viernes, 30 de enero de 2009

Moscelar


(Verbo. Del latín monstro = mostrar y celo = ocultar

Exhibir algo un momento para luego esconderlo.

Un niño tiene un chocolate y la muestra a un amigo. El amigo observa admirado y entusiasmado, pero el niño oculta la golosina una vez que la ha mostrado. Un millonario muestra su holgada billetera a sus parientes pobres para luego guardarla sin ofrecer un peso. En estos casos se moscela con dos intenciones: fanfarronear y despertar cierta envidia. Pero existe una tercera intención oculta en aquellas dos mucho más maliciosa que es despertar la ilusión y el deseo ajenos, haciendo creer que hay una voluntad de compartir aquello que se exhibe, cuando en verdad no es así.

Se puede moscelar con el propio cuerpo. Cuando una mujer muestra por un segundo sus pezones o su trasero con la intención de despertar la lujuria de un hombre, está moscelando. Si luego se quita toda la ropa y se entrega, no hubo moscelación. Si después de esa mínima y provocativa exhibición decide vestirse y retirarse, diremos que hubo histeria y moscelación.

jueves, 29 de enero de 2009

Idiópero

(Sust. Del griego idios = propio, particular y péras = límite)

Objeto que limita consigo mismo.

El idiópero no es un objeto infinito ni ilimitado. Se trata de una cosa que no comparte las propiedades geométricas habituales, pues se encuentra plegado sobre sí mismo sin otro objeto alrededor: todo lo que hay alrededor, es él mismo.

Otra manera de ser del idiópero consiste en que sus límites o bordes poseen propiedades distintas a las usuales. Se pueden postular idióperos cuyos límites perimetrales sean una entidad matemática, un color abstracto o una energía metafísica y no estrictamente un límite en el sentido común de la palabra.

(La imagen que acompaña a esta entrada, por supuesto, no corresponde a la de un idiópero. Como se habrá entendido, no puede visualizarse un ser de características idióperas. En su lugar, hay una medusa intergaláctica llamada Lordakium, que es aproximadamente lo que imagino cuando trato de tener una idea visual de un idiópero)

martes, 27 de enero de 2009

Anoperdacia

(Sust. Del latín a = partícula privativa; nosco = conocer; per = con insistencia y data = datos)

Profusión de datos para identificar algo que no se conoce.

Dado que la definición es un tanto árida, conviene aclararla con ejemplos. La anoperdacia se manifiesta en diálogos. Supongamos que A y B conversan. A desea hacerle recordar algo a B. B insiste en que no conoce eso que supuestamente debería recordar. Por lo tanto, A agrega información y datos para que B tenga mayores indicios identificatorios.
Ejemplo:

A - ¿Te acordás de la película Los dragones también lloran?
B - Nunca vi esa película
A - ¿No te acordás? Trabajaba Robert de Niro haciendo de dragón rojo.
B - Nunca vi esa película.
A - ¡Robert de Niro! y el otro... Ese, el rubio... el de Ghost.
B - Nunca vi esa película.
A - También trabajaba la actriz esa que hace los locos Addams.
B - Nunca vi esa película.
A - ¿Pero cómo que no? Esa en la que entra un tipo a la habitación y descuartiza un oso de peluche creyendo que es la mujer.
B - Nunca vi esa película.

Como puede apreciarse, este diálogo puede continuar por siempre. Mientras A permanezca empecinado en no escuchar o no creer lo que dice B, adolecerá de anoperdacia. Por supuesto, también puede ocurrir que B efectivamente haya visto la película, y no lo recuerde. En ese caso, la anoperdacia pretende tener un efecto mnemotécnico: los datos son pequeños hilos para poder traer el recuerdo a la luz. Sin embargo, sea que el hecho en verdad haya ocurrido o no, es algo que muchas veces resulta irrelevante. A veces, el dialogante pretende hacer recordar al otro algo para lo cual no es necesario ningún dato o ningún recuerdo. Imaginemos que A se proponía contar el argumento de la película Los dragones también lloran. En ese caso, no parece relevante que se requiera ningún recuerdo por parte del interlocutor, y menos con tanta vehemencia.

lunes, 26 de enero de 2009

Gastropía

(Sust. Del griego gasterós = estómago y entropía = medida de desorden de un sistema)

Deterioro en el placer culinario a través del tiempo.

Un niño adora agregar salsa de chocolate, dulce de leche y merengue al helado. Ese mismo niño, cuando es adolescente, puede comer medio kilo de helado, pero le resulta empalagoso subrayar algo dulce con otra cosa dulce. Ese adolescente, cuando es adulto, no comería medio kilo de helado, sino apenas un pequeño vasito de oblea. En la vejez, sólo comerá obleas sin agregado de dulces. Para que se produzca la gastropía, es necesario que en cada etapa resulte repugnante el placer que se obtenía en la etapa anterior: "Ahora ni loco como crema chantilly", dice como si se hubiera quitado la venda de los ojos. El gastrópico, a pesar de la repugnancia que siente, puede sentir cierta nostalgia: "Antes me tomaba diez cervezas y no me hacía nada. Ahora tomo medio litro y caigo redondo"

jueves, 22 de enero de 2009

Econocuate

(Sustantivo y adjetivo. De económico y cuate)

Persona que señala la inconveniencia de hacer determinada compra.

El econocuate acompaña a un amigo al shopping. Cuando el amigo se entusiasma por comprar algo caro, suntuoso y en cuotas con altos intereses, el econocuate lo convence para que busque una opción mejor o para que evite las muestras de desmedido entusiasmo frente a los vendedores.

Hay que destacar que el econocuate nunca puede ser un marido que acompaña a su mujer al shopping y pone cara de disgusto ante cada compra. Tampoco es una madre que se enoja por los compulsivos gastos de sus hijos en los videojuegos: el econocuate busca argumentos sólidos para hacerle ver a su acompañante que ese gasto no vale la pena, y no se enojará si, a pesar de las buenas razones en contra, el amigo de todos modos decide hacer la compra.

En el supermercado, el econocuate es quien se da cuenta enseguida de las trampas escondidas detrás de las ofertas, los anuncios, los envases y las marcas. ¿Atún de lata grande? No conviene, es mejor dos latas de atún en envase chico. ¿Seis al precio de cinco? Sí, pero cuidado: en otro supermercado cuesta aun más barato que en esa oferta. ¿Jamón cocido? No, paleta. El econocuate detecta enseguida los propaláfelos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Artisenirro

(Sust. Del latín ars = producto; signum = señal y erro = ir equivocado)

Envoltorio, envase o producto de manufactura que posee su línea de corte o sus flechas indicadoras en un lugar inadecuado.

"Abra por la línea punteada" o "siga el troquel" son indicaciones propias de un paquete de galletitas, un envoltorio de chocolate o una plancha de ticket canasta. A veces, sin embargo, esas instrucciones gráficas vienen corridas por un error de impresión o manufactura, y en esos casos, si las seguimos al pie de la letra, corremos el riesgo de no poder utilizar correctamente el producto: el sachet de leche quedaría abierto en un lugar incómodo para servir o las galletitas se desparramarían por el piso.

Los artisenirros son monstruos cuyos horrendos padres son las ciegas máquinas empacadoras.

martes, 20 de enero de 2009

Perfactismo

(Sust. De per = prefijo que indica insistencia y factum = hecho, acción)

Obsesiva tendencia por mostrarse activo y productivo.

Alguien puede preguntarnos: "¿Qué hiciste durante las vacaciones?" y nos pueden ocurrir dos cosas: que seamos sinceros, o que nos sintamos en la trabajosa obligación de enumerar la multitud de objetivos que logramos. Recordamos vagamente que un día hemos pintado el techo de la cocina, y responderemos: "Estuve arreglando la casa", aun cuando la mano de pintura sólo ocupó media hora de trabajo de una tarde calurosa. Por supuesto, el perfactista necesita enumerar varias acciones: además del arreglo de la casa, debe incluir otras actividades para que no parezca que estuvo holgazaneando -lo que le resulta horroroso, aun cuando eso es lo que efectivamente hizo. "Estuve estudiando", agregará, mientras recuerda que sólo leyó dos carillas de un libro de texto. "Ayudé a mi vieja a limpiar el patio", cuando en realidad sólo le cebó mate durante quince minutos. "Hice trámites", cuando sólo fue a buscar a su esposa con el auto a la salida de Rentas. El autoengaño puede incluso ser más profundo: el perfactista pudo haber pasado todo el verano tirado en la cama mirando el cielo raso, y contará esa experiencia como "un intento tortuoso por descubrir una fórmula universal en las imperfecciones de la pintura del techo".

En las empresas y comercios, los patrones obligan a sus empleados a fingir perfactismo. Un jefe no puede ver que su empleado esté sentado tomando un té: necesita verlo en actividad continuamente. Por eso, el empleado no sólo finge que trabaja sino, además, tiene siempre preparado un discurso profuso en enumeraciones de las cosas que se hicieron durante esa mañana. En este caso, no hay una tendencia obsesiva sino una estrategia de supervivencia: al patrón le gusta creer que sus empleados son eficientes y eficaces, y al empleado le conviene no defraudar esa creencia.

Fuera de los ámbitos laborales y académicos, el perfactismo es peligroso cuando somos incapaces de reconocer frente a otros que simplemente no hemos hecho nada. Cuando tememos el juicio y creemos que siempre se debe justificar nuestra existencia mediante acciones sin descanso, nos hemos dejado llevar por un perfactismo nocivo.

El perfactista cree que cada instante de la vida humana debe generar un producto, y siente horror a la pérdida de tiempo.

(Esta palabra hoy se publicó más tarde de lo habitual porque estuve muy ocupado tratando de desentrañar los secretos más profundos y controvertidos de un videojuego)

lunes, 19 de enero de 2009

Foricondio

(Sust. de latín foris = puerta y abscondo = esconder)

Ángulo de una puerta o ventana desde donde se pueden observar otras dependencias de la casa de manera parcial y casi sigilosa.

Una persona sabe que su habitación tiene una puerta que da al pasillo, y que el pasillo conduce al comedor. Un día descubre que, si observa desde esa puerta parándose de una manera determinada y mirando desde un muy estrecho ángulo, puede ver una buena parte del comedor y de la cocina -la cual, en principio, no se podía ver desde la habitación. Descubre luego que, si abre la ventana que da al patio, desde allí no sólo ve la ventana de la habitación contigua, sino que a través de ella visualiza parte del pasillo y el baño. Desde luego, la visualización de estos inesperados ambientes de la casa es parcial y muy imperfecta. Estos modestos y ocasionales micropanópticos, descubiertos de manera fortuita, son los foricondios.

sábado, 17 de enero de 2009

Copalipsis

(Palabra y definición enviadas por Julio David Auster)

(Sustantivo. De copa y apocalipsis)

Dícese de la última copa de fútbol antes del fin del mundo. No hace falta aclarar que sería una copa de clausura. No más revanchas, no más "el próximo es para nosotros".

jueves, 15 de enero de 2009

Áluto

(Sustantivo colectivo. Del griego a = partícula privativa y lýo = desatar)

Clase de objetos que debe desecharse una vez que se enreda, debido a la complejidad de la madeja.

Por causa de la pronodia, algunos objetos tienden a enredarse. Sin embargo, unos son más fáciles de desatar que otros. En principio, todo nudo puede ser desenredado, pero en algunos casos, si calculamos el tiempo y la atención que debemos dispensar a ciertas madejas, a los efectos prácticos es conveniente deshacerse de ella antes que realizar el intento. Ejemplos de álutos: el cabello anudado y la tansa de un reel.
Conviene aclarar que no todo enredo forma un áluto: hay una cantidad de nudos crítica -que dependerá de la pronodia de los objetos enredados- que determina si vale o no la pena desenredarlos.
También podemos considerar álutos a aquellos objetos que no se desechan ni se les deshace su nudo: se los corta para que puedan tener cierta utilidad. De una madeja de cable podemos cortar pequeños alambrecitos sin necesidad de deshacer toda la madeja. Los tallarines enredados todavía pueden ser comidos, convenientemente cortados.

miércoles, 14 de enero de 2009

Agnosodia

(Sustantivo. Del griego a = partícula privativa; gignósco = conocer y hódos = camino)

Sensación que provoca no reconocer a una persona por estar fuera de su ámbito habitual.

Nos encontramos en la playa con un hombre de rostro familiar, quien nos saluda con afecto. El hombre lleva bermuda y ojotas, y cada gesto produce en nosotros un efecto paradojal: por un lado, no es posible recordar de dónde lo conocemos. Por otro, nos parece que lo hemos visto todos los días de nuestra vida. En algún instante, por un comentario casual, nos enteramos de que ese hombre es Pedro, el dueño de la carnicería del barrio. Hemos visto el rostro de Pedro, las reses de Pedro y el delantal blanco de Pedro cada día: Pedro es su carnicería. Fuera de ese contexto se convierte en un rostro equívoco sin identidad. Sentimos un breve deconcierto, porque quizás la mañana anterior habíamos dialogado con él casi como confidentes, y hoy nos comportamos como si hubiésemos tenido una amnesia parcial.

Esta sensación se produce porque solemos incorporar a las personas a su paisaje habitual. El médico, en su consultorio; el empleado público, detrás de su oficina y el pordiosero en la vereda. Quizás reconoceríamos a nuestro médico en otro consultorio que no fuera el suyo (el paisaje sigue siendo similar o parecido: ambiente de médicos) Pero, ¿nos sería tan fácil identificar a nuestro carnicero atendiendo en el consultorio? ¿O al médico pidiendo monedas en la vereda? ¿O al mendigo en una playa top de Punta del Este?

martes, 13 de enero de 2009

Famosombi / Famozombi

(Adj. De famoso y zombie)

Dícese de la persona famosa con poco carisma, pobre desempeño y escaso talento que, sin embargo, se mantiene y resurge año tras año en la televisión.

A veces vemos un programa de televisión y nos preguntamos cómo su conductor o adláteres pueden soportar ser tan estúpidos o patéticos. No entendemos por qué motivo el programa se mantiene al aire por más de una emisión. Sin embargo, inexplicablemente, el famoso perdura y le ofrecen nuevos trabajos: lo vemos todos los años con una propuesta ligeramente diferente, aunque con el mismo tenor de patetismo.

El Teto Medina, Marley, Jorge Rial, Ricardo García (más conocido como El esposo de Adriana Aguirre), Leonardo Simmons -quien pareció querer escapar de este destino- y Silvio Soldán son un pequeñísimo puñado de famosombis.

lunes, 12 de enero de 2009

Mecanofacto

(Sust. Del latín mechanicus = mecánico [del griego mechánon = máquina] y factum = hecho)

Si un artefacto es una obra o pieza mecánica que crean los hombres de acuerdo a ciertas reglas (de acuerdo a cierto arte), el mecanofacto tendría idénticas características, con la diferencia de que la obra no está hecha por humanos, sino por una máquina. Por lo tanto, definiremos mecanofacto como la pieza o aparato mecánico creado por una máquina.

Dado que -al menos hasta ahora- todas las máquinas están bajo la supervisión del hombre, la intención terminal tanto de los artefactos como de los mecanofactos es el bienestar -o malestar- humanos.

Se suele pensar que detrás de cada mecanofacto hay un artefacto. En otros términos: pensamos que las máquinas construyen a otras máquinas que a su vez construyen a otras, pero que en último término hay algo construido por el hombre. Sin embargo, puede que en algunos rubors hayamos llegado a un grado de mecanización en el cual sólo hay mecanofactos, y la intervención humana es mínima. Es posible que un robot diseñe a otro robot, y que este último rediseñe a su robot creador, y que el creador rediseñe a su criatura. Este proceso en principio podría realizarse infinitas veces sin intervención humana.

domingo, 11 de enero de 2009

Machoquismo

(Palabra y definición enviadas por Pablo Conte. Blog: Seleccione)

(De machismo y masoquismo)

Malestar inconscientemente voluntario que sufren algunas mujeres por un hombre ordinario al que adoran con locura casi literal.


La machoquista aparenta enojos por cada traición del susodicho, autovictimizada para evitar responsabilidades y autoculpabilizada de los defectos del vividor, pero no quiere vivir sin él, que suele ser un tipo que no vale ni tres pesos. Las machoquistas parecen no poder vivir sin sufrir por el granuja, como si ello fuera su deber o virtud, y son capaces de proferir frases como "Me pega pero lo quiero", "Me engaña pero me lo merezco" o "No trabaja, se la pasa fumando y emborrachado con los amigos en la vereda, vive en mi casa que pusimos a nombre de ambos, lo llamo al celu y me atiende una mina. Ahora hace 5 días que no aparece, santa pitonisa... ¿cómo puedo hacer que vuelva? Lo amooooooo"

sábado, 10 de enero de 2009

Amnoniloga

(Palabra y definición enviadas por Baterflai)

(Sust. Del griego a = partícula negativa; mnéme = recuerdo y logos = palabra, discurso)

Palabras que se escuchan durante los sueños y se olvidan de inmediato cuando se despierta.

El proceso psíquico que las acompaña es la amnonilexia. Cuando ya se pone brava la cosa (es decir: el proceso se hace crónico) y no logramos recordar ni una palabra de nada de lo que soñamos, estamos ante una amnonilogopatía.

(La imagen no tiene que ver exactamente con la definición, pero el gato que aparece allí durmiendo -y tal vez sufriendo amnoniloga- es muy parecido a Camilo, el gato polar de Baterflai)

viernes, 9 de enero de 2009

Desmortar

(De mortar)

Dejar de ser un cadáver reconocible e identificable.

Cuando el muerto todavía tiene identidad; una tumba y deudos que lo recuerden, se dice que este muerto está mortando. Si algún pariente abriera la tumba y el ataúd, podría decir: allí están los huesos de Fulano.
Pero llega un momento en el cual la degradación física se vuelve tan pronunciada que las partes ya no pueden reconocerse: sólo hay tierra, o varios restos de huesos juntos -si se ha estado en un osario común-, o apenas una lápida borroneada. En estos casos, el cadáver está desmortado. El muerto ha dejado de mortar, y ahora pasa a un periodo de fusión elemental con la tierra inanimada.

jueves, 8 de enero de 2009

Atrividente

(Adj. De ater = negro, oscuro y videns = vidente)

Si la clarividencia es una facultad paranormal que permite percibir con claridad cosas lejanas e inaccesibles, la atrividencia es una facultad de percepción igualmente paranormal, pero imperfecta. El atrividente percibe con claridad algunos grandes sucesos del futuro, pero no puede vaticinar acontecimientos mínimos y fácilmente pronosticables. Puede adivinar que exactamente dentro de dieciséis años, dos meses y cinco días entrará un desconocido a nuestra casa y nos asesinará con un cuchillo, pero es incapaz de predecir que lo golpearemos por darnos una mala noticia de manera tan anticipada y sin que se lo hayamos pedido.

Muchos supuestos clarividentes son, en realidad, atrividentes. Después de todo, si alguien tiene la capacidad de ver el futuro o de leer otras mentes, ¿por qué debería conocer todo el futuro, o por qué debería tener acceso a todos los sucesos que ocurren en todas las otras mentes? La atrividencia es una imperfecta facultad que tal vez puedan tener los humanos. La clarividencia, en cambio, es una perfección divina.

Un ejemplo de atrividencia puede verse en este excelente post de mi amigo The Bug.

miércoles, 7 de enero de 2009

Chiflina

Roce entre ancianos con intenciones sexuales.

Esta cómica palabra y su horrible definición nacen de los prejuicios de mi abuelo materno y de mi mala memoria. Él trabajaba en un club en cuyo salón se realizaban peñas de tango y folklore. Una tarde me contó que odiaba esas reuniones, porque sólo atraían a ancianos que se frotaban entre sí "Y eso los lleva a la chiflina: la calentura entre viejos". No recuerdo si la palabra exacta era "chiflina", pero creo que era otra que sonaba igualmente graciosa. Sospecho que esa olvidada palabra y la tan espantosa definición habrán sido inventos de mi abuelo. Sin saberlo, él estaba haciendo su propio exonario.

martes, 6 de enero de 2009

Tabato,a

(Adj. De la expresión taba tomando = estaba tomando, haciendo referencia a la afición por la bebida o por la droga. Puede acompañarse con un gesto que imita la acción de aspirar cocaína mediante una "pala")

Dícese de quien expone excusas inverosímiles.

Alguien nos ha dejado plantado con un trabajo o con una cita. Ese alguien -con quien no tenemos la suficiente confianza- construye una penosa excusa para justificar su falta. A pesar de que por el temblor en la voz descubrimos que sus palabras son falsas, la persona se empeña en elaborar una trama complicada, increíble e interminable. No pueden faltar los parientes muertos, los que parecían muertos y no lo estaban; la esposa enferma que se cura milagrosamente, la abducción alienígena, la visión de ángeles, la amnesia puntual o los desfasajes cuántico-espacio-temporo-psíquicos. El tabato no se amedrenta por el tenor de sus excusas ni por los rostros escépticos y sorprendidos de sus oyentes: sabe que una explicación menor y cotidiana ("me olvidé", "no alcancé el colectivo", etc.) podría bastar para zanjar cualquier duda; sin embargo confía en que muchos disparates pueden producir un efecto paradójico: cuando no es necesario mentir tanto, podemos sospechar que algo de lo que se dice es cierto. Este efecto ocurre cuando escuchamos hablar a un ebrio: si bien puede decir muchas incoherencias, a veces es posible tejer una trama más profunda a partir de ciertos hilos de información que se revelan en sus expresiones. La posibilidad de que esa trama más profunda sea coherente y tenga algunos puntos de contacto con ciertos aspectos de lo que creemos verdadero, nos hace que su relato funcione como un todo que, por el absurdo, produce lo verosímil a partir de lo inverosímil.

lunes, 5 de enero de 2009

Cronápero,a

(Adj. Del gr. cronos = tiempo; a = partícula negativa y péras = límite)

Dícese de quien realiza visitas a conocidos y parientes sin fijarse un límite horario.

Hay personas sumamente cuidadosas con el tiempo ajeno. Algunos hacen cortas visitas a sus amigos y están atentos a todas las señales de sus anfitriones: bostezos, impaciencias, horarios de cena, tics, golpeteos en la mesa o gritos histéricos. Un visitante ideal se retira mucho antes de sospechar que pudiera estar volviéndose molesto o inoportuno. En cambio, el cronápero -cronocléptico por excelencia- no pone reparos en la extensión de su presencia. Se concede a sí mismo el privilegio de asistir a toda la intimidad de la familia de su conocido: lo acompaña a tomar mate con galletitas a las siete de la tarde; luego acepta ser invitado a la cena; le habla mientras se ducha; más tarde se queda en el living viendo una película con los hijos y luego cuenta historias y toma café hasta las siete de la mañana, ante los aburridos bostezos de sus anfitriones. Si le ofrecieran una cama o un lugar donde quedarse, no dudaría en seguir allí por tiempo indefinido.
Tarde o temprano al cronápero se le niegan las visitas o se le ponen excusas del estilo "ya me estoy yendo". Víctima de una sorprendente fragilidad emocional, el cronápero se ofende y deja entrever que lo "están haciendo a un lado". A veces simplemente aprende y ya no se vuelve tan difícil de soportar. Otras veces se suicida, o por despecho mata a quienes antaño lo recibieron y padecieron su presencia.

viernes, 2 de enero de 2009

Precarnación

(Sustantivo. De pre y carne. Verbo: precarnar)

Tiempo previo a la concepción de una persona.

Este término está estrictamente relacionado con mortar.

"¿Qué hacía usted en el año 1560?" es una pregunta para la cual no tenemos respuesta. Apenas podemos decir "Yo no había nacido en esa época". Entendido estrictamente, eso no es una respuesta, sino el enunciado que muestra el error de la pregunta. Sin embargo, si utilizamos el verbo vivir para referirnos no a una acción determinada, sino al tiempo en que transcurre nuestra vida, podríamos nombrar igualmente el tiempo previo a la vida y llamarlo precarnación. La respuesta a la pregunta inicial -despojada de todo contenido metafísico- sería: "Estaba precarnando".

Conviene prevenir un error: el término "prenatalidad" no es sinónimo de "precarnación". La prenatalidad es un tiempo de vida (el tiempo en el cual el feto aun no nació, pero fue concebido) La precarnación, en cambio, se refiere a una persona en tanto que ni siquiera fue concebida.

(Gracias señor X por la sugerencia)

jueves, 1 de enero de 2009

Mortar

(De muerte. Conjugación: yo morto, tú mortas, él morta, vosotros mortáis, ellos mortan. Perfecto simple: morté. Perfecto compuesto: he mortado)

El verbo "nacer" se refiere al hecho puntual de ser lanzado a la vida. "Vivir", en cambio, se refiere a toda la extensión de la vida, y "morir", nuevamente, se refiere al momento puntual en el que se muere. Pero no existe un verbo que se refiera a la muerte en toda su extensión.
Por eso, mortar podría significar transcurrir del tiempo en que dura la muerte. Cuando un niño pregunta qué está haciendo su abuelo muerto, la madre podrá decirle que está jugando con los ángeles, que está durmiendo o que huele las flores desde abajo de la tierra. Pero más exacto sería decirle cuál es la actividad propia del muerto: mortar. "El abuelo está mortando" es la contrapartida exacta de "El abuelo está viviendo".
Por otra parte, ¿cuándo se deja de mortar? Sin duda, cuando los restos del muerto se degradan lo suficiente como para volverse irreconocibles, o cuando se confunden sus huesos en un osario común. Mientras las personas mortan pueden ser visitadas en sus tumbas y se les puede enviar flores.
Sólo se puede hablar de cocatacos si se les puede dar alguna identidad a los muertos. Por eso, sólo pueden ser cocatacos mientras están mortando. Los cocatacos conmortan: es decir, mortan juntos.

Para mortar no es necesario apelar al concepto de posmortemidad. Se morta aun cuando no hubiera experiencias cualitativas post mortem.