(Sustantivo. Del griego autós = sí mismo y carcynos = cangrejo)
Tumor canceroso independiente.
Los tumores crecen en -y a expensas de- los individuos que los padecen. Pero, quizás, si pudiéramos lograr que el tumor creciera hasta cierto punto, y luego se separara de su gestor para seguir creciendo de forma autónoma, habríamos logrado un autocarcino.
Se podrían criar a los autocarcinos como nuevos tipos de formas vivientes. Quizás se puedan alimentar e incluso reproducir sin necesidad de los cuerpos humanos. Quizás los tumores cancerosos sean realmente entidades independientes, pero no hemos logrado comunicarnos con ellos, ni educarlos convenientemente. Si existiera algún modo de dialogar con ese conjunto de células mutadas y enloquecidas, quizás se podría convencerlas para que abandonen el lugar donde han nacido y separarse del torturado cuerpo humano que lo padece.
Es posible que en un futuro los bosques estén poblados por extrañísimas criaturas visceroides autocarcinas, que se combinarán en infinitas formas con nanobots y animales artificiales. Es posible, también, que cada tanto los autocarcinos sientan el impulso de retornar al cuerpo que les dio origen, y necesiten abrazarse al pulmón, al recto o al estómago de donde fueron extirpados, como niños abandonados que sienten nostalgia de la lactancia materna.
1 comentario:
Hay que empujarlos para que abandonen el nido.
Claro que, con el crecimiento de población de autocarcinos vendría toda una jungla de dilemas legales.
¿Quién mantiene al autocarcino? ¿Quién lo educa y alimenta? No son dilemas menores, no señor.
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