martes, 27 de enero de 2009

Anoperdacia

(Sust. Del latín a = partícula privativa; nosco = conocer; per = con insistencia y data = datos)

Profusión de datos para identificar algo que no se conoce.

Dado que la definición es un tanto árida, conviene aclararla con ejemplos. La anoperdacia se manifiesta en diálogos. Supongamos que A y B conversan. A desea hacerle recordar algo a B. B insiste en que no conoce eso que supuestamente debería recordar. Por lo tanto, A agrega información y datos para que B tenga mayores indicios identificatorios.
Ejemplo:

A - ¿Te acordás de la película Los dragones también lloran?
B - Nunca vi esa película
A - ¿No te acordás? Trabajaba Robert de Niro haciendo de dragón rojo.
B - Nunca vi esa película.
A - ¡Robert de Niro! y el otro... Ese, el rubio... el de Ghost.
B - Nunca vi esa película.
A - También trabajaba la actriz esa que hace los locos Addams.
B - Nunca vi esa película.
A - ¿Pero cómo que no? Esa en la que entra un tipo a la habitación y descuartiza un oso de peluche creyendo que es la mujer.
B - Nunca vi esa película.

Como puede apreciarse, este diálogo puede continuar por siempre. Mientras A permanezca empecinado en no escuchar o no creer lo que dice B, adolecerá de anoperdacia. Por supuesto, también puede ocurrir que B efectivamente haya visto la película, y no lo recuerde. En ese caso, la anoperdacia pretende tener un efecto mnemotécnico: los datos son pequeños hilos para poder traer el recuerdo a la luz. Sin embargo, sea que el hecho en verdad haya ocurrido o no, es algo que muchas veces resulta irrelevante. A veces, el dialogante pretende hacer recordar al otro algo para lo cual no es necesario ningún dato o ningún recuerdo. Imaginemos que A se proponía contar el argumento de la película Los dragones también lloran. En ese caso, no parece relevante que se requiera ningún recuerdo por parte del interlocutor, y menos con tanta vehemencia.

No hay comentarios: