viernes, 20 de junio de 2008

Trefoscopía


(Sust. Del griego tróphos = alimento y scópos = observación, mirada)

Arte de elegir, vigilar y acechar una porción de comida en la mesa.

La trefoscopía tiene una enorme utilidad en reuniones en las que se come algo que viene en fuentes o bandejas, y los comensales deben escoger su porción. La reunión perfecta para poner en práctica la trefoscopía es aquella en la que hay asado. El trefóscopo rebusca con la mirada cuál es el mejor trozo de carne y, en cuanto encuentra la oportunidad, dirige hacia allí su tenedor. Debido a que todos los presentes suelen tener ciertos intereses comunes (por ejemplo: la carne crujiente y bien cocida, o los chorizos calientes) la trefoscopía tendrá dos objetivos:
a) adelantarse a un posible competidor.
b) escoger, de entre las porciones preferidas, cuál es la mejor que se presenta en la bandeja.
La trefoscopía sirve para que cada comensal se posicione frente a los demás. Suele ser una práctica masculina, pues está muy relacionada con la cacería.
Quienes no realizan una correcta trefoscopía pueden comer muy poco o muy mal.
La trefoscopía debe aplicarse en contextos en los que las porciones de comida pueden variar de calidad en una misma bandeja (no es lo mismo un trozo de carne magra y bien cocida que un pedazo de hueso con grasa casi cruda) y cuando la comida escasea. En esta clase de reuniones, nadie se alimenta con altruismo: cada uno acecha su propia presa de manera egoísta.

5 comentarios:

The Bug dijo...

Esta palabra se suele aplicar a la actitud de hombres que frecuentan distintos ámbitos bailables.
Es conseguir la mejor compañera para bailar (¡otra que cacería!) es otra actividad trefoscópica.
De esta actitud se desprende el viejo adagio: después de las 4, si es mujer mejor, en franca comparación con los restos óseos y grasos que quedan en la bandeja de asado luego de una primer andanada de tenedorazos pescadores.

unServidor dijo...

A veces una buena técnica trefoscópica consiste en -habiendo acertado en pinchar la mejor pieza- ofrecérselo a esa señorita que casi le lagrimean los ojos al ver el bocado perdido (y hacerlo como si siempre quisimos tomarlo para ella). Tal vez comamos chorizo frío ese mediodía, pero después se come caliente muchas más ocasiones.

Fuente: "Aplicación del arte de la Trefoscopía en la conquista del sexo débil por un buen chorizo" de Múximo George III. Ediciones Bahía Parda.

Anónimo dijo...

Un servidor: me saco el sombrero, Troesma!

Anónimo dijo...

"...y hacerlo como si siempre hubiéramos querido tomarlo...")

ani. dijo...

yo no entiendo cómo fue que llegamos hasta aquí sin esta palabra. Imperiosa necesidad la que ha llegado a su fin. Si llevara gorra le juro que me la quitaría, Mr. Mux.