(Adj. Del griego katá = hacia abajo y tekton = constructor)
Dícese de la persona cuyos dichos y apreciaciones sólo contribuyen a hacer notar dificultades y limitaciones de los trabajos y proyectos ajenos.
Si contamos en una reunión que estamos por comprar un auto, el catatecto nos dirá: "cuidado con lo que compran, yo ya he visto muchos compradores ingenuos estafados". Si le contamos que hemos comenzado a estudiar una carrera, él nos dirá: "Hay que ver si la podés terminar, porque los profesores son especialistas en poner palos en la rueda". Si comentamos acerca del nuevo empleo que hemos conseguido, el catatecto dirá: "Cuidado, te van a explotar durante tres meses y después te van a echar".
El catatecto justifica su mal agüero diciendo "yo conozco sobre ese tema, sé lo que te digo". Pero no tiene en cuenta que la experiencia de cada persona es diferente, y lo que pudo haberle salido mal a él no tiene por qué acabar mal para otros. El catatecto sigue de cerca las acciones de los otros y, si algo sale mal, no dudará en decir públicamente "yo te lo había dicho".
Es inocultable que el catatecto tiene un gran resentimiento por sus propios fracasos, y no puede soportar el éxito ajeno.
Se puede ser catatecto de manera inconsciente, e incluso sin mala voluntad. Aunque la línea que separa al catatecto malintencionado del inconsciente no queda del todo clara.
1 comentario:
Jorge, la definición del término es buena, pero yo no estaría tan seguro de que tenga aplicación en la realidad. No sé, fijate, qué se yo.
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