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Pero, ¿qué pasa con quien ostenta una gran autoridad, pero sin embargo su autoridad es mínima? Eso es lo que mienta este término: el mandamínimo (en su primera acepción) es una persona cuyo poder es minúsculo; pero que se aprovecha de dicho poder para poner todos los obstáculos imaginables.
Un mandamínimo es aquel supervisor raso, o aquel cabo del ejército, o aquel empleado de la telefónica que hoy, ahora, en este preciso momento, tiene un gran poder de decisión sobre alguna cuestión que a nosotros nos interesa, y se regodea en ello. Nos hace esperar, nos maltrata y nos muestra el infranqueable muro de su modestísima autoridad. Sabe que, en cuanto pongamos un pie en la calle o cuando hablemos con alguien que tiene más poder que él, el mandamínimo deberá retractarse por habernos maltratado; pero en esos pocos segundos de intransigente soberbia se siente un dios.
El mandamínimo gorrea y es sumamente soconto.
Existe el término "mandamenos" para referirse a un mandamás que intenta imponer su voluntad a toda costa y al cual la mayoría obedece. Un mandamás ilegítimo es, en el fondo, un mandamenos. Los que lo siguen y adoptan su carácter autoritario, son unos mandamínimos.
2 comentarios:
busque esta palabra en el buscador y no aparece... a mi me suena inventada, señor exonario...
todavía no entendiste, no?
fijate donde dice ¿Qué es el Exonario?, esas letritas blancas sobre fondo verde claro, acá a la derecha de la pantalla
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