(Adjetivo. Del latín viliter, "a bajo precio")
Persona que se sorprende porque los precios que encuentra son más baratos de lo que imaginaba.
El viliterista no sale a comparar precios entre distintos comercios. Simplemente imagina un precio y el contraste entre su imaginación y la realidad le hace pensar que, en el fondo, las cosas no son tan caras. "Yo pensé que esto costaba cien pesos, y me terminó saliendo treinta y ocho". Lo que el viliterista no sabe es que en otro comercio seguramente estaba treinta y cinco o incluso menos. Al viliterista no le interesa encontrar el precio más bajo, pues cualquier precio ya es sustancialmente menor al que había imaginado.
A veces la publicidad de los comercios generan esta actitud viliterista. En este caso, el viliterista contrapone su imaginación con la realidad, sino un precio supuestamente anterior con uno actual. Es común que las ofertas expongan el (supuesto) precio original (tachado) y, a un costado de ese precio original, exhiban en grande el precio actual sustancialmente rebajado.
No debe confundirse el viliterista con el eftenótico.
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