lunes, 30 de junio de 2008

Disvocar

(Verbo tr. Del latín dis = prefijo que indica negación o contrariedad y vocare = llamar)

Rogar por que algo no ocurra o alguien no se presente.

Si ha habido un accidente automovilístico en la esquina y rogamos por que el muerto no sea un conocido nuestro, si cuando anuncian las notas del examen y nos adelantan: "uno de ustedes desaprobó" imploramos por que el desaprobado no sea uno mismo, o si cuando tocan timbre deseamos que tras la puerta no esté el cobrador de impuestos o el pariente cargoso: en todos estos casos estamos disvocando una situación o una persona.

A veces se cree que el solo hecho de no pensar en situaciones negativas sirve como disvocación o, al menos, como un atenuante de la invocación. Pensar en la muerte de un ser querido puede provocarle la muerte; por eso conviene desbaratar cualquier intento involuntario de la imaginación por crear la imagen de aquello que se desea evitar.

Nuestra vida gira en torno de las disvocaciones, más que las invocaciones. Sin duda, deseamos que nos ocurran determinadas cosas con las cuales nos sentiremos inmensamente felices. Pero, por sobre todo, deseamos que ciertas otras cosas -muchas más, y muy malas- no ocurran. Un dios que se limitara a escuchar las disvocaciones sería mucho más piadoso que uno cuya divina voluntad sólo le lleva a cumplir con quienes le ruegan por algo más.

viernes, 27 de junio de 2008

Rascatero,a

(Adj. De rasca = dícese de quien está al borde de la indigencia. La palabra "rasca" es un adjetivo que se toma de la expresión "rascar el fondo de la olla", en señal de maximizar el aprovechamiento de un alimento)

Persona que acumula pequeñeces innecesarias.

El rascatero se lleva sobrecitos de azúcar o de mayonesa de los bares y cafés. Rebusca entre los restos de la comida de una fiesta y se lleva las sobras y las botellas que todavía contienen un décimo de bebida. También acumula papeles que están sin escribir de un lado para usarlos como borrador. Si va a un local de comidas rápidas, se sirve muchas servilletas y sorbetes para gaseosa, y los guarda en su bolso o cartera. El rascatero encuentra una tuerca en la calle o un paraguas destruido, y se siente en la ineludible obligación de buscarle un destino provechoso. Siente un enorme placer en hacer acopio de todas aquellas cosas que los demás dejan de lado.
Para un rascatero, un nedricto es un objeto pleno de utilidades.

Lo curioso es que el rascatero jamás se llevaría una botella de vino si la botella está llena y sin abrir. Tampoco sería capaz de atesorar servilletas de papel si éstas vienen en una bolsita que está cerrada. El rascatero siente que, si el objeto sobrante no fue usado, él no lo merece. Él sólo se siente dueño de lo que otros consideran desperdicio.

En otra acepción relacionada, se llama rascatero al hombre que elige a una mujer sólo porque los demás la dejan de lado. Si el rascatero es un chapalocas, es probable que se quede con una mujer con graves problemas de sociabilidad. (Esto vale, claro, para el término femenino: la rascatera elige a un hombre "porque no le queda otra", y este hombre puede formar parte de su aura chapalocos)

jueves, 26 de junio de 2008

Chapalocos, as

(Adjetivo. Se utiliza en plural y con el artículo invertido: la chapalocos, el chapalocas)

Persona que tiende a atraer a desequilibrados.

El chapalocas sólo resulta atractivo para las mujeres que tienen complicaciones, fobias o complejos. Por alguna razón, una mujer con serias sociopatías encuentra en él al compañero ideal. El chapalocas padece esta circunstancia, pues en verdad preferiría la compañía de féminas menos introvertidas y más mundanas. Se siente como una aspiradora que absorbe todo lo loco y feo que anda por ahí. Recibe llamados en mitad de la noche de sus "admiradoras" quienes le cuentan con detalle la alucinación que están teniendo en ese preciso momento. O es invitado por chicas pálidas y retraídas a reuniones incómodas en las que se degollan gallinas para rituales satánicos . O es interceptado antes de ir a trabajar por una lívida flacucha vestida como la protagonista de la película Carrie quien le pide que la acompañe en el trayecto a su casa, porque ella tiene miedo de un perro cuya mirada se parece a la de su abuela muerta.

Esta caracterización puede valer, por supuesto, para una mujer que sólo atrae hombres con características enfermizas. Sólo que la locura masculina tiene una tendencia hacia la cruda agresividad antes que a la psicosis. Aunque hay especímenes de todo tipo en ambos géneros.

miércoles, 25 de junio de 2008

Sofema

(Sust. Del griego Sophía = sabiduría)

Expresión o proposición que parece ser muy profunda, pero que en el fondo enuncia una trivialidad.

Suele entenderse que la filosofía consiste en una multitud inconexa de frasecitas lapidarias y redundantes, cuyo objetivo final es lograr una convicción en quienes sean capaces de entender el "significado profundo" de la expresión. En realidad, esas frases son quitadas de contexto, malinterpretadas, mal traducidas y peor enunciadas, las cuales, en su contexto adecuado, tenían una verdadera función arquitectónica en ciertos sistemas, pero que cuando alguien las repite ocasionalmente sólo provocan fastidio y desconcierto. "Primero piensa, luego existes", le dice una persona a la otra emulando a Descartes, frase con la cual quiere pedirle a su interlocutor que piense antes de actuar. Ese sentido -"piensa antes de actuar"- no puede ser más ajeno al pensamiento de Descartes, quien con su fórmula cogito ergo sum quería expresar la interdependencia básica entre la existencia y el pensamiento. Pero, cuando se la utiliza como sofema, la frase se dice -con errores- en un contexto inadecuado, y con la intención de parecer ilustrado o profundo. Otros sofemas filosóficos son "El ser es, el no ser no es", "Dios es una idea de la razón", "La nada nadea", "De lo que no se puede hablar, es mejor callarse", "Sólo sé que no sé nada", "Conócete a ti mismo".

Quitados de su contexto original, los sofemas son frasecitas ramplonas cuyo contenido semántico queda poco claro, y en el fondo sólo actúan por la fuerza persuasiva de cierto reconocimiento social e histórico.

Por culpa de quienes difunden sofemas, la filosofía suele parecer una actividad de personas redundantes cuyo pasatiempo es elaborar enunciados breves y crípticos de significado casi nulo.

El sofema debe distinguirse del sofisma en importantes aspectos. Un sofisma es un argumento con el cual se quiere persuadir a alguien de algo falso. El sofema no tiene intención de difundir falsedades con apariencia de verdad; el sofema es simplemente un enunciado quitado de contexto, cuya descontextualización le hace perder todo su peso semántico.

martes, 24 de junio de 2008

Hizografía

(Sust. Del griego histrós = actor y zografía = pintura, retrato)

Fotografía en la cual las personas retratadas hacen gestos o morisquetas, a veces de forma involuntaria.

Algunas personas no pueden evitar un gesto incongruente en el preciso momento en que sale el flash. Pueden decirse a sí mismos "esta vez salgo bien", pero una fuerza poderosa las obliga a no cumplir con el mandato de la sonrisa afable y familiera. A veces una excesiva falta de concentración o la incapacidad de espera de esos cinco segundos en los que se prepara la cámara, hacen que los retratados se distraigan, cierren sus ojos o se rasquen la nariz. En todos estos casos, la fotografía se convierte en una hizografía.


Un caso típico de hizografía lo narró de manera magistral el escritor Hernán Casciari.

lunes, 23 de junio de 2008

Catatecto,a

(Adj. Del griego katá = hacia abajo y tekton = constructor)

Dícese de la persona cuyos dichos y apreciaciones sólo contribuyen a hacer notar dificultades y limitaciones de los trabajos y proyectos ajenos.

Si contamos en una reunión que estamos por comprar un auto, el catatecto nos dirá: "cuidado con lo que compran, yo ya he visto muchos compradores ingenuos estafados". Si le contamos que hemos comenzado a estudiar una carrera, él nos dirá: "Hay que ver si la podés terminar, porque los profesores son especialistas en poner palos en la rueda". Si comentamos acerca del nuevo empleo que hemos conseguido, el catatecto dirá: "Cuidado, te van a explotar durante tres meses y después te van a echar".

El catatecto justifica su mal agüero diciendo "yo conozco sobre ese tema, sé lo que te digo". Pero no tiene en cuenta que la experiencia de cada persona es diferente, y lo que pudo haberle salido mal a él no tiene por qué acabar mal para otros. El catatecto sigue de cerca las acciones de los otros y, si algo sale mal, no dudará en decir públicamente "yo te lo había dicho".

Es inocultable que el catatecto tiene un gran resentimiento por sus propios fracasos, y no puede soportar el éxito ajeno.
Se puede ser catatecto de manera inconsciente, e incluso sin mala voluntad. Aunque la línea que separa al catatecto malintencionado del inconsciente no queda del todo clara.

domingo, 22 de junio de 2008

Espamentario

(Palabra y definición enviadas por Pablo Conte)

Dícese de un tipo de comentarios que aparece en diversos blogs, muchas veces antes que el resto, y cuyo sólo texto suele ser "Please See here" ó bien "See here or here" entre otras variantes, con links a sitios que no ameritan el vínculo, desde la azul palabra "here". El más común método espamentaricida es que el propietario del blog lo elimine, tildando el casillero de "para siempre".

viernes, 20 de junio de 2008

Trefoscopía


(Sust. Del griego tróphos = alimento y scópos = observación, mirada)

Arte de elegir, vigilar y acechar una porción de comida en la mesa.

La trefoscopía tiene una enorme utilidad en reuniones en las que se come algo que viene en fuentes o bandejas, y los comensales deben escoger su porción. La reunión perfecta para poner en práctica la trefoscopía es aquella en la que hay asado. El trefóscopo rebusca con la mirada cuál es el mejor trozo de carne y, en cuanto encuentra la oportunidad, dirige hacia allí su tenedor. Debido a que todos los presentes suelen tener ciertos intereses comunes (por ejemplo: la carne crujiente y bien cocida, o los chorizos calientes) la trefoscopía tendrá dos objetivos:
a) adelantarse a un posible competidor.
b) escoger, de entre las porciones preferidas, cuál es la mejor que se presenta en la bandeja.
La trefoscopía sirve para que cada comensal se posicione frente a los demás. Suele ser una práctica masculina, pues está muy relacionada con la cacería.
Quienes no realizan una correcta trefoscopía pueden comer muy poco o muy mal.
La trefoscopía debe aplicarse en contextos en los que las porciones de comida pueden variar de calidad en una misma bandeja (no es lo mismo un trozo de carne magra y bien cocida que un pedazo de hueso con grasa casi cruda) y cuando la comida escasea. En esta clase de reuniones, nadie se alimenta con altruismo: cada uno acecha su propia presa de manera egoísta.

jueves, 19 de junio de 2008

Chucango, a

(Adj. Idiotismo.)

Persona de piernas desproporcionadas con respecto al resto del cuerpo.

El chucango puede tener las piernas muy flacas -y ser obeso-, muy gordas -y ser muy flaco-, muy cortas -y tener el torso muy largo, muy peludas -y el resto del cuerpo casi sin pelo-, o muy blancas -y el resto negro o mate-, o todas estas cosas juntas.

miércoles, 18 de junio de 2008

Frasocléptico, a

(Adj. Del griego frásis = expresión y klopé = robo)

Persona que, en una reunión, repite en voz alta y para todos los presentes, lo que otro ha dicho en voz baja y para pocos.

El frasocléptico se aprovecha de su vozarrón o de su capacidad por mantener cautivo a un público, para decir textualmente lo que otro dijo cinco minutos antes sin ser escuchado. Entrenado para oír lo que se dice por lo bajo, el frasocléptico jamás reconoce que sólo tomó prestada una expresión ajena; se anota los puntos de su intervención y -si está rodeado de lingüiflexos y ridiflexos- recibe elogios y carcajadas.

La víctima de la frasoclepsia puede decir un enérgico: "¡Pero eso lo dije yo hace cinco minutos!", lo cual puede resultar contraproducente: los presentes pueden pensar que es una manifestación de envidia o de incordio. Si la lingüiflexia de los asistentes es muy grande, pueden tomarlo a mal y echar al gestor de la expresión robada en lugar de castigar al ladrón. La frasoclepsia es una de las más comunes y menos difundidas formas de censura y discriminación: ante la frasoclepsia, el que inventó la expresión pierde todo derecho a ser reconocido por ella. Pero como los diálogos en reuniones tienen una gran dinámica, pocas veces se da la circunstancia en la que ese malentendido es aclarado.

martes, 17 de junio de 2008

Ridiflexo, a

(Adj. Del latín ridere = reír y flexus = flexión)

Emparentado con el lingüiflexo, el ridiflexo es el que se ríe por cualquier acción o palabra de una persona a quien todos consideran graciosa.

Al ridiflexo le parecen gracioso no sólo los chistes y las acotaciones socarronas: los silencios y las intervenciones serias también son motivos de risa. Incluso, encuentra humor donde nadie lo podía haber encontrado -ni siquiera la misma persona que profirió la frase. "El gracioso" acepta al ridiflexo porque ensancha su fama de gracioso, aun cuando en ciertos casos no quiso dar motivo de risa.

Una intervención poco feliz o un chascarrillo malo, si es emitido por cualquiera, no provocan la más mínima sonrisa (a lo sumo, una pauquirisa tibia). Basta con que "el chistoso" repita esa broma poco graciosa para que las carcajadas estallen. A veces es bueno hacer la prueba: diga usted un chiste y tal vez ni siquiera lo escuchen. Luego espere a que "el gracioso del grupo" lo repita y verá cuánto éxito tiene.

Todo gracioso, para ser considerado gracioso, sólo necesita de un grupo estable de ridiflexos.

lunes, 16 de junio de 2008

Lingüiflexo, a

(Adj. Del latín lingua = lengua y flexus = flexión)

Si el genuflexo es quien se arrodilla (metafórica o literalmente) ante una persona en señal de respeto o sumisión, el lingüiflexo será aquel que profiere alabanzas y adulaciones innecesarias a una persona.

El lingüiflexo no siempre es un zalamero barato; a veces hay una auténtica admiración detrás de esas alabanzas. Pero incluso el más noble lingüiflexo se vuelve sospechoso e insoportable cuando las manifestaciones son desmedidas e incongruentes. Una persona puede ser admirable por sus opiniones certeras o por sus grandes actos, y hasta este punto es aceptable demostrar el respeto. Pero cuando se profieren alabanzas por actos mínimos -como comprar una botella de gaseosa o cambiar de canal- estamos ante una lingüiflexión innecesaria.
Hay personas que que son capaces de ejercitar la lingüiflexión con poco mérito. Si escuchamos la siguiente frase: "Yo te admiro por cómo dormís... ¡Tenés un estilo para dormir!", estamos ante un lingüiflexo despreciable que puede arrodillarse -lenguaje de por medio- ante cualquier mínimo movimiento de su admirado.

sábado, 14 de junio de 2008

Hipnaritmolalia

(Palabra y definición enviadas por Julio David Auster)

(del gr. hipnós, sueño; gr. aritmós, número; gr. lalía, balbuceo):

Tendencia patológica que tienen algunas personas de expresarse por medio de los números asociados a determinadas imágenes oníricas, que sirven ordinariamente para jugar a la quiniela.

El hipnoartimolálico puede resultar simpático al principio, pero luego se vuelve insoportable, por la necesidad de estar decodificando permanentemente todo lo que dice.

Ej.: "¡No sabés! Acaba de pasar una 15 (niña bonita) con un 77 (par de piernas) que de solo verla casi se me caen los 95 (anteojos). Estoy 47 (muerto) por ella. ¡Qué 17 (desgracia) no tener 32 (dinero) para invitarla a salir. Con ella podría llegar al 63 (casamiento)."

viernes, 13 de junio de 2008

Codículo

(Sust. Del latín codex = código y -ulus = terminación de diminutivo)

[Nota previa: No puedo creer que esta palabra no exista, de modo que pido a los lectores: si conocen que esto ya tiene nombre, por favor me lo comuniquen]

Parte inferior de una llave, que posee dientes y surcos y que, mediante un giro, provoca que la cerradura cierre o abra.

El codículo es el alma de la llave; sin el codículo las llaves son objetos inútiles. Los cerrajeros honestos tienen llaves sin codículo, y sólo se lo hacen cuando un cliente necesita duplicados. Los cerrajeros deshonestos hacen codículos por su cuenta y por las noches salen a robar casas.

jueves, 12 de junio de 2008

Clavaborio

(Sust. Del latín clavis = clave y aborior = dejar morir)

Llave para la cual no hay cerradura correspondiente.

Cada vez que cambiamos la cerradura, nuestras viejas llaves se convierten en clavaborios. Huérfanas de picaporte, los clavaborios esconden una cifra con la que nunca más podrán abrir una puerta.

Por extensión, se llama también clavaborio a todo aquel objeto que, en ausencia de un complemento esencial para su funcionalidad, se ha vuelto inútil y sólo mantiene una penosa existencia residual: los vagones sin locomotora que se oxidan al sol, a un costado de las vías; la tapa de un frasco que se rompió; la habilidad inútil de ser el taquígrafo más rápido en un mundo en el que los taquígrafos ya no tienen trabajo.

Esta palabra a veces designa a una única llave, y a veces se utiliza como un sustantivo colectivo, para designar a un conjunto de llaves. "Más difícil que encontrar la llave correcta en un clavaborio" es el correspondiente a "más difícil que encontrar una aguja en un pajar"

Los clavaborios causan nostalgia y desazón, y por eso se convierten, muchas veces, en nedrictos.

miércoles, 11 de junio de 2008

Adescir

(Verbo, 3ª conjugación irregular. Presente indicativo: adisco; adices pretérito perfecto: adice, adices. Del latín a = prefijo privativo y dedisco = olvidar. Sustantivo: adiscio)

Recordar con insistencia e involuntariamente un suceso mínimo, trivial e irrelevante.

A veces, un recuerdo arbitrario e inútil nos asalta varias veces en el día: dos acordes de la música pegajosa de una propaganda de jabón en polvo que daban en televisión dos años atrás; el precio de una palangana en el año 1989, el rostro sonriente y cansado de la almacenera a la que le comprábamos comida en la playa durante las vacaciones, o un enunciado sin sentido que le escuchamos decir a un anciano en un sueño que tuvimos hace décadas. Si estos recuerdos aparecen de manera repentina e involuntaria varias veces en nuestras vidas, dejan de ser simples recuerdos para convertirse en adiscios.

Algunas personas creen que los adiscios tienen significados ocultos. Después de todo, ¿por qué, en un día cualquiera y por ninguna razón, uno recuerda -por ejemplo- que treinta años atrás dejó un juguete en el patio de la casa ya demolida de un amigo de la infancia? No es imposible sospechar que debe haber una razón para que ese recuerdo se dé en tal o cual circunstancia, y no en otra. Hay quien se aboca a encontrar la razón oculta de los adiscios, como si el universo fuese una fascinante aventura de misterio.

A veces el adiscio se convierte en una patología: un mismo recuerdo inoperante se repite casi a cada segundo, sin que su aparición pueda controlarse voluntariamente.

martes, 10 de junio de 2008

Aleónimo

(Sust. Del lat. alea= azar, dado y nomen = nombre)

Mote dado a una persona por una circunstancia azarosa o arbitraria.

A veces estamos haciendo algo que no es habitual: caminamos por los techos para arreglar las fisuras de las chapas, o le tiramos una piedra a un perro en la calle, o le compramos una bicicleta a nuestro sobrino. Pero si justo en esas circunstancias especiales alguien nos ve y nos pone un apodo que haga referencia a tales circunstancias, entonces hemos recibido un aleónimo: "El techista", "El tirapiedras", "El ciclista". Como se verá, el aleónimo nada tiene que ver con la ocupación o la manera de ser de quien recibe el mote, sino mas bien con la infeliz coincidencia de una acción no habitual y un indiscreto observador.

Los aleónimos nunca suelen ser tan inocentes; por lo general, uno recibe el aleónimo gracias a alguna circunstancia negativa de su vida: "El matasuegras" (a quien se le escapó un tiro y mató a su suegra); "El Bochado" (a quien, una vez, desaprobó un examen); "Tropello", (a quien, una vez, atropelló a alguien con su coche por accidente)

(En la foto, Josh Holloway, de la serie Lost, cuyo personaje se encarga de poner todo tipo de aleónimos al resto de sus compañeros)

lunes, 9 de junio de 2008

Eho,a

(Adj. De la interjección "¡eh!")

Persona que profiere amenazas o malos agüeros y los concluye con la interjección interrogativa: "¿eh?"

Ejemplos: "Mirá que si te comprás la moto te vas a pegar un palo y te matás, ¿eh?"; "Yo no voy a morirme de frío comiendo un asado en el patio, ¿eh?"

El eho, a veces, fusiona la interjección interrogativa con la última vocal de su enunciado: "Si seguís tomando helado te vas a destruir la garganta, ¿ah?", "Cuidado con ese perro que te va a sacar un ojo, ¿oh?"

domingo, 8 de junio de 2008

Brevilocucio


(Término y definición enviadas por Julio David Auster)

(sust. f., del latín brevis, breve y locutio, locución):

Dícese del idioma artificial creado por Desiderio Erasmo de Rotterdam (1466 o 1469 - 1536), con el fin declarado de expresarse del modo más breve posible.

La brevilocucio surge como una necesidad entre los humanistas, hombres de una cultura incomparable, que se engolosinaban con la posibilidad de exhibir constantemente toda su erudición, para lo cual tejían y entretejían oraciones larguísimas, ilimitadas, infinitas, donde había toda clase de subordinadas, cuantas más, mejor, porque a nadie le importaba si era fácil o no seguir el hilo del discurso, porque si les hubiera importado, cuando hablaban, donde fuera, con el objetivo que fuera, si bien no siempre es lo mismo, que se pudiera entender fácilmente, entonces, con toda seguridad, lo habrían hecho, aunque para ello tuvieran que reducir, aunque más no fuera que en parte, un discurso que, a todas luces, podría llevar horas para escuchar, además del tiempo, dilatado también él cuanto se quisiera, para interpretar lo escuchado.
Erasmo, pues, inventó la brevilocucio basándose sobre todo en el latín, sin declinaciones, y eliminando toda palabra que pudiera resultar superflua. Transcribimos aquí un ejemplo de conversación en esta interesante cuan olvidada lengua artificial. Cada interlocutor debe utilizar a lo sumo cinco o seis palabras, para evitar que nadie monopolice la conversación.
-Hola, frate (hermano, N. del T.), quómodo estás?
-Bene, gratias, hic andamus.
-Habes novitates?
-Sic, compré mihi departamentus.
-Non dicas, quómodo est?
-Est lindissimus, cum vista a strada.
-Quaero vederlo.
-Veni cum signora tua, beberemus cafecitus.
Reluce en todo su esplendor la concisión y la sencillez de la expresión de esta amable lengua que precedió en unos cuatro siglos al esperanto, pero que quedó sepultada en el olvido.

viernes, 6 de junio de 2008

Vorticipio


(Sust. Del latín vortex = vórtice y caput = cabeza)

Remolino formado por el cabello de la cabeza.

Sólo se denomina así al remolino estrictamente natural, no al producido por algún tipo particular de peinado.
Una misma persona puede tener varios vorticipios simultáneos en su cabeza. Ciertas teorías frenológicas asociaban los vorticipios con el carácter indómito y rebelde.
En la antigüedad se creía que, al igual que las trombas de los tornados, el vorticipio se movía, imperceptiblemente, de forma giratoria.

jueves, 5 de junio de 2008

Denupciar (se)

(Verbo intr. Del latín nuptia = unión)

1. Deshacer un matrimonio.

Existe una diferencia entre "divorciarse" y "denupciar". El divorciado reconoce -civilmente- haber estado casado. La denupcia deshace el contrato matrimonial: un hombre denupciado es soltero y, si la denupcia es genuina, siempre lo fue: lo que se anula no es el matrimonio, sino el hecho mismo de haber estado casado alguna vez.

2. Provocar un acontecimiento que implique la anulación del matrimonio en el mismo día de la boda.

Ocurre a veces que tanto hombres como mujeres tienen un momento de desesperación cuando están en el altar, o cuando se preparan inmediatamente para estarlo. Si en ese instante de desesperación el novio huye, o la novia se enferma, o el novio mata al suegro, o la novia mata al novio, o el novio envenena a la novia, o el cuñado embaraza a la novia, o el novio confiesa ser hijo de la novia, estamos ante un caso de denupcia.

miércoles, 4 de junio de 2008

Barganismo

(Sust. Del inglés bargain = oferta, ganga)

Tendencia a comprar productos que están en oferta.

El barganismo puede ser una tendencia compulsiva: no sólo se compra lo que está en oferta, sino porque está en oferta -o porque se anuncia como tal-, sin importar si el producto ofrece alguna utilidad o si, consecuentemente con la -supuesta- rebaja ha habido una disminución de calidad. Se sufre de barganismo compulsivo cuando, ante una mesa de saldos o de productos rebajados se experimenta una incontenible desesperación por llevarse todo y por abrirse paso entre otros barganistas.

Como tendencia no compulsiva, el barganismo es una actitud de estudiado cálculo económico: cuando alguien va al supermercado y decide su dieta de acuerdo a los productos rebajados, también cae en el barganismo. Mientras el barganista compulsivo dirige la mirada hacia cualquier objeto en oferta, el barganista concienzudo sólo elige lo que necesita y no se aparta de su riguroso método.

martes, 3 de junio de 2008

Permendacia

(Sust. Del latín per = con insistencia y mendacitas = mentira. Adjetivo: permendaz)

Mentira innecesaria.

Una mentira se profiere, habitualmente, para encubrir alguna acción reprobable (como cuando faltamos al trabajo y mentimos diciendo que teníamos fiebre). En estos casos, la mentira tiene una finalidad egoísta; pero existen otras situaciones en las cuales la mentira sirve para no dañar a otro (las llamadas "mentiras piadosas") o para protegerlo.

Sin embargo, existe una categoría de mentiras que no entran en ninguno de los rubros anteriores. Cuando una mentira es irrelevante, no contribuye a ningún bienestar -propio o ajeno- y no puede justificarse de ninguna otra manera, estamos ante una permendacia.

Los ejemplos de la permendacia requieren de un contexto con cierta complejidad. Intentemos con uno:
Supongamos que Juan le presenta su novia a Pedro. Pedro -sumamente permendaz- le dice a la novia: "Yo te conozco de antes. Vos sos amiga de una conocida mía llamada Carola, y hace un año estuvieron ambas en la fiesta de Carlitos". La novia de Juan insiste en que no tiene una amiga llamada Carola, y jura que no conoce a ningún Carlitos. Pedro, por otra parte, está inventando todo: nunca vio a esa mujer, y tampoco tiene una amiga llamada Carola ni conoce a Carlitos. Si no puede calcularse ningún beneficio por proferir esta mentira, estamos ante una permendacia.

A veces, la permendacia atenta lisa y llanamente contra quien la profiere. Cuando una persona insiste en mentir incluso en el caso en que dicha mentira lo perjudique, estamos ante un caso -quizás patológico- de permendacia. Supongamos que alguien, presentándose a un trabajo muy deseado y luego de exhibir un impresionante curriculum, mintiera ante sus futuros jefes: "mi problema es que soy alcohólico y adicto a las drogas duras". En este caso, estaríamos ante una clara permendacia.

(Este término es la excusa perfecta para autodefinirme. Aquí me explayo sobre el asunto)

lunes, 2 de junio de 2008

Entrevista


El genial y querido Esteban Podetti me hizo una entrevista "Sin Concesiones" para publicar en su famoso blog.
Aquí está.

domingo, 1 de junio de 2008

Pulcrusionar

(Palabra y definición enviadas por Rodrigo de Miguel)

De pulcro (Del lat. pulcher, chri); e ilusionar (De ilusión, del
lat. illusĭo, -ōnis).

Acto de ilusionar a los visitantes con la idea de pulcritud.

Generalmente la pulcrusión se da en casos de visitas inesperadas,
donde el amo de casa debe dar la ilusión de limpieza en una brevísima
cantidad de tiempo, utilizando el método más accesible en ese momento,
generando entonces una pulcrusión en el visitante. La pulcrusión más común consiste en ocultar precariamente lo que está sucio y barrerlo debajo de la alfombra.

Como adjetivo: pulcrusionado/a.