lunes, 21 de septiembre de 2009

Psicrótico,a

(Adjetivo. Del griego psiché = alma y chréma = cosa)

Persona poseída por un objeto inanimado.

Si bien sólo pueden tener alma los seres vivos, podría pensarse que de algún modo misterioso cada objeto inanimado tiene cierto tipo de esencia que podría invadir y enquistarse en un cuerpo humano. Si el alma humana puede animar un muñeco de plástico (como en la película Chucky), o una casa (como en Monster House), ¿por qué no creer que el alma o la esencia de un muñeco, o de una casa, podrían poseer el cuerpo de una persona?
El psicrótico podría estar poseído por un vaso, una mesa, el mar Caspio, una galaxia, una colección de latas de cerveza o alguna parte de su propio cuerpo.

¿Es paradojal que alguien esté poseído por su propio cerebro?

7 comentarios:

Nati Alabel dijo...

Si consideramos el cerebro como una cosa, no es paradojal.

Abrujandra dijo...

Juro que leí "psicotrópico" ¿qué pasó? pensé. Paré a meditar porque no es la primera vez que me pasa, durante mucho tiempo pensé que hacían demasiada bataola por ioi dálmatas, hasta que caí que eran 101 dálmatas.
Respecto a la entrada, conozco a muchos hombres que están poseídos por su pitulín y mujeres por sus tetas, culos o pachulas.
Hasta más ver.

«—x—« dijo...

ni que hablar de los hombres poseídos por las tetas, culos o pachulas ajenas.

¡pero qué boquita, abrujandra! mire lo que me hace decir. yo, que supe ser un alterego serio.

el aerolardo dijo...

¿Y si el dinero es el que posee a la persona?
He visto gente entrar en trance cuando hablan de negocios, sólo les falta babearse...

Abrujandra dijo...

X : Las cosas por su nombre me parece que queda mejor.
Insulso suena: busto, órgano reproductor femenino o ¿cola? (cola tiene el perro).
Déjese de zonceras hombre y viva el momento. No se va a indignar por eso, cosas piores hay.
Ah y eso no quita la seriedá.

el aerolardo dijo...

J-J-J-J-J-J-Jjjj!
Pachula! Ja-ja-ja----

«—x—« dijo...

Antes de Abrujandra, yo tampoco había oído jamás ese término. Está para sumarlo a esas listas que andan por ahí, de las formas más diversas de referirse a las partes pudendas. (¡Uy, dije «pudendas» y me puse colorado.)

Esto resignifica completamente la expresión «perfumada a pachulí».