(Adj. Del latín ab = separación; minus = pequeño y nomen = nombre)
Nombre cuyo diminutivo es forzado y suena mal.
Existen nombres propios de personas, ciudades y países que se prestan para los diminutivos cariñosos: Fernandito, Carolinita, Jorgito, Argentinita, Chilecito o Riojita. Pero otros nombres -como Soledad, Hipólito, Lía- no tienen convencionalmente un diminutivo y, si se les trata de colocar uno, es necesario forzar a la palabra: Soledadcita, Hipolitito, Liíta.
Los nombres aminónimos por excelencia son los extranjeros: Sharon, Ingrid, Rawson, Chubut, Ushuaia.
Como se verá, el aminónimo no carece de diminutivo; llegado el caso siempre puede encontrarse la forma de armarlo; la diferencia es que dicho diminutivo queda tan artificial que su aplicación no suena como una muestra de cariño hacia la persona o lugar que se diminutiviza, sino como una ironía. Además, muchas palabras aminónimas sólo pueden convertirse en diminutivas si se les agrega alguna letra suplementaria o si se fuerza la forma de la palabra. "Carlos", por ejemplo, se suele diminutivizar como "Carlitos", pero lo correcto -si es que es posible- debiera ser "Carlosito", pues el sufijo que indica diminutivo debe ir al final de la palabra, y no en el medio. "Carmen" tiene como diminutivo "Carmencita", pero esa "c" en el medio está de más: debiera ser "Carmenita". Todos estos casos, para los cuales se hace necesario agregar alguna letra o forzar a la palabra para lograr el diminutivo, son aminónimos.
4 comentarios:
Claro, nunca lo pensé. Ahora Carlosito Balá no me suena,xD
Saludos,
¿Carlosín Balín?
Carlosín Balín menos, juaaaaaas
Saludos,
equisito, lo suyo
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