(Sustantivo. Del griego a = partícula privativa y sopaíno = hacer silencio. Adjetivo: asópico)
Imposibilidad de callarse.
Muchas personas creen que el silencio es una mala señal. No conciben que haya alguien junto a ellos y que, sin embargo, no se le esté hablando. Por eso, quienes padecen de asopia aprovechan cualquier instante para capturar la atención de sus interlocutores (provocándoles cronoclepsia e irenofagia) y someterlos a una catarata interminable de palabras. El asópico ejecuta su verborragia sin respetar las necesarias pausas de todo encuentro. Persigue hasta el baño a sus forzados interlocutores y no les permite un segundo de distracción. "¡Te quedaste callado!", nos dice el asópico en un momento de respiro (arrebatándonos un inesperado instante de silencio) y arremete una vez más con su verba indiscreta e indiscriminada.
El asópico no necesariamente habla de temas triviales y pasatistas. De hecho, los peores asópicos son aquellos que nos hablan de trabajo (en este caso, labofan) o quienes nos piden opiniones profundas sobre temas acerca de los cuales nunca quisimos oir una sola palabra.
3 comentarios:
En mi barrio, compañero, a los asópicos les dicen gombertos, término despectivo que viene del calabrés "gomba" (dícese del pelotudo vocacional) y del porteñísimo "mamerto". UAP, campión. No se olvide que lo quiero.
Con respeto, profesor, creo que esta palabra es innecesaria, ya que "verborrea" tiene el mismo significado.
Julio, tiene usted razón.
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