros "yo") no está demasiado alejada de la visión científica del mundo. Si la ciencia es una construcción conceptual colectiva, no puede descartarse que cuantos más individuos sostengan los andamios de esa construcción, tanto más esos mismos individuos (como individualidades, o como grupos) conocerán a partir de los andamios que ellos mismos han construido para sostener al resto de la construcción.

Curiosidad: algunas corrientes conductistas, materialistas y fisicalistas pretenderán que el "yo" es una entidad ficcional o virtual, y por lo tanto pondrán el acento en la corporalidad y no en una entidad que, a la postre, es producto del conocimiento y no fuente de él. Por eso, un egómata conductista dirá que no se debe observar el propio yo, sino los gestos del propio rostro para aprender todo lo que hay que saber. De ese modo, un egómata, para ser consecuente con su teoría, debería mirarse al espejo continuamente.

1 comentario:

José Pepe Parrot dijo...

Cuando mi madre era maestra rural allá en Mendoza y yo vivía con ella en el medio del campo más campo de todos, una vez se organizó un viaje a la capital de Mendoza. Todos los chicos, excepto uno, recibieron la autorización de sus padres. Mi madre fue a ver al padre que no autorizaba el viaje de su hijo y el padre respondió que no lo dejaba ir porque "Yo nunca salí del campo y no me morí, todo lo que el niño necesita saber lo aprenderá acá".