martes, 18 de mayo de 2010

Autofemismo

(Sustantivo. Del griego autó = a sí mismo  y femí = decir)

Palabras que se pronuncian con la intención de comunicárselas a uno mismo. 

En algunas circunstancias necesitamos escuchar lo que estamos pensando para saber que estamos pensando exactamente eso y no otra cosa. Este curioso y muy frecuente desdoblamiento tiene efectos productivos: a veces, por el solo hecho de escucharnos, caemos en la cuenta de ciertos errores e inconsistencias que jamás habrían salido a la luz si sólo permanecieran como un discurrir puramente mental.

El autofemismo es la expresión vocal del discurso interior. Mediante este proceso una persona se comunica a sí misma pensamientos, estados de ánimo y reacciones. Pero la intención última no es sólo comunicativa: con ciertas palabras pretendemos influir sobre nosotros mismos. La expresión "Qué grande que soy", repetida una cierta cantidad de veces, con matices y argumentos que la sostengan ("Soy un grande. Me lavé la ropa solo, me hice la comida, arreglé la canilla") nos predispone con buen ánimo, mientras que "Soy un verdadero pelotudo" tiende a deprimirnos. A veces el autofemismo es un murmullo casi inaudible, y no suele ser continuo ni prolongado. No suele ser tan caótico como el monólogo interno. El autofemismo se convierte en un estado patológico si se realiza en voz alta y en cualquier circunstancia. Desde luego, la línea que separa el estado patológico del (casi) normal es difusa y discutible.

2 comentarios:

Ecolala el boludín del habla dijo...

En algunas circunstancias necesitamos escuchar lo que estamos pensando para saber que estamos pensando exactamente eso y no otra cosa. Este curioso y muy frecuente desdoblamiento tiene efectos productivos: a veces, por el solo hecho de escucharnos, caemos en la cuenta de ciertos errores e inconsistencias que jamás habrían salido a la luz si sólo permanecieran como un discurrir puramente mental.

En algunas circunstancias necesitamos escuchar lo que estamos pensando para saber que estamos pensando exactamente eso y no otra cosa. Este curioso y muy frecuente desdoblamiento tiene efectos productivos: a veces, por el solo hecho de escucharnos, caemos en la cuenta de ciertos errores e inconsistencias que jamás habrían salido a la luz si sólo permanecieran como un discurrir puramente mental.

En algunas circunstancias necesitamos escuchar lo que estamos pensando para saber que estamos pensando exactamente eso y no otra cosa. Este curioso y muy frecuente desdoblamiento tiene efectos productivos: a veces, por el solo hecho de escucharnos, caemos en la cuenta de ciertos errores e inconsistencias que jamás habrían salido a la luz si sólo permanecieran como un discurrir puramente mental.

Marisa dijo...

Gracias. Me preguntaba qué es lo que practico cada vez que digo "bueno", "no, pará" o "vamos, vamos", especialmente cuando no tiene nada que ver con la conversación en la que participo