lunes, 28 de febrero de 2011

Anemolecto

(Sustantivo. Del griego anémos = viento y léxis = lenguaje)

1. Discurso dirigido al viento. En sentido no metafórico, palabras que se dirigen a un auditorio que no las escucha.


2. Charla o discurso olvidable.

Mientras en la acepción (1), en su variante no metafórica, el anemoloquio se produce por culpa del auditorio, en esta acepción es el mismo discurso el que no merece recuerdo ni atención. La línea que separa a uno de otro es discutible. Posiblemente, en muchos casos por culpa de un anemoloquio (2) se produce un anemoloquio (1)


3. Conjunto de silbidos y sonidos guturales que produce el viento y que parecen articulaciones de palabras.   


Aun cuando no hubiese un sujeto que pronuncie los anemoloquios, algunos consideran que es en principio posible descifrar el exacto recorrido del viento a partir de los sonidos que produce. Quizás esa extraña combinación de suspiros, jadeos y golpecitos que realiza el viento en la ventana sea un código en el que se indica su origen en la ladera de una montaña nevada, su paso por el río y el mar y su vuelo a ras de las nubes. Algunos especulan con que el viento trae un mensaje más recóndito y personal. Tal vez el anemoloquio nos cuente (en un idioma desconocido) las palabras finales y apenas audibles de un amigo moribundo al otro lado del mar, o el suspiro lejano de la mujer que nos ama, agigantado por la distancia, el océano y la nostalgia.

jueves, 24 de febrero de 2011

Autopatófeno

(Sustantivo. Del griego autós = uno mismo; pathos =  padecimiento y faíno = manifestación. Sustantivo: autopatofanía)

Dícese de quien es atormentado por un duplicado monstruoso de sí mismo.

Así como el patotero es atormentado por monstruos, y mediante la autonergucia uno puede invocarse a sí mismo y ser poseído por el propio espíritu, en la autopatofanía nos ataca el zombie que seríamos si nos convirtiéramos en zombies, o nos asusta nuestro propio fantasma, o un yo- vampiro, o un duende cejijunto, verdoso y escamado que tiene nuestro rostro, o un dios todopoderoso, vengativo y arbitrario del que somos imagen y semejanza.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Miraltío

(Del latín mirus = asombro y altricis = de la madre, o tal vez de la expresión "¡miralo al tío!" )

Sensación de extrañeza y asombro en el instante de descubrir una relación insospechada.

Cuando dos personas a quienes jamás habríamos asociado juntas nos confiesan que son parientes cercanos o novios, nos invade el miraltío. A nos cuentan que dos compañeros de trabajo son, en realidad, padre e hijo, o que un amigo muy querido es un ex novio de nuestra madre, o que el abuelo está de novio con una joven empleada del supermercado donde compramos. Las relaciones que nos manifiestan no son clandestinas, pero nos invade la misma sensación que tendríamos si un conocido nos revelara que ha cometido un acto incestuoso. Ese asombro, entre perverso e inexplicablemente avergonzado, es el miraltío.

lunes, 21 de febrero de 2011

Pantalecia

(Sustantivo. Del griego pás = todo y alethéia = verdad. Adjetivo: pantalético)

Creencia de que en toda opinión hay algo de verdad. 

El pantalético supone que las verdades son parciales y están en todo discurso. No importa cuán corroborada esté la falsedad de una proposición: el pantalético prefiere asignarle algún grado de valor de verdad, y por eso aprecia todo discurso, sea cual sea y afirme lo que sea que afirme. Cree que su accionar es propio de una personalidad democrática o de una mente abierta. Pero ese valor que otorga a todas las opiniones a veces lo deja sin una posición clara ante una discusión en la que hay tesis rivales y polarizadas. Si se dicute acerca de la existencia del alma, en el cual un bando dice que el alma no existe y otro bando afirma que sí existe, el pantalético suaviza la polarización afirmando que "todos tienen razón". Su participación siempre suena poco comprometida y suele ser irritante. 
El pantalético, por culpa su tendencia a no confrontar, se ve llevado a hacer las más aberrantes afirmaciones: "Los nazis decían que está bien matar judíos, y algo de verdad hay en eso".

viernes, 18 de febrero de 2011

Cuchetear

(Verbo intransitivo y transitivo. Del francés couchette = cama pequeña; litera)

Acostarse en varias camas durante una misma noche. 

La acción de cuchetear se asocia normalmente con actos promiscuos, aunque este matiz no es el único. Un hombre cuchetea si se acuesta en la cama de su amante y luego (esa misma noche) va a dormir con su esposa. El término se refiere, más estrictamente, al hecho de ocupar sucesivamente varios lugares donde recostarse, en una misma noche y en una misma casa: el cucheteador bien puede ser un insomne que, al encontrarse incómodo en una cama, prueba otras opciones que le ayuden a encontrar "la posición" para conciliar el sueño, aun cuando esas opciones resulten ridículas o incluso peligrosas.  
Por lo general, cuando hubo cucheteo promiscuo, a la hora del desayuno se suele preguntar, con cierta jocosa picardía o indisimulado enojo: "Anoche te vi entrar en calzoncillos a la habitación de la prima ¿Estuviste cucheteándola?" (En este caso, el verbo se convierte en transitivo)

miércoles, 16 de febrero de 2011

Megaloclepsia

(Sustantivo. Del griego megale = gigante, enorme y klopéuo = robar. Adjetivo: megalocléptico)

Apropiación arbitraria de un objeto que por su tamaño, distancia o naturaleza no permite el ejercicio de la propiedad. 

En actos puramente simbólicos, algunas personas se han declarado dueñas de la Luna, de fenómenos meteorológicos o de palabras. A veces, presas de una locura legalista (en las que intervienen notarios, abogados y martilleros), han querido reclamar por el improbable usufructo de tales propiedades, pero sus demandas casi nunca prosperan. Quien se considera dueño del cielo, del centro de la Tierra o de la nota musical "re" tal vez nunca encuentre oportunidad de legitimarse como dueño y señor de tales patrimonios. 
La expresión "el que mucho abarca poco aprieta" parece definir el síntoma del megalocléptico: cuanto más abstracto, extenso o cósmico sea el bien del que se apropia, menos poder tiene para ejercer su autoridad.

Se considera megalocléptico, también, a quien se apropia arbitrariamente de una institución pública o de un bien natural compartido, como pueden ser el edificio del congreso nacional o un mar.

martes, 15 de febrero de 2011

Entistayo

(Sustantivo y adjetivo. Del inglés empty stage = nivel vacío)

Nivel de un videojuego en el que no hay enemigos, ni ítems (visibles u ocultos), ni municiones.

Puede tratarse de un nivel secreto, o de un lugar al que se ha llegado por error, o de un pasadizo hacia otros niveles. El entistayo no ofrece dificultad ni interés, y es absolutamente prescindible, aunque puede generar una continua expectativa: quizás tanta vaciedad sea el preludio de un enemigo feroz y peligroso.
En algunos juegos, el entistayo no consiste en un nivel completo, sino en una parte que por lo general antecede a la llegada del boss o enemigo principal.

No se aplica el término a un nivel en el cual ya no hay enemigos porque se los ha destruido: el entistayo se presenta vacío desde el principio hasta el final. 

En el clásico juego 1942, en su versión arcade, existía un error de programación: de vez en cuando dejaban de aparecer enemigos y sólo se veía la pantalla azul de fondo. El entistayo se prolongaba hasta que alguien decidía apagar la máquina.

lunes, 14 de febrero de 2011

Emparificar

(Verbo transitivo. De par. Adjetivo agente: emparificador)

Esperar o hacer que los sucesos ocurran en número par. 

Quien emparifica rasca las dos orejas aunque le pique sólo una; si caen tres rayos, espera un cuarto y si desea comprar un chocolate compra dos. 
Este término no es equivalente a "emparejar": el emparejamiento implica que algo tiene sólo una determinada pareja con la que se relaciona. Sin embargo, cuando se emparifica, no se piensa que entre los objetos emparificados haya una relación, ni que sean necesariamente dos: la emparificación es una esperanza obsesiva y puramente inductiva, de que los hechos nunca ocurran de a uno, de a tres, de a cinco, de a siete o de a nueve.

viernes, 11 de febrero de 2011

Travesoño

(Adjetivo. De travesti y sueño )

1. Quien despierta vestido con ropa del sexo opuesto. 

Es posible que el travesoño se transvista durante la noche en un acto de sonambulismo, o bajo efectos de drogas o borrachera. También es posible que otros lo hayan vestido. Sólo puede ejemplificar este concepto quien es incapaz de recordar el instante en que se trasvistió.


2. Quien ha tenido un sueño en el que se representa a sí mismo como siendo del sexo opuesto. 

La mujer que en sus sueños se representa a sí misma siendo hombre, vistiendo como hombre y deseando como hombre, es un travesoño.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Desencachado

(Adjetivo. De cacha, expresión familiar que significa trasero. No confundir con desencanchado: que no se siente a gusto en la cancha)

Que tiene el trasero muy pequeño.

A algunas personas se les termina la espalda donde comienzan las piernas, sin que medie una coyuntura entre ambas partes del cuerpo. La casi ausencia de trasero da la apariencia de una mala terminación, o una pobre factura de diseño corporal. Se suele asociar al desencachado con la escasa alimentación durante la lactancia, aunque no hay indicios que corroboren tal correlación.
Para desgracia del desencachado, a veces la raya del culo suele ser muy prolongada: aunque sus magras nalgas no abulten un pantalón bien apretado, puede que su raya se extienda hasta muy encima de la cintura. Esto provoca que, aun cuando el desencachado no pueda sufrir enchulenguizamiento, sí está propenso a enrajarse.  

lunes, 7 de febrero de 2011

Nonosela

(Del latín non = no; anus = ano y sella = silla)

Imposibilidad de mantenerse sentado.


No es por ausencia de sillas ni por la presencia de obstosídeos: la nonosela se padece cuando, a pesar de contar con sillas y sillones, resulta extremadamente difícil tomar asiento durante algunos minutos para cenar, mirar un programa de televisión o leer el correo electrónico. Esto ocurre porque siempre hay algo por lo cual hace falta levantarse de forma urgente y compulsiva: no está el salero en la mesa, tocan timbre, el gato tiene hambre, suena el teléfono, el bebé llora o una cuchara cae al piso. A veces, después de mucho ajetreo, es necesario sentarse unos minutos y descansar, pero cuando hay nonosela las interrupciones son tan continuas que el efecto reparador del acto de sentarse nunca llega a sentirse.

No se aplica este término para las personas que no pueden mantenerse en el asiento porque son demasiado inquietas. Para ellas existe la expresión "culo con hormigas".

viernes, 4 de febrero de 2011

Cotipeniar

(Sustantivo. Del latín paeniteor = estar arrepentido y quotidie = cada día, cotidianamente. Adjetivo: cotipenista)

Arrepentirse con gran pesar de haber tomado decisiones mínimas.

Hay personas que son capaces de dar drásticos y a veces arriesgados saltos en sus vidas. Venden su casa en momentos de crisis económica, dejan su trabajo y apuestan a un negocio de dudosa rentabilidad, o escalan montañas peligrosas en medio de la tormenta. No se amedrentan ante las grandes decisiones, y las asumen con alegría y estoicismo. Sin embargo, cuando deben enfrentarse a pequeños hechos, puede que cotipenien. Quizás no tengan reparos en abandonar a su esposa y a sus hijos por cultivar la pasión del kayak, pero no pueden decidirse entre comprar pollo o pescado para la cena. Inevitablemente, compren lo que compren, se arrepentirán todo el día (y con remordimiento) por no haber elegido bien. Si compraron pollo, su conciencia los castigará durante una larga tarde por desdeñar las virtudes del fruto marino. Si se pusieron el pantalón marrón, lamentarán (con murmuraciones y blasfemias) no haber elegido el vaquero azul. Si caminaron por la avenida, se arrepentirán de no haber ido por la calle de los tilos. El cotipenista queda preso de las situaciones en las que la libertad apenas se pone en juego y en rigor no hay mucho que decidir ni de qué lamentarse.

jueves, 3 de febrero de 2011

Poquídiobo

(Sustantivo. De la expresión latina "paucis diebus" = "por pocos días")

Malestar que se padece en silencio por unos días, que rara vez amerita una consulta al médico y que suele dejar temporalmente inútil a una persona.

No hay lenguaje para referirse al cúmulo de vagos síntomas que de vez en cuando puede embargarnos y dejarnos en cama. Leves dolores de cabeza (o quizás mareos o tal vez dolor de muelas o dolor de sien, o un poco de todo eso), algo de náuseas, sensación de baja presión, piernas flojas (o pesadas, o ambas cosas a la vez), malhumor, somnoliencia, pesadez en la lengua y la boca, sequedad, calor, frío, humedad, dolor en los ojos, dolor de cuello, dolor de espalda: en el poquídiobo los síntomas son difusos, esquivos, sucesivos, contradictorios e impredecibles: ahora parece que me doliera la cabeza, ahora me siento débil, ahora me hace mal la luz y necesito cerrar los ojos, ahora no soporto la oscuridad y los ojos cerrados. Uno o dos días después puede ocurrir una de tres cosas: o las molestias desaparecen, o confluyen en un conjunto bien definido de síntomas, o el paciente termina muriendo de morboncha.

Si uno falta al trabajo, no puede justificarse aduciendo la miríada de síntomas vagos; necesita de una palabra que indique la agudeza de algún síntoma en particular. Por lo general, se acude a "estoy descompuesto", "me duele muchísimo la cabeza" o alguna excusa similar. Decir "tengo poquídiobo" (lo que sería técnicamente correcto) parece poco serio y bien puede confundirse con una excusa.

Cuando una persona suele tener muchos días de poquídiobo, se lo suele calificar de engripeta.

El término infirmonimia está estrechamente relacionado con este.

martes, 1 de febrero de 2011

Califiacar

(Verbo intransitivo. De calificar y fiaca; argentinismo por pereza, cansancio. Sustantivo: califiaca)

1. Sentir desgano y cansancio a la hora de corregir exámenes y trabajos prácticos.

Aun los docentes que aman su trabajo en el aula califiacan ante la montaña de tareas que se llevan a sus casas para evaluar. A los alumnos hay que proponerles actividades; cuanto más complejas y versátiles sean, más competencias podrán ponerse en juego. Pero la complejidad y versatilidad dificultan y ralentizan la evaluación: un trabajo que requiera respuestas uniformes u opciones múltiples puede calificarse con rapidez. En cambio, una actividad que permita gran variedad de respuestas (algunas incluso inesperadas) hace que la tarea de corrección lleve un tiempo imposible de calcular. Por eso, si un docente califiaca en este sentido, es probable que también califiaque en su segunda acepción:

2. Poner notas a las apuradas, sin haber evaluado correctamente a un alumno.

La calidad de una nota depende, en grandísima medida, del estado anímico del docente. Por eso no es imposible que ante el cansancio, las presiones hogareñas, varias copas de más o el urgente deseo de mandar todo al diablo, una maestra o un profesor no presten la debida atención a las hojitas garabateadas que con tanto esmero, carátula y folio han entregado sus alumnos. En este caso decimos que la nota es una califiacación: una apreciación prácticamente arbitraria, recortada y desatenta. El que califiaca tiende a poner notas homogéneas altas, pues una baja nota implica la multiplicación del trabajo (discusión con el alumno, la preparación de más actividades, un nuevo proceso de calificación) aunque, de todos modos, nunca es la nota máxima (pues distinguir finamente entre un ocho y un diez implica un grado de atención extra). La califiacación se puede realizar cuando se acomodan ciertos valores según la siguiente escala:

- Si el trabajo es aceptable a pesar de ciertos errores, el califiacador le pondrá: "aprobado" o "7,50"
- Si es excelente, aunque con algún error mínimo, el califiacador le pondrá: "aprobado" o "7,50"
- Si está por debajo de lo aceptable y contiene gruesos errores, el califiacador le pondrá: "aprobado" o "7"
- Si es muy escueto, pero en lo poco que pone se logra visualizar algún atisbo de respuesta correcta, el califiacador le pondrá "aprobado" o "7"
- Si el alumno entrega un trabajo muy extenso, el califiacador automáticamente pondrá "aprobado" o "7", porque se evidencia un grado de aplicación al estudio o, al menos, a escribir muchas páginas.
- Si es un mamarracho, el califiacador le pondrá "aprobado menos" o "6,50" (lo que, por aproximación, da "siete")
- Si entrega la hoja en blanco, el califiacador pondrá "aprobado" o "6,50", con un comentario: "Te ha faltado completar la tarea. Esfuérzate más la próxima vez"
- Si el trabajo es sobresaliente, su lectura es agradable, la creatividad del alumno es superior y las respuestas incluyen sobrecogedoras reflexiones en las que se relacionan problemas de múltiples disciplinas, el califiacador le pondrá "aprobado" o "7", con una severa recomendación: "Las respuestas están correctas, pero estamos hablando del crecimiento de las plantas, querido, no de las relaciones entre biofísica, psicología cognitiva, mecánica cuántica, neurofilosofía, química orgánica y aspectos cualitativos de la conciencia fenoménica. Debes focalizarte en el tema que estamos tratando, no en otros temas"