(Adjetivo. Del latín vanitas = vanidad y alius = otro)
Persona que se vanagloria de hazañas ajenas.
El vanialista supone que, si algún integrante de su familia (o de sus ascendientes lejanos) posee una cualidad especial o se destacó en algún logro, él de algún modo es partícipe de esa cualidad o de ese logro. Puede decir:"Mi primo ganó un premio internacional por un trabajo en física nuclear" y quedarse esperando felicitaciones y muestras de admiración como si él se hubiese hecho acreedor del premio de su primo. Tampoco tiene empacho en afirmar: "Soy descendiente de Napoleón Bonaparte; llevo a un emperador en mi sangre".
En cierto modo, las sociedades en las que la propiedad privada se hereda estimulan el vanialismo. El vanialista puede decir "me compré una casa" cuando en realidad fue su padre quien la compró. El vanialista se adjudica la casa que heredará tarde o temprano.
Los hinchas de un club de fútbol son vanialistas cuando dicen "les ganamos". El vanialismo se aplica a cualquier ámbito de pertenencia: puede extenderse a una nación ("nosotros, los argentinos, somos bicampeones del mundo") o incluso a toda la especie ("nosotros inventamos la rueda, ¿qué inventaron los perros?")
Una persona onfalóptera es sin duda vanialista.
6 comentarios:
¡Qué buena la palabra que publicaste hoy Mux! Se nota que tener lectores como yo estimula a dar lo mejor de uno, ¿no?
Ja, este tipo de palabras son buenas para criticarse a uno mismo cuando se agranda.
Mi bisabuelo fue el vanialista más grande de la zona sur de Buenos Aires en la década del '50.
Estoy muy orgulloso.
interesante "actitud moral"... sería la contrapartida de tener o sentir vergüenza ajena???
Me gustó mucho la definición del término, y muy apropiada la intervención de Acroathenos: comparto sus suposiciones
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