(Verbo. Del latín cis = de este lado y secerno = separar. Adjetivo: cicernador)
Apartar las cosas que uno pidió en un pedido grupal.
Cuando en una celebración se decide pedir sandwiches y empanadas por teléfono, cada uno de los comensales suele elegir las combinaciones que le gustan. A algunos les gustan las empanadas de atún y los sandwiches de jamón crudo, pero a otros todo eso les parece horrendo. Es muy común que, cuando llega la comida, ciertos comensales deseen pipear y comer sin fijarse si le corresponde ese sabor o no. Sin embargo, existen personas que tienen muy bien delimitado el ámbito de lo que les gusta y de lo que no. Esas personas suelen tener conflictos cuando se los fuerza a comer sin respetar la elección que habían hecho. Si han pedido sandwiches de huevo duro y tomate, no consentirán que les sirvan sandwiches de humita con pan negro: ellos pidieron lo que pidieron porque deseaban exactamente eso y no otra cosa. Para evitar las maniobras de los pipeadores (los que comen sabores ajenos a conciencia) y de los indiferentes (aquellos que comen sin mirar si han elegido un sabor propio o ajeno), la mejor estrategia siempre es la de cicernar. De ese modo, cuando llega el pedido cada cual separa cada una de las empanadas y sandwiches que corresponden a los sabores que se han pedido. Si todos están de acuerdo en cicernar, entonces no habrá conflicto. Por lo general, los problemas surgen cuando uno o unos pocos desean cicernar, pero otros consideran que da lo mismo. En este último caso, quienes desean cicernar serán tratados de egoístas y es probable que se los acuse de angurrientos e incluso tacaños. En cierto modo, estas acusaciones no están tan injustificadas: el que cicerna siente que le invaden su propiedad privada si le comen una empanada que él pidió. "Yo pedí una de roquefort, y resulta que se la terminó comiendo Carlitos, quien dijo que no le gustaba el roquefort", se queja el cicernador con amargura.
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