lunes, 28 de abril de 2008

Pigra

(Sust. Del latín pigritia: lentitud, desgana.)

1. Lentitud y torpeza para atender a los clientes en un local de ventas.

Cuando en un negocio los empleados encargados de la atención demoran demasiado no sólo mientras atienden a un único cliente, sino también cuando hacen tareas que debieran ser expeditivas -como tipiar los precios en la calculadora, o decir cuál es el valor de un producto-, estamos ante el fenómeno de la pigra. Los empleados con pigra no reparan en que el local puede estar abarrotado de gente; ellos nunca levantan la vista ni apuran su trabajo. Como fenómeno asociado, la pigra suele ir acompañada por una enojosa tendencia a no respetar el orden de llegada de los clientes y, -peor aun- tampoco llamar por número.
También hay pigra en esos megalocales de venta de electrodomésticos en los cuales el cliente se desplaza por las góndolas sin que los empleados se acerquen a atenderlo.
La pigra se asocia con la ineficiencia, pero no siempre es producto de ella: a veces, el empleado pigroso simplemente desconoce cómo debe atenderse un local.

2. Lentitud para realizar un oficio.

También asociado con los oficios, la pigra de esta segunda acepción supone la conjunción de un par de hechos: contratar a alguien para hacer un trabajo en nuestra casa (un plomero, un pintor, un gasista, un techador), y corroborar que esta persona tarda mucho en arreglar algo que tal vez sólo demandaba unos minutos. Supongamos que alguien contrata a un plomero para arreglar un caño roto. El plomero, si está afectado de pigra, llegará mucho más tarde de la hora convenida, hará una revisión superficial y luego se tomará unos cuantos días para volver y comenzar la reparación.

Resulta curioso que este término sólo se aplique a obreros y empleados de comercio, pero que no se extienda también a profesionales, docentes y empresarios: hay un sesgo clasista en la noción de "pigra".

Las personas afectadas de pigra (tanto en su primera como su segunda acepción), suelen ser calladas, de movimientos suaves y nunca o casi nunca explican a qué se debe la incomprensible demora para completar la actividad.

2 comentarios:

Elizabeth Auster dijo...

La pigra docente puede consistir en no corregir a tiempo (o no corregir, directamente) las tareas que mandan a sus alumnos?

Jorge Mux dijo...

No, de ningún modo. Los docentes, los abogados, los jueces y los médicos no tienen pigra; sus demoras son un necesario proceso intelectual para elaborar la respuesta adecuada. Si tardan más de lo que estamos dispuestos a soportar, es problema nuestro, no de ellos. Los que tienen pigra (es decir, pereza, desgano, lentitud) son los obreros.