martes, 2 de diciembre de 2008

Promarginia

(Sust. Del latín pro= partícula que indica impulso o movimiento hacia adelante y margen = margen, límite. Adjetivo: promargínico)

Tendencia a dejar objetos en los bordes de algo.

Los afectados de promarginia pueden tener una gran superficie donde apoyar objetos, pero -quizás por descuido- los dejan mas bien en los bordes y extremos, poniendo siempre en peligro la integridad de las cosas.
A veces, la promarginia se realiza intencionadamente, solo para molestar a otras personas, o para hacer pruebas de equilibrio. ¿Qué tan al borde puede quedar un vaso o un jarrón de cristal? ¿Cuál es el límite físico después del cual una cosa, inevitablemente, se cae?

Un objeto muy al borde es visualmente molesto, pues sentimos y presentimos la inminencia de su caída. ¿Cuánto podemos aguantar -psicológicamente- viendo a los anteojos en el filo de la mesada? ¿Qué tan preparados estamos para soportar ver a nuestro hijo recién nacido con medio cuerpo afuera de la cama?

Al igual que la morifendia y la moricasia , la promarginia es una mala costumbre que puede atentar contra la paciencia de quienes nos rodean.

Una variante de la promarginia es la tendencia a dejar cosas en un cierto equilibrio inestable, independientemente de si están o no al borde de algo. Los objetos en equilibrio inestable sufren de una promarginia intrínseca, pues continuamente están a punto de romper ese equilibrio, y esa es una manera de estar al borde.

3 comentarios:

«—x—« dijo...

¿Existe una autopromarginia? Sí, existe.

Respecto de lo del equilibrio inestable, hay una cofradía secreta de personas que van por el mundo dejando cosas en equilibrio como señal de su paso: cucharitas en el borde de la taza, lápices erguidos, castillos de naipes, monedas de canto, guitarras costosas oscilando sobre el extremo de la caja de resonancia opuesto al mástil, ladrillos de Tetris y otras construcciones inverosímiles con objetos cotidianos. Lo sé porque soy uno de ellos; cuando era chico pensaba que era una originalidad mía, pero como en casi todo, la originalidad ya no existe. Sospecho que es una forma amable de trastorno obsesivo que todavía no está catalogada en el DSM.

Jorge Mux dijo...

Usted es un autopromarginal, señor X

«—x—« dijo...

Sí, en cualquier momento me caigo del borde de mí mismo.