(Verbo. Unión de “devolver” y “boludear”)
Devolver algo a alguien, en tal tiempo y forma que hacen imposible su aprovechamiento.
Una pelota se pasa a otro jugador de un modo que le resulta más ventajoso al rival; un libro vuelve a nosotros cuando ya no hay tiempo de corregir la monografía que estábamos preparando para incluir en ella las citas de dicho libro; un vestido se nos regresa acompañado de gratitud y disculpas, pero con manchas imborrables y el mismo día que pensábamos usarlo: son ejemplos de deboludeos cotidianos.
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