(Adjetivo. Del griego pseudós = falso y oistrós = aguijón)
Dícese de la persona que se considera a sí misma capaz de advertir, amonestar y concientizar a otros.
El seudostro cree que tiene una misión trascendente. Aunque su bagaje conceptual es deplorable, y aunque sus convicciones resultan escasas y contradictorias, él supone que sus duras, prejuiciosas y muchas veces infundadas admoniciones provocarán un "despertar", o un "abrir los ojos" en sus irritados oyentes. Es común que un seudostro se vanaglorie de sus (puramente imaginarios) buenos resultados: "Ayer le dije a Carlitos que esa mujer con la que sale no es para él, que algún día lo va a engañar; que se tiene que buscar otra. Al principio se enojó, pero después (antes de pegarme una trompada) me miró como diciendo 'tenés razón'". Otras veces, el seudostro cuenta dudosas anécdotas del pasado, para mostrarnos que "desde muy joven" se dedicó a "decir todas las verdades" a la gente y que "no se calla nada", esperando quizás que sus obligados oyentes le rindan pleitesía. "Hace veinticinco años hablé con el presidente de la república, el finado Raúl Alfonsín y le dije: Raúl, se viene la hiperinflación, se viene la hiperinflación, cuidado con las especulaciones financieras... No me hizo caso, y fijate la que se vino en el ochenta y nueve"
El seudostro realiza una amalgama entre el consejo malicioso y la advertencia: por un lado, dictamina cuál es el único camino que se debe seguir para evitar un mal horrendo; por otro lado, infiere cuál es el mal terrible en el que (de manera inexorable) desembocarán los acontecimientos si se desoye su advertencia. Muchas veces (y esto es lo típico) es ambiguo y poco específico en su relato de los hechos actuales; sin embargo, a pesar de ello, parece tener muy en claro cuáles serán las terribles consecuencias si no se actúa como recomienda. Si se le pregunta cómo está el contexto político, dirá "Está todo, pero todo, todo, mal". Ahora bien, de ese "mal" en abstracto, ese mal total, supone que el mejor camino es "Quitar del camino a un candidato pernicioso", porque de otro modo "el país desembocará en una irreparable crisis interna, con la quiebra de todas las pequeñas y medianas empresas". Aquí puede verse la secuencia del seudostro: un contexto inespecífico ("Está todo mal"), un camino a seguir ("Quitar del medio a un candidato") y una consecuencia espantosa y muy específica si no se cumple con su consejo imperativo ("La quiebra de las pequeñas y medianas empresas")
En el contexto político argentino, la diputada Elisa Carrió es la seudostra más reconocida.
3 comentarios:
Ud. describió punto por punto a una tía que yo tengo. Ella se precia en predecir las peores catástrofes fundada en las elecciones de vida de sus parientes y cuando algo pasa, porque siempre algo pasa, ella eleva los ojos al cielo y dice "ya lo sabía" y agrega "y ahora vas a ver..."
Es como un síndrome de Cassandra eso de predecir las catástrofes,(sobre todo la parte en que nadie le cree) pero hinchapelotas!!
Tus elecciones iconograficas para ilustrar las entradas son tan agudas como tus términos.
;b
Saludos
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