(Del griego malá = mucho y delóo = mostrar, enseñar)
Quien da indicaciones exhaustivas cuando sólo se le pide una.
Si al maladelio se le pregunta dónde hay que guardar la tijera, nos responderá: "La tijera va en el segundo cajón. Los destornilladores, en la caja de herramientas. Las tenazas, en el primer cajón. En el cuarto cajón hay frasquitos para guardar tornillos. El frasquito grande es para guardar clavos de pared; el frasco negro tiene aceite para bicicletas. Dentro del frasco grande hay cuatro cajitas, cada una de ellas con distintos tamaños de clavos...". A veces se queda un rato dudando: "Las mechas de la agujereadora van en el cuarto... No, en el quinto... Sí, sí en el quinto... No, en el sexto cajón". Sólo se le pedía una indicación, pero él considera que es pertinente informar al detalle qué se guarda en cada compartimento de la alacena, y espera que lo escuchemos con atención y llevando el registro de dónde va cada cosa. No tiene en cuenta que, probablemente, olvidemos sus palabras o que, peor aun, ya sabíamos de antemano dónde se guardaban las herramientas.
Es frecuente que el maladelio, luego de hacer su prolongada enumeración, quede exhausto y malhumorado; por ello, después de tomar mucho aire, suele decir una frase como la siguiente: "Al final, a vos hay que indicarte todo"
El maladelio tiene un comportamiento ligeramente antónimo al del indisoño.
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