(Sustantivo. Del latín eroticus = relacionado con el sexo y tromocratia = terrorismo. Adjetivo: erotromócrata)
Acción de intercalar sistemáticamente imágenes, sonidos o textos pornográficos entre otros objetos, con la intención de incomodar.
El erotromócrata esconde la foto de una mujer desnuda entre los libros del profesor de matemáticas, para que, cuando el docente los abra en su clase, sufra un pequeño episodio de bochorno. A veces graba fragmentos de una película pornográfica en mitad de un video para niños, o imprime una leyenda lúbrica y picaresca en el pie de un acta matrimonial.
Sus acciones son de un terrorismo microdélico y sólo buscan un fugaz regocijo perverso. Sin embargo, en circunstancias muy formales, las consecuencias de su accionar pueden ser devastadoras. El sabotaje de un erotromócrata en un acto patriótico, en un desfile militar o en la asunción de un nuevo gobernante es capaz de provocar tanta vergüenza que podría hacer que el evento se cancele. Si el director de un hospital, al momento de asumir, lee un discurso en el que -con detalles escabrosos- se resaltan las virtudes eróticas de las enfermeras (en lugar de las clásicas palabrs de agradecimiento y compromiso), es probable que después de tal circunstancia prefiera no asumir.
El erotromócrata, a veces (cuando su acción va más allá de la mera broma) pretende que las reacciones provocadas de estupor, sorpresa y bochorno desestabilicen, provoquen un despertar de conciencia y lleven al cuestionamiento de ciertos tabúes sociales relacionados con el deseo.
3 comentarios:
Leer su blog es un orgasmo de placer, Sr. Mux.
http://saludalimentac.files.wordpress.com/2008/09/teta.jpg
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