(Sustantivo. Del griego leté = olvido y eu = bueno y froné = pensamiento)
Sensación de que la idea olvidada era muy buena.
Por culpa del pistentimio, vamos por la vida teniendo ideas momentáneas que se pierden en el olvido. Por culpa de los letifremas, nos embarga la sospecha de que esa idea perdida habría sido genial; quizás el leit motiv para escribir una novela famosa, o una tesis doctoral, o el guión de una película, o un método para ayudar a depresivos. Desde luego, no hay manera de corroborarlo: sólo nos queda la sensación de haber perdido algo bueno, aunque no haya quedado el menor vestigio de ello en nuestra memoria. Después de un letifrema, se pueden ensayar lamentos y autocompasiones: después de todo, uno es talentoso, tiene buenas ideas, pero el olvido nos juega una mala pasada. Sin embargo resulta sospechoso que sólo recordemos las ideas malas y estériles: nunca podemos olvidar la copla guaranga que se nos ocurrió en el colectivo, la invención de un títere hecho enteramente con embutidos, o el novedoso método para darse una paliza solo. En cambio, esas ideas que habrían cambiado la mente y el destino de la humanidad permanecerán para siempre en el olvido.
Es posible que las personas a quienes calificamos de mediocres sean, en realidad, grandes genios creativos con muy frágil memoria. Como uno mismo.
2 comentarios:
¿cómo es ese método para darse una paliza solo?
Le iba a decir algo, ...eh, ...bueno... , no sé.... si...,que era?
Ah, muy bueno lo suyo...
Atte/
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