martes, 16 de octubre de 2007

Sadomercadismo

(De Marqués de Sade, de cuyo apellido se deriva "sadismo", y mercado)

Salir de visita a mercados de pulgas y ferias informales en las cuales sólo se venden bagatelas que jamás nos interesaría comprar.

El sadomercadismo es una actividad que consiste en visitar los lugares donde los que son más pobres que uno adquieren sus productos de primera necesidad. Una actitud relacionada con el sadomercadismo es el sadoturismo: ir de visita a las villas y barrios pobres. El sadoturismo y el sadomercadismo son actitudes snob de personas de clase media o media-alta quienes, por el solo hecho de visitar lugares que frecuentan los pobres, siente que ya está haciendo algo por ellos. Es frecuente que, a bordo de su automóvil con chofer, el sadoturista diga, al pasar por una villa: "Ay, cómo vive esta gente", mientras baja el vidrio de la ventanilla para no atosigarse con el polvo o el olor a cloaca a cielo abierto.

Un acto de sadomercadismo consiste en preguntar el precio de algo sumamente berreta y mal hecho (una artesanía, una pastafrola), sólo para sentir un piadoso dolor al escuchar el baratísimo precio y tratar de calcular cuál es el bajísimo margen de ganancia del producto. La misma actitud sadomercadista la tiene un comprador que, ante muchas opciones, pregunta cuál es la más barata (aunque por supuesto él va a terminar comprando la más cara).

La contrapartida del sadomercadista es el masomercadista.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy sadomercadista, encuentro maravillosos a esos paseos donde las cosas en desuso tienen su 2da oportunidad.

Ahí viven el pasado, las telarañas y los arañazos, el óxido y la mugre adherida ya definitivamente, las huellas del uso anterior, el miedo de las cosas a su propia inutilidad, el deseo de ser re-elegido.

Es indecible lo que se siente ante artículos que nos resultan familiares, y también, notar que hasta el objeto más insípido puede convertirse en mercancía.

Me gusta la exhibición impúdica de objetos que son para la trastienda, obscena en cuanto a que ya vieron hace tiempo la caída del telón. Son como actores jubilados que se empecinan en seguir actuando a cambio de oír una vez más el aplauso que hacen las monedas.


Una vez me enamoré de un caballo de calesita, tanto que no me indigné a comprarlo.

Si fuera un objeto de remate me gustaría ser un salvavidas naranja.

Anónimo dijo...

En la tv suelen hacer informes periodisticos que en el fondo padecen este tipo de perversión socioconsumista: muestran villas, conviven con los pobres un par de horas (sado-turismo-mercadismo) mientras en la "tanda" te venden viajes imposibles a Cancun o el caribe (maso-turismo-meradismo).
se me hace que el sado y el maso mercadismo son padecimientos de la clase media...ah! esto ya lo dice la definición del señor mux..

Anónimo dijo...

Coincido con acroathenos.
Juan Castro y Gastón Pauls eran/son...
sado/algo!

Mantis dijo...

Tiene un sonido impresionante, esta palabra.

made atom dijo...

Qué pasa cuando el sadomercadista compra? es decir, cuando el gerente de una multinacional siente el deseo de comprar pantalones Adidas truchos, y va y lo compra? sigue siendo sadomercadismo, pero en una etapa de desarrolllo superior?