(Adj. Del latín lingua = lengua y flexus = flexión)
Si el genuflexo es quien se arrodilla (metafórica o literalmente) ante una persona en señal de respeto o sumisión, el lingüiflexo será aquel que profiere alabanzas y adulaciones innecesarias a una persona.
El lingüiflexo no siempre es un zalamero barato; a veces hay una auténtica admiración detrás de esas alabanzas. Pero incluso el más noble lingüiflexo se vuelve sospechoso e insoportable cuando las manifestaciones son desmedidas e incongruentes. Una persona puede ser admirable por sus opiniones certeras o por sus grandes actos, y hasta este punto es aceptable demostrar el respeto. Pero cuando se profieren alabanzas por actos mínimos -como comprar una botella de gaseosa o cambiar de canal- estamos ante una lingüiflexión innecesaria.
Hay personas que que son capaces de ejercitar la lingüiflexión con poco mérito. Si escuchamos la siguiente frase: "Yo te admiro por cómo dormís... ¡Tenés un estilo para dormir!", estamos ante un lingüiflexo despreciable que puede arrodillarse -lenguaje de por medio- ante cualquier mínimo movimiento de su admirado.
2 comentarios:
Jorge, me reconozco un genuino lingüiflexo tuyo por el estilo de tus blogs.
Pero además pienso sos puto, amarrete, engreido y pusilánime. No va a ser cosa que a alguien se le ocurra pensar que soy un lingüiflezo despreciable.
Un abrazo, hasta por ahí nomás.
He conocido a muchos lingüiflexos a lo largo de mi vida, y ¡qué mal me caen!
Saludos desde México :)
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