(De pija = pene)
Dícese de quien exhibe el pene como si fuera un arma.
El pijalero intenta amedrentar a otros hombres con su pene. No porque considere que es especialmente grande: cree que el acto de exhibirlo es suficiente para inhibir a quienes lo rodean. Supone -a veces de manera equivocada- que ese alarde lo convierte en el "macho alfa" del grupo y que, por consiguiente, ningún otro le robará la mujer que él elija, ni se meterá en sus asuntos. El pijalero cree, también, que tiene derecho a exigirle obediencia a los que no son pijaleros.
Es común que en el acto de ostentación el pijalero diga palabras que acompañen su gesto manual. Esas palabras pueden ser desde una amenaza acerca de lo que puede hacer con su pene hasta una invitación retórica a acercarse al miembro para idolatrarlo.
Conviene aclarar que esta exhibición no tiene por qué hacerse al desnudo. Llamar la atención al bulto en el calzoncillo; mover rítmicamente el vientre o mirarse la propia entrepierna son formas menos temerarias aunque igualmente soeces.
1 comentario:
Otra forma del pijalerismo bastante molesta es por la vía simbólica de pasar en autos o motos «tuneados» haciendo mucho ruido de motor delante de la pobre gente de a pie que camina o se entretiene en bares a la calle. Generalmente, cuanto más pequeña es la ciudad donde esto ocurre, más ruido hacen los motopijaleros. (la avenida Alem, en Bahía Blanca, es un buen ejemplo.) Una teoría no comprobada empíricamente (hasta donde se sepa) relaciona en forma inversa el tamaño del vehículo motorizado con el del apéndice de su dueño.
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