viernes, 3 de agosto de 2012

Entrolectualismo


(Sustantivo. De entropía y del latín lego = leer. Adjetivo: entrolectual: quien sostiene el entrolectualismo)

Hipótesis según la cual el aumento de conocimiento produce mayor estupidez o tiene resultados perniciosos.

El entrolectual supone que cualquier forma de aprendizaje sólo empeora el conocimiento de las cosas. Cree que las actividades humanas deben realizarse de modo improvisado, a partir de la intuición momentánea. Desconfía de los instructivos, de las carreras universitarias y de los maestros. Con respecto a estos últimos, sospecha que son mucho más tontos que el resto de los trabajadores. Esta sospecha se hace extensiva a cualquier trabajador intelectual: según el entrolectual, los libros nos vuelven más estúpidos; la educación sólo desvía la atención en lo verdaderamente importante, y la erudición es solo una forma afectada de la ignorancia. Por eso, el entrolectual desconfía de todo aquel que tiene un título o que se presenta como experto en alguna materia. "Este tipo dice que toda la vida construyó aviones. Pero yo te apuesto que construyo un avión mejor que el de él". "¿Hacer una carrera para aprender ingeniería? Si yo me pongo, construyo un puente sin haber leído un solo libro". "Uf, si yo quisiera, escribo la Crítica de la Razón Pura sin haber leído un libro de filosofía". A veces, desde luego, las personas que saben se comportan de un modo tan estúpido (y tan contrario a su supuesto conocimiento), que el entrolectual parece tener razón: está lleno de supuestos expertos que sólo hacen juicios banales y totalmente pedestres. Si un médico, al examinarnos, sólo se limita a decir: "Esto no está bien", sin agregar absolutamente nada más y sin prescribir exámenes ni recetas, nos veremos tentados a desconfiar de los profusos diplomas que cuelga en su consultorio. Por estos casos (en los que el entrolectual parece tener razón), el conocimiento y la ciencia en general suelen verse como complicadas y monstruosas veleidades cuya verdadera sustancia podría resumirse en dos o tres palabras cotidianas. 

Existe una forma especial de entrolectualismo, propia de personas que trabajan en un proceso creativo. Esta forma especial se da cuando un escritor trata de no leer para evitar "contaminarse" del estilo de otro escritor. De acuerdo con esta idea, la adquisición de nuevos conocimientos o estilos es perjudicial para la gestación de la propia obra, y por ello debe evitarse todo contacto con los libros.

En ambas acepciones, existe la noción de que cierta virginidad intelectual es mucho más deseable y fructífera que un arduo recorrido por el saber.

3 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Ha descripto una muy extensa porción de la humanidad Don Jorge.
En estos días (quizás antes también pero ahora tienen más espacio) los entrolectuales se han apoderado de la TV, en donde cualquier cosa que huela a cierta búsqueda del saber es descalificada con un intempestivo "-Bueno, nada..."

Rodrigo G. dijo...

A ver, que estos personajes existen y estan equivocados sí, estoy de acuerdo. El ejemplo más fácil es el "lo atamo con alambre" argentino que se puede encontrar en muchos talleres mecánicos o en técnicos de televisión por cable que aseguran saber más que los ingenieros porque ellos sólo saben de teoría. Ahora en cuanto a la creación tanto en la literatura como en otras artes ya nos estamos metiendo en un terreno donde primero hay que definir creación y luego entender que puede ser una técnica apartarse del conocimiento para hacer aparecer algo nuevo. Es para largo...

Anónimo dijo...

Mi casa ha sido objeto de hogaricidio por parte de un entrolectualista extremo. En vez de tarugos fisher ha usado trozos de madera imprimiendo a las paredes un estilo "paredon de fusilamiento" lleno de agujeros de distintos tamaños.
Para que llamar a quien sabe del tema? Para que usar los elementos correctos? Yo los hago de madera, no gasto un mango y esigual! Estos son argumentos hipoteticos del personaje que tuvo mi casa antes que yo.
qwerty