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Hay casos en los que uno da (o recibe) dinero sin saber bien por qué: no es regalo, no es soborno, no es pago, no es dádiva, no es ostentación, no es caridad. Si se da (o recibe) dinero en esas circunstancias, se trata de una dismuneración.
La dismuneración se suele recibir con la consigna de "tómalo y no preguntes por qué", y se suele dar con el lema "lo doy pero no sé bien por qué". Aunque, posteriormente, el que da suele revestir su dismuneración con alguna razón que considera válida: "lo vi tan desaliñado al pobre; le dí unos pesos"
Ejemplos de dismuneración: darle dinero porque sí a un discapacitado en la calle (y revestir esa dismuneración con el justificativo: "es discapacitado, necesita dinero"). Dejar una cuantiosa propina en un restaurante (cuando la moza no ha sido especialmente amable con nosotros); aceptar que el redondeo en los supermercados no nos favorezca (es decir: regalar centavos al empresario); pagar de más y no reclamar; dar dinero a los sobrinos y nietos en cada encuentro (o, peor aun: sentirse con la obligación de darles dinero sólo por ser el tío o el abuelo)
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