martes, 20 de enero de 2009

Perfactismo

(Sust. De per = prefijo que indica insistencia y factum = hecho, acción)

Obsesiva tendencia por mostrarse activo y productivo.

Alguien puede preguntarnos: "¿Qué hiciste durante las vacaciones?" y nos pueden ocurrir dos cosas: que seamos sinceros, o que nos sintamos en la trabajosa obligación de enumerar la multitud de objetivos que logramos. Recordamos vagamente que un día hemos pintado el techo de la cocina, y responderemos: "Estuve arreglando la casa", aun cuando la mano de pintura sólo ocupó media hora de trabajo de una tarde calurosa. Por supuesto, el perfactista necesita enumerar varias acciones: además del arreglo de la casa, debe incluir otras actividades para que no parezca que estuvo holgazaneando -lo que le resulta horroroso, aun cuando eso es lo que efectivamente hizo. "Estuve estudiando", agregará, mientras recuerda que sólo leyó dos carillas de un libro de texto. "Ayudé a mi vieja a limpiar el patio", cuando en realidad sólo le cebó mate durante quince minutos. "Hice trámites", cuando sólo fue a buscar a su esposa con el auto a la salida de Rentas. El autoengaño puede incluso ser más profundo: el perfactista pudo haber pasado todo el verano tirado en la cama mirando el cielo raso, y contará esa experiencia como "un intento tortuoso por descubrir una fórmula universal en las imperfecciones de la pintura del techo".

En las empresas y comercios, los patrones obligan a sus empleados a fingir perfactismo. Un jefe no puede ver que su empleado esté sentado tomando un té: necesita verlo en actividad continuamente. Por eso, el empleado no sólo finge que trabaja sino, además, tiene siempre preparado un discurso profuso en enumeraciones de las cosas que se hicieron durante esa mañana. En este caso, no hay una tendencia obsesiva sino una estrategia de supervivencia: al patrón le gusta creer que sus empleados son eficientes y eficaces, y al empleado le conviene no defraudar esa creencia.

Fuera de los ámbitos laborales y académicos, el perfactismo es peligroso cuando somos incapaces de reconocer frente a otros que simplemente no hemos hecho nada. Cuando tememos el juicio y creemos que siempre se debe justificar nuestra existencia mediante acciones sin descanso, nos hemos dejado llevar por un perfactismo nocivo.

El perfactista cree que cada instante de la vida humana debe generar un producto, y siente horror a la pérdida de tiempo.

(Esta palabra hoy se publicó más tarde de lo habitual porque estuve muy ocupado tratando de desentrañar los secretos más profundos y controvertidos de un videojuego)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy extremadamente perfactista. Le diste un sentido nuevo a mi vida.
Gracias